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Europa :: 06/11/2005

No cede la protesta en París y se extiende a otras ciudades

María Laura Avignolo
Los choques entre grupos de jóvenes y la Policía continúan. Ahora son grupos más pequeños y con tácticas de guerrilla urbana los que protestan por la muerte de dos jóvenes perseguidos por la policía

Cuando los suburbios parisinos enfrentan la novena noche de rebelión social consecutiva y los medios piden la renuncia del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, el escenario más temido se concreta. El conflicto se extiende a otras ciudades, con mucha población inmigrante, sin que el gobierno encuentre una solución a la crisis.

En Dijon, en el puerto de Marsella, en la Bouche du Rhone y en Rouen, en la región de Normandía se multiplican los incidentes. Más de 570 autos fueron quemados en toda la Ille de France, junto a 37 ómnibus en la madrugada del jueves al viernes, en una de las peores noches desde que se inició el levantamiento.

El Estado, la patronal y todas sus instalaciones son el objetivo principal de los rebeldes. Queman escuelas, comisarías, colegios maternales, dispensarios pero también fábricas, empresas, depósitos.

El RER, el metro suburbano que comunica a París con los suburbios, quedó paralizado. Los choferes se niegan a conducirlo si no los acompañan las fuerzas de seguridad, después del asalto por parte de un grupo de 40 jóvenes en Blanc Mesnil, donde también ardió un depósito.

Más de 1.300 policías antimotines se desplegaron en la madrugada pero no dan abasto, al igual que los bomberos. La Policía pidió un toque de queda nuevamente durante la noche y que las fuerzas armadas colaboren en la represión. Pero hasta ahora el Ministerio de Defensa no ha adoptado una decisión.

Mientras las autoridades tratan de argumentar que los disturbios fueron menores, los vecinos y la prensa constataron que las bandas se han dividido en grupos más pequeños, muy móviles y con precisas técnicas de guerrilla urbana. Sus miembros tienen entre 15 y 24 años. Son generalmente nacidos en Francia, pero de origen magrebí o de las ex colonias francesas de la Africa negra, unidos por su clase y una profunda bronca contra la burguesía, la autoridad y el Estado francés, que los trata "como ciudadanos de segunda clase".

(...)

Basura social

El diario Le Monde ha criticado al presidente Jacques Chirac, al primer ministro Dominique de Villepin y al ministro del Interior, Sarkozy, por la conducción de la crisis y la lentitud en encontrar una respuesta y por favorecer sus intereses de poder por sobre los comunitarios.

El ministro Sarkozy no resigna su lenguaje provocador y de seguridad. Pero se suman los pedidos de su renuncia. Sarkozy está construyendo su carrera presidencial para el 2007 en base a la seguridad y a la baja de la delincuencia en Francia. Una estrategia con la que pretende seducir a un electorado que en las últimas elecciones eligió al xenófobo Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen. Sería lo que Sarkozy denominó la "basura social" y su profundo sentimiento de fracaso la que podría conseguir lo que no lograron ni De Villepin ni el presidente Chirac, con quienes disputa el poder todos los días en el gabinete: su renuncia.

El analista de derechas Pascal Perrineau, director del Centro de Investigación Política de Ciencias Políticas, destacó que "se ha asistido a una especie de guerrilla interna dentro del gobierno". Esta situación "puede reenviar a Sarkozy a su imagen de desagradable. Pero si la violencia se prolonga será el gobierno el que será considerado responsable", aseguró. El fin de semana puede ser demoledor, y no sólo para Sarkozy, si la violencia sigue. Un solo muerto podría ser fatal en estas circunstancias.

Clarín / La Haine

 

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