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Pensamiento :: 11/10/2006

Fútbol e independentismo

Maite Soroa
Tienen la sensibilidad a flor de piel y, claro, con cualquier cosita se ponen histéricos. El Lunes, Pedro J. Ramírez dedicó el principal editorial de "El Mundo" al partido del domingo entre las selecciones de Euskadi y Catalunya. Le parecía una hecatombe.

Según Ramírez (o su escriba), «Ningún mitin o manifestación hubiera sido tan eficaz a la hora de escenificar los afanes independentistas de Euskadi y Cataluña como el partido de fútbol que ayer tuvo lugar en el Nou Camp. Presentado por las respectivas televisiones autonómicas como un encuentro "entre naciones", el partido sirvió para desplegar toda la simbología al uso del independentismo, desde banderas e himnos "nacionales" hasta centenares de pancartas por el acercamiento de los presos etarras». Y, ¿qué himno cree Ramírez que debía haber sonado? ¿El Porompompero?

No disimulaba el nerviosismo desatado:«Pocas veces como ayer ha podido constatarse al alimón la imaginería independentista de ambas comunidades celebrada con un total desprecio por la realidad constitucional. Más que las reivindicaciones, lo que flotaba en el ambiente eran hechos consumados. Al fin y al cabo, si quien debería velar por el espíritu y la letra de la Carta Magna ha destacado por su cesión en el terreno de los conceptos, ¿por qué no han de tomarle la palabra quienes sí creen en sus respectivas naciones?»

Aprovecha Pedro J. el fútbol para zurrarle a ZP porque «ha abordado el llamado proceso de paz en el País Vasco aceptando en lo fundamental la interpretación de los hechos de nacionalistas y abertzales. Así lo hizo cuando afirmó que él respetaría "el derecho a decidir de los vascos", como si éste derecho estuviese siendo conculcado». Pues, si no lo está, ¿a qué viene es- candalizarse porque ZP lo diga en voz alta?

Se desmelena el editorialista para satisfacer al señorito y denuncia que «ésta es la deriva emprendida por una política de cesión continua para cuyos frutos Zapatero pide "paciencia". El problema es que incluso los más optimistas y confiados constatan cada día que el trayecto no tiene marcha atrás». Pues ¡qué bien!

Gime el escribiente cuando escribe su última sentencia:«Y es que es el independentismo el que va ganando el partido, tanto en la calle como en el césped del estadio». Y cuando gane en las urnas, a Pedro J. le van a temblar de puro odio hasta las canillas. Y es que a algunos lo de las urnas les pone frenéticos.

msoroa@gara.net

 

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