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Madrid :: 20/05/2006

¿Quieren que vivamos en la puta calle? ¡Pues demostrémosles que la calle es nuestra!

Sokol
La del pasado domingo 14 de mayo fue una manifestación desconcertantemente combativa teniendo en cuenta sus orígenes. La rabia contenida por la injusticia entorno a la vivienda colapsó de manera imprevista el centro de Madrid, toreando a los guardianes del sistema y prometiendo más y mejor para próximas convocatorias. Este Domingo 21 de Mayo a las 19h en la Puerta del Sol, es la siguiente. [Minuto a minuto en La Haine]

El pasado Domingo 14 de Mayo se realizaron una serie de sentadas reivindicando el derecho de todos los ciudadanos a tener una vivienda digna. Estas sentadas fueron convocadas principalmente por cadenas de e-mails. A priori, tanto el tono de la convocatoria como la falta de reivindicaciones concretas, hacían preveer que estos actos serían poco más que una quedada light entre amiguetes. Pero, al menos en el caso de Madrid, el desarrollo de los acontecimientos superó con mucho las expectativas de los que allí acudimos recelosos.

En primer lugar, la asistencia fué bastante importante para este tipo de convocatoria: entre 3000 y 5000 personas. Pero lo más importante fué la combatividad de la gente allí reunida. Menos de una hora aguantamos sentados en la Puerta del Sol de Madrid. Desde allí, la sentada se convirtió en espontánea manifestación, en cierta manera similar a la realizada la noche del famoso 13-M.

Para sorpresa y nerviosismo policial, la manifestación (que no tenía autorización) cortó la Carrera de San Jerónimo y se instaló ante el Congreso de los Diputados. Allí acudieron pasados unos minutos varios furgones de antiditurbios, pero no los suficientes como para atacar, conformándose con crear un débil cordón ante la puerta del Congreso. A continuación dejamos allí a los antidisturbios y, nos pusimos en marcha bajando hasta Neptuno, donde una bandera republicana acabó ondeando en un mástil frente al Hotel Palace.

Mientras los municipales se apañaban con el caos circulatorio, la manifestación, encabezada por una bandera anarquista, enfiló por la calzada del Paseo del Prado hacía Cibeles, donde se cortó al mismo tiempo la calle de Alcalá y la Castellana.

Luego le llegó el turno a Gran Vía, que también quedó cortada. Allí, un manifestante se encaramó a la marquesina de un edificio oficial, arrió la bandera rojigualda e izó en su lugar la republicana. La ovación fué estruendosa. Pero desgraciadamente, este acto simbólico y oxigenador, llevó a la detención del activista Jaume d’Urgell cuando tiempo después se apartó un momento de la manifestación, acusado de injurias a la sagrada bandera monárquica y desórdenes públicos.

Durante todo el recorrido el ambiente estuvo muy animado, y a pesar de haber pasado más de tres horas desde el inicio, en un día muy caluroso, los manifestantes seguían con entusiasmo coreando consignas y proponiendo objetivos... ahora nuestro destino iba a ser la sede del Gobierno, el Palacio de la Moncloa. Pero tras pasar Callao y Plaza España, nos topamos con el cordón que la policía había conseguido montar en la calle Princesa. Estaban listos para cargar, con todo su material a punto y su chulería latente, aunque también se les notaba muy nerviosos, probablemente esperando refuerzos.

Durante varios minutos aguantamos frente a ellos, con abundantes increpaciones y consignas anti-policiales. La carga parecía inminente, pero al final, aunque existió división de opiniones en cuanto a lo que había que hacer (aguantar, avanzar o cambiar de objetivo) la mayoría respaldó la opción de movernos a otro lugar.

Y este fué el Palacio Real, donde los policías hicieron el rídiculo, pues trataron de cortarnos el paso con un nutrida barrera, pero olvidando que los jardínes de la Plaza de Oriente, a su derecha, no eran un campo minado. Por allí les flanqueamos fácilmente, y tras ridiculizarles un rato, la manifestación continuó hacia la Plaza Mayor y después a la sede del Ayuntamiento de Madrid. Los antidisturbios trataron de anticiparse en estos puntos a la manifestación, pero las callejuelas del centro de Madrid se lo impidieron, llegando siempre unos minutos después de que el grueso de la marcha hubiese abandonado el lugar.

Como destino final, los manifestantes eligieron las fiestas de las Vistillas, donde se suponía que la manifestación podría disolverse tranquilamente entre la gente allí presente, sin peligro de una carga. Pero los cansados y ridiculizados antidisturbios, que nos habían seguido
durante 5 horas, decidieron que ya era hora de cargar, aunque ya no quedase nada por defender...

No tenemos constancia de detenciones en esa carga, pero sí que hubo varias personas heridas.

En definitiva, una manifestación desconcertantemente combativa teniendo en cuenta sus orígenes. La rabia contenida por la injusticia entorno a la vivienda colapsó de manera imprevista el centro de Madrid, toreando a los guardianes del sistema y prometiendo más y mejor para próximas convocatorias.

Solo la detención de Jaume d’Urgell empañó la jornada. Su detención hubiese sido imposible en el seno de la manifestación, teniendo en cuenta los ánimos del personal. La manifestación de este Domingo será un buen lugar para expresar nuestra solidaridad con él.

Nueva convocatoria

Nueva convocatoria de manifestación por el derecho a vivienda, este Domingo 21 de Mayo a las 19h en la Puerta del Sol de Madrid (y en muchas más ciudades, ver lista de lugares aquí).

Tras el éxito de la del Domingo pasado, con la espontánea ocupación de las principales calles de Madrid, y tras ser decidido en la propia manifestación, se está convocando por e-mails de nuevo para este Domingo. "¿Quieren que vivamos en la puta calle? ¡Pues demostrémosles que la calle es nuestra!".

Es cierto que faltan reivindicaciones concretas, y que se carece de organización, pero.... si este Domingo se consigue igualar o superar la asistencia y la combatividad de la del pasado Domingo, esto podría ser el principio de una pequeña revuelta incipiente, que podría ir radicalizando sus propuestas, enlazando con las luchas que muchos llevan sosteniendo durante años, y adquiriendo organización por medio de asambleas callejeras en las propias movilizaciones.

Pero la única posibilidad de que esto vaya para adelante se basa en que la gente de la izquierda revolucionaria aporte su presencia, su combatividad y sobre todo su experiencia, para que esta incipiente revuelta no acabe desinflándose o encauzándose en las manos de los habituales apagafuegos del sistema.

Podemos conseguir que la rabia originada por una de las injusticias más sangrantes de este sistema capitalista, el negocio especulativo de la vivienda, lleve a mucha gente a plantearse soluciones y reivindicaciones globales que van mucho más allá de una simple subida o bajada de impuestos o desgravaciones.

 

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