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Madrid :: 17/11/2006

La Coordinadora Antifascista de Madrid y sus consignas para el 18-N

Alberto Arana - Corriente Roja
Desde hace tres décadas la izquierda abertzale nos está haciendo, a la flaca disidencia del resto del estado, el inmenso favor de estorbar el cierre de una sofisticada operación: sacar de la chistera del franquismo una democracia simulada.

Gracias al jaque perpetuo que los continuadores de Franco tienen en el norte, no hay forma de que culmine la gran jugada histórica de la Transición, lo que provoca el progresivo encabronamiento del bloque hegemónico, al no poder cerrar una ambiciosa meta estratégica, un gran negocio político.

Superando incluso al 23-F del Ejército y al GAL de González, el producto más definido de esta frustración es una persona como Aznar dirigiendo el Estado. Puesto que todo el tinglado de la Transición no estaba dando resultado frente a la izquierda abertzale y además se estaba propagando la enfermedad ("los nacionalismos") generada por este virus, había que volver cuanto antes a una batalla simple, estilo parchís (te como, me cuento veinte, etc.). En realidad Aznar era simple como el parchís y el PP todavía lo está pagando. Recordemos sus grandes hazañas estratégicas: aquella vehemente campaña para poner a Mayor Oreja de lehendakari, la criminalización de todo el arco nacionalista, la mayestática entrada en el eje Washington-Londres-Tel Aviv, el contumaz y disparatado engaño del 11-M

Tan desmañados pasos consiguen que le salga el tiro por la culata y propician la evolución de un latente rupturismo en Cataluña, con la nueva fuerza en alza, la histórica ERC de Companys. Esto significa la aparición de un segundo frente, tan esperado por los vascos, y la perspectiva de un declive de la salida democrática en falso que es la monarquía.

Más acá del Ebro, en las zonas mejor controladas por el bloque burgués español, y con el quebranto que supuso el paso del PC a las filas institucionales, la izquierda no cortesana ha ido sosteniendo la crítica a la Transición, como podía, o sea de manera testimonial. Esta débil llama dependía del resultado que se fuera dando en el pequeño vietnam español que es Euskadi. Pero ahora que se abre el segundo frente (Cataluña) y que el estado comienza a ponerse a la defensiva, la crítica a la Transición pasa a ser algo de ámbito práctico. Se abren posibilidades para la propagación de la disidencia rupturista también fuera de Euskadi y Cataluña. Con la otra cara de la moneda: lo que allí es autodeterminación aquí es República. La tarea táctica es por tanto, la consolidación de la perspectiva republicana federal como horizonte de las luchas cotidianas.

La evolución de la Coordinadora Antifascista de Madrid, pasando de una política ultraizquierdista testimonial, a remangarse y construir el proceso revolucionario real, es un dato más de que el ciclo histórico está cambiando y sectores crecientes del país sienten la necesidad de racionalizar las luchas dándoles una perspectiva táctica, en lugar de soñar en mágicos saltos a la Tierra de la Libertad. Pero la consigna de "Autodeterminación, República, Socialismo" es algo más que un acierto táctico hacia el futuro, es además, soldar nuestra lucha con la historia. ¡Y menuda historia!: la 2a. República, el Frente Popular, la Guerra antifascista y el Maquis. Prescindir de este tesoro de logros y experiencias (malas y buenas), de estas raíces, es una torpeza y el mayor regalo que se le hace a nuestros enemigos, que sí tienen muy claro que su poder se debe a haber heredado el resultado victorioso de una guerra.

La Monarquía, con su ADN fascista, comienza a mostrar las primeras grietas y cada cual debe ocupar posiciones para una futura ruptura democrática que tendrá el rostro de la 3a. República. Pero no nos engañemos, el carácter, el contenido de esta República está por determinar, no nos va a llover del cielo una que sea la que los comunistas y los revolucionarios anhelamos. La palabra República no es ningún talismán y seguro que llegaremos a ella con una fuerte competencia de fuerzas de la burguesía, que a medida que vean entrar agua en su yate irán trasladando enseres al proyecto republicano, para reeditar la consabida fórmula de que todo cambie para que todo siga siendo igual.

Conseguir la 3a. República será relativamente fácil; lo de verdad dificultoso y lo que realmente merece la pena es alcanzar esa cota con un bloque popular en condiciones de disputar la hegemonía a las fuerzas del viejo orden, pasando así el cambio de rasante que hoy por ejemplo vive Venezuela, o sea dando pasos hacia el socialismo.

Corriente Roja

 

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