lahaine.org
Estado español :: 26/11/2006

Kikos: Me cago en la cruz gloriosa

Abel Ortiz
En el barranco de Viznar, Granada, hay fosas comunes con tres mil victimas del pornoterror nacional-católico desencadenado en 1936. Es, el barranco, además, un lugar conocido en medio mundo por ser donde "dieron café, mucho café" a Federico García Lorca a pesar de la "protección" del falangista Rosales.

El poeta acompañó y fue acompañado en semejante trance por un maestro de escuela y dos banderilleros cenetistas. Entre los asesinos figuraba un reincidente conocido por los libertarios de la época tras su participación en la masacre de Casasviejas ; el capitán Rojas.

Setenta años después de excavar aquella fosa por Dios y por España, paña, paña, miembros de la asociación para la cruz gloriosa, relacionados con el movimiento neocatecumenal, los kikos, colocaron junto a las fosas una gran cruz metálica de siete metros. Añadieron a la cruz una placa con la siguiente leyenda:

"Piedad, Dios mío, por aquellos que te blasfeman. Perdónales, ellos no saben lo que hacen. Piedad, Dios mío, por el escándalo del mundo, líbrales del espíritu de Satanás. Piedad, Dios mío, por aquellos que huyen de ti, dales el gusto de la Santa Eucaristía. Piedad, Dios mío, por aquellos que vayan a arrepentirse al pie de la cruz gloriosa, que allí hallen paz y alegría en Dios nuestro Salvador".

Blasfemar es un deporte recomendable. Tras siglos de inquisiciones, quemas de herejes, persecuciones, cismas, reformas y contrarreformas, amenazas y miedos, es una sana cura de desintoxicación religiosa el perder el respeto a lo sagrado.
No cabe duda de que muchos de los enterrados en esas fosas, o por lo menos algunos, eran creyentes. También lo eran, o eso decían, sus ejecutores. Blasfemar, en según que épocas, no tan lejanas, costaba la vida. Afortunadamente muchas cosas han cambiado. Se puede ser creyente, existen millones de ejemplos de cristianos de base, sin ser un necio psicópata.

La blasfemia, como arma de defensa, es necesaria. Los kikos y similares provocadores, fantoches cristofascistas, han conseguido lo que se proponían: Me cago en la cruz de siete metros, en la placa, en los kikos, en el movimiento catecumenal y en el padre santo de Roma.

Alguien, bendito sea, retiró la placa de la vergüenza. Los catecumenales han retirado la cruz pues, para ellos, no tiene sentido sin la oración explicativa. El alcalde, de izquierda unida, no acaba de entender semejante trasiego de símbolos. Estos seguidores de Kiko Arguello, otro Escrivá, están en auge. En este caso se han ganado el desprecio, el asco y la rabia de miles de personas. Blasfemar lo puede hacer cualquiera pero dar muestras de semejante retorcimiento, sadismo, fariseismo y mala fe, está reservado a los "elegidos".

Al fin y al cabo deberían promover la blasfemia; quien se caga en dios se está declarando creyente por vía rectal indirecta.

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal