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Angeles Maestro :: 04/11/2005

Zapatero, el talante del trilero

Ángeles Maestro
La inesperada victoria electoral del PSOE en marzo de 2004 responde a un crecimiento sostenido del movimiento de masas, desarrollado al margen de las burocracias sindicales y de la izquierda institucional

El incremento de la agitación social se inicia en 2001 con dos importantes movilizaciones que se retroalimentaron mutuamente: el Campamento de la Esperanza de SINTEL y la campaña contra el Banco Mundial que pretendía reunirse en Barcelona. Las gigantescas manifestaciones contra la invasión de Iraq, entre las mayores del mundo, dejaron en evidencia el vergonzante papel de apuntaladores del sistema de CC.OO. y UGT1 - gobierne quien gobierne. Su negativa a utilizar la huelga general en momentos de gran tensión social, y por lo tanto a introducir la referencia de clase en la lucha contra la guerra, debe quedar en la memoria colectiva como exponente máximo de su definitiva integración en los aparatos del Estado.

La constatación del abismo existente entre la calle y las instituciones, vino de la mano de las elecciones municipales y autonómicas celebradas dos meses después. La participación electoral siguió su camino decreciente y el PP no salió malparado, ni siquiera en la Galicia del chapapote.

Tuvo que llegar la brutal conmoción de los atentados del 11 M y el bochornoso espectáculo del día 12 con las cúpulas de la burocracia sindical y de todos los partidos institucionales, junto al Gobierno Aznar, la familia real y Berlusconi, avalando la autoría de ETA, para que el día 13 la olla a presión estallara. La toma de las calles, con bloqueos y ataques ante las sedes del PP, marcaron la decisión de un pueblo que no estaba dispuesto a tolerar ni un momento más a un gobierno capaz de provocar tanto dolor en

Bagdad y en Madrid. El voto en las urnas, al día siguiente, fue el instrumento para gritarle a Aznar (como 72 años antes a Alfonso XIII): "que no te has marchao, que te hemos echao".

La sorpresiva victoria electoral de Zapatero, coincide con el hundimiento de una IU cuyos representantes se las prometían muy felices contando con rentabilizar en votos una movilización social que, obviamente, no respondía a su convocatoria. IU fue rescatada del extraparlamentarismo - donde le situaba su 4,96% de votos - por la generosidad del PSOE que selló así una alianza que, por otra parte, constituía el objetivo central y la única estrategia de los dirigentes de la coalición.

El gobierno del PSOE, empujado a la Moncloa por la movilización popular, debía marcar el inicio de su mandato con el objetivo central de la misma: la retirada de las tropas españolas de Iraq. Esta decisión estaba ampliamente respaldada por la propia cúpula militar que llevaba tiempo recibiendo informes, según los cuales, las tropas españolas apenas hacían algo más que protegerse a sí mismas de los ataques de la resistencia; objetivo cada día más difícil.

Esta medida, que respondía al clamor de la calle y era saludada por todas las fuerzas políticas, excepto por un PP que no conseguía digerir su derrota, debía cumplir la función de constituirse en espesa cortina de humo, capaz de ocultar que las alianzas militares seguían siendo las mismas, que la presencia militar española y su papel en la jerarquía militar de la OTAN se incrementaba.

Estas contrapartidas, de muchísima menor resonancia mediática, corregirían y ampliarían el compromiso militar español, tanto con el imperialismo yanki y la OTAN, como con la dimensión militar del imperialismo europeo.

La retirada de las tropas, de ninguna manera significó la deslegitimación de la invasión de Iraq. El Estado español apoyó la Resolución 1546 del Consejo de Seguridad que sancionaba el restablecimiento del consenso internacional sobre la ocupación y sobre el diseño de EE.UU. sobre la reconstrucción y el futuro político de Iraq. De acuerdo con ella, el gobierno PSOE colabora en la formación de la policía, el ejército y el aparato judicial del gobierno títere iraquí, al igual que ha apoyado fervientemente las "elecciones" y "el proceso constitucional iraquí".

Oculto bajo las alharacas de la retirada de Iraq estaba el nuevo reparto de papeles en el escenario internacional que corresponde a un Estado como el español que nunca dejó de estar intervenido. Si para evitar males mayores - es decir, que se hiciera incontrolable la indignación popular - hubo que salir de Iraq, tocaba a continuación realizar tareas subalternas allí donde EE.UU. tenía dificultades por el empantanamiento de sus tropas ante la potencia creciente de la resistencia iraquí.

En cuanto a Haití, tras un golpe de estado perpetrado por Francia y EE.UU., que incluyó el secuestro de su legítimo presidente Jean Bertrand Aristide, Zapatero decidió enviar 200 Infantes de Marina para controlar a la población del primer país latinoamericano que consiguió su independencia y abolió la esclavitud y que ahora es el más pobre del mundo. Cuba tenía antes del golpe, y mantiene, 200 médicos atendiendo a una población con un 40% de infectados de SIDA y una de las mayores tasas de mortalidad infantil del planeta.

La tarea más trascendente, a cambio de la cual EE.UU. perdonaba la retirada de Iraq, era la de colaborar decisivamente en la ocupación de Afganistán. Después de que Moratinos negara repetidas veces que se fuera a producir un redespliegue de tropas en ese país, se anunció la cooperación estrecha en la "reconstrucción", en "ayuda humanitaria" y en garantizar la "seguridad en el desarrollo de las elecciones democráticas". En agosto 17 militares españoles fallecieron, a todas luces tras un ataque de la resistencia afgana, que como es natural considera las tropas españolas como ejército de ocupación, aunque la ley del silencio - denunciada por los familiares - impusiera la teoría del accidente. La escalada de la implicación militar en Afganistán continúa: en 2006 España asumirá en nombre de la OTAN el mando de todas las tropas de ocupación, lo que con toda probabilidad implicará multiplicar los efectivos allí destacados.

¿Alguien recuerda que una de las condiciones del referéndum para el SI la entrada en la OTAN era que España no pertenecería nunca a su estructura militar? Claro que si ganaron las elecciones diciendo OTAN, de entrada No

Si se había acusado de ilegalidad manifiesta a Aznar por sus aventuras militares, la política militar del PSOE - no menos intervencionista - lo que necesitaba era precisamente cobertura legal. Vino de la mano de la Ley Orgánica de Defensa Nacional que prevé la participación en operaciones en el exterior ya sea bajo mando de la OTAN de la UEO o del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, eso si para "luchar contra el terrorismo" o "restablecer la paz", mientras reafirma el papel del Ejército como garante de la "unidad de España" o el carácter militar de la Guardia Civil. Con el voto a favor de la misma, IU - que precisamente nace al calor de la lucha por el NO a la OTAN - ha agotado cualquier resto de credibilidad que pudiera quedarle.

El círculo se cierra, por ahora, con un incremento sin precedentes del gasto militar en los Presupuesto Generales del Estado, que se sitúa en un 27% para 2006.

Es la política económica la que - más allá de la máscara de las palabras y de los talantes - muestra con nitidez la férrea defensa de los intereses de la burguesía del gobierno del PSOE y sus aliados. Tal y como ocurrió con los gobiernos PSOE entre 1982 y 1996, gobiernos con siglas de izquierda y precisamente con el cinismo de ampararse en ellas, son los que adoptan las medidas más duras contra la clase trabajadora y aquellas que transfieren más fondos públicos a manos privadas.

La lista de ejemplos es larga y el análisis de cada dato desbordaría ampliamente los objetivos de este artículo por lo que me limito a ennumerarlas:

En el marco de la UE: apoyo a la directiva Bolkestein - aún en medio de la campaña del Referéndum de la Constitución Europea en Francia -, defensa del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, alineamiento sin fisuras con la Declaración de Bolonia - tabla de la ley de la mercantilización a ultranza de la Universidad - para la reforma de la educación superior.

Pese a las sucesivas medidas anunciadas, la accesibilidad a la vivienda de los sectores populares disminuya cada día. El crecimiento del precio de la vivienda sigue imparable, habiendo subido 14 veces más que los salarios en los últimos 7 años. Su precio es inaccesible para la población joven precaria y determina que el nº de personas entre 25 y 34 años que vive con sus padres haya aumentado en un 50% desde 1991. En el Estado español el 54% de las personas de 25 años reside con los padres, frente al 7% de los países nórdicos2.

La tasa de paro, 10,5% de la población activa sigue siendo la más alta de la UE (15)3. Afecta a dos millones de personas, de los que sólo el 62,5% percibe el subsidio de paro.

El problema más grave que sufre la clase obrera, el altísimo nivel de precariedad, no sólo no se ha reducido en los 18 meses de gobierno, sino que se ha disparado. La tasa de temporalidad es la más alta de la UE, el 34, 39 %4 - habiéndose producido un rápido y espectacular incremento desde finales de 2004 (31,2%) y se intensifica mucho entre las personas menores de 25 años, alcanzando el 65%, 30 puntos por encima de la media europea. A estas cifras habría que añadir el millón de personas que se calcula trabajan en la economía sumergida, cuyos niveles de precariedad son aún mayores, obviamente. La relación directa entre temporalidad y siniestralidad, ausencia de perspectivas de futuro, pérdida de la autoestima, etc, identifican a los jóvenes precarios como el grupo de población sobre el que se están cebando de forma más brutal las políticas neoliberales.

El riesgo de sufrir todo tipo de males se acentúa en el caso de las mujeres y como el conjunto de la precariedad tiende a incrementarse. La tasa de paro es el doble, y constituimos el 65% de las personas sin empleo durante más de dos años seguidos; el 70% de los contratos a tiempo parcial se hace a mujeres y se cobra en promedio 30% menos que los hombres. Además hacemos a diario doble jornada, soportando la inmensa mayoría de las actividades que garantizan la reproducción social.

Aún hay mayores niveles de explotación, rozando la esclavitud, en el caso de los inmigrantes sin papeles. El desconocimiento de derechos y la ausencia de interés de CC.OO y UGT por la situación laboral de estxs trabajadorxs les convierte en carne de cañón para los mayores abusos, al tiempo que pueden ser percibidos como responsables de la degradación generalizada de salarios y condiciones de trabajo. O las organizaciones revolucionarias de clase enfrentamos la reconstrucción de la unidad de clase de la única forma posible: al calor de la lucha social, o el racismo y la xenofobia serán el terrible resultado del enfrentamiento entre los diferentes fragmentos de la clase obrera.

La capacidad adquisitiva de los salarios ha disminuido espectacularmente desde el establecimiento del euro. Ha habido un fortísimo crecimiento real de los precios de artículos de primera necesidad (alimentación, vestido, transportes, además de la vivienda) que no refleja el IPC. El 55% de los hogares, y el porcentaje es creciente, dice no llegar a fin de mes. Aún frente a los datos oficiales de inflación 3,2% en 2004, los salarios han continuado perdiendo capacidad adquisitiva (tuvieron un crecimiento medio del 2,9%). En el primer trimestre de 2005, el incremento de la inflación interanual fue del 3,5%, mientras el crecimiento salarial medio fue de 2,8%. Todo ello mientras los salarios de los gestores de las grandes empresas alcanzan niveles escandalosos situándose entre los 2 y 6 millones de euros al año5.

En cuanto a las pensiones la situación es la siguiente: el 75% se sitúan en importes inferiores al umbral de la pobreza y el 55% está por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. El gobierno apoya con grandes desgravaciones fiscales los planes de pensiones privados, que ya suponen más del 7% del PIB. . Por otra parte CC.OO. y UGT pactaron detraer un % del sueldo de los funcionarios (a quienes no se consultó al respecto) para formar un fondo privado gestionado por una empresa formada en un 70% por el BBVA y en un 30% por CC.OO. y UGT

Frente a esta situación, los beneficios empresariales crecen de forma insultante, según datos oficiales. En 2004 los beneficios de empresas no financieras el aumentaron el 21,7% y los de la banca lo hicieron el 23,4%6 (según datos del banco de España y de la Asociación Española de la Banca), situando al estado español a la cabeza de la UE.

Aún así el Gobierno del PSOE prepara una importante reforma fiscal que según ha anunciado, estará lista para finales de este año. Se propone modificar por enésima vez el Impuesto de Sociedades con el objetivo de "reducir el tipo máximo para facilitar la competitividad’. Todo ello mientras sigue subiendo la aportación de las rentas del trabajo en el IRPF: en 2003 fue el 79,83% y en 2004 80,57%. El 73% de las deducciones fiscales se aplicaron a contribuyentes con ingresos superiores a los 21.000 euros con aportaciones a planes de pensiones privados.

La mayor agresión se prepara en torno a la nueva Reforma Laboral cuyos contenidos anuncian graves retrocesos en derechos y garantías laborales, muy mermados ya tras anteriores reformas, y nuevas transferencias de salarios indirectos y diferidos a la patronal. Los contenidos fundamentales que han trascendido de negociaciones consideradas como secretas, son los siguientes:

- generalización del contrato indefinido con 33 días de indemnización por despido
- indemnización por despido de 20 días, para empresas subvencionadas por el Fondo de Garantía Salarial
- ampliación del periodo de cómputo para el cáculo de las pensiones, de los últimos 15 años, a toda la vida laboral
- convertir a las ETT,s en empresas privadas con competencias para todo tipo de contratos y no solo para los temporales
- rebaja de las cotizaciones empresariales al desempleo y nuevas bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social

CC.OO. y UGT ya han anunciado su aceptación de los dos últimos, argumentando que podrían servir para reducir la temporalidad y controlar el fraude empresarial generalizado en la contratación temporal. El gobierno Zapatero espera conseguir que no se le altere "el talante" ante la opinión pública, sin que dude un momento en aplicar lo que la CEOE le exige y lo que la burocracia sindical aceptara a cambio de alguna migajilla en los Presupuestos Generales del Estado. La aceptación sindical será el pretextro para que ERC e IU apoyen lo que haga falta con los ojos cerrados.

Lo que se prepara no podemos aceptarlo con los brazos cruzados, asistiendo impotentes a la enésima traición de clase por parte de las grandes burocracias sindicales. Cada reforma ha sido una nueva derrota negociada por los sindicatos, vencidos de antemano, al aceptar - desde la transición - que la mejora de la competitividad y la creación de empleo van ligados a la pérdida de derechos y garantía y a la reducción sin límites de los costes laborales. Todo ello enmarcado en el planteamiento ideológico compartido con la patronal y los gobiernos de turno de que el capitalismo neoliberal es la única política posible.

Merece la pena recordar que la Ley de Relaciones Laborales más progresista que se recuerda se aprobó en 1976, con sindicatos y partidos de izquierda en la ilegalidad, pero con un movimiento obrero fuertemente combativo y organizado. Tras los Pactos de la Moncloa, la aceptación acrítica del orden capitalista por sindicatos y partidos de izquierda y su apuesta decidida por la desmovilización, lo único que hemos conocido son retrocesos que no parecen tener límite, fragmentación de la clase obrera y división interna. La experiencia histórica nos marca el único camino posible para enfrentar la barbarie cotidiana que engulle la vida y la esperanza de millones de personas.

Sabemos lo que nos espera y no nos podemos permitir un minuto que la impotencia preventiva nos invada. Es difícil enfrentar las burocracias sindicales y será duro neutralizar el poder alienante y manipulador de los grandes medios de comunicación, pero hay que hacerlo.

Debemos empezar ya, de forma incansable, a informar al conjunto de la clase obrera de lo que se prepara. Es preciso acelerar los procesos de unidad y/o coordinación del sindicalismo de clase, combativo y asambleario. Hace falta preparar los medios para que el conjunto de trabajadoras y trabajadores precarios, encuentren nuevas formas de organización y se incorporen a la lucha. Necesitamos hacer un enorme esfuerzo que permita a lxs inmigrantes incorporarse como clase obrera a las movilizaciones que hay que preparar. Todo eso al tiempo que preparamos, porque sin ella nada será posible, la reconstrucción de la izquierda revolucionaria en el Estado español.

Es tarea, no de gigantes - diría yo - sino de cada vez más comunistas decididos a llevar a cabo la misión histórica que los tiempos y nuestra clase nos demandan.

NOTA: He analizado solamente, por razones de tiempo y en aras del mínimo rigor exigible, la política militar y la económica del gobierno PSOE, no abordando por tanto otros aspectos de mucha trascendencia como las reformas constitucionales previstas, el proceso de paz que se anuncia en Euzkadi, las políticas sociales, etc.

tubre de 2005
Corriente Roja

 

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