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Anti Patriarcado :: 29/01/2007

A propósito de la "cuestión feminista" y la revolución

Alicia Couselo
Es muy habitual escuchar criticas desde la izquierda tradicional marxista-leninista y trotskista dirigidas al movimiento feminista cuando las mujeres defendemos que nuestra lucha antipatriarcal tiene que ir al lado de la lucha anticapitalista para conseguir la liberación. Ni antes ni después de la lucha anticapitalista: juntas.

Recientemente hemos leído artículos interesantes sobre este tema. Desde el exhaustivo articulo de Cecilia Toledo "El marxismo y el problema de la emancipación de la mujer", pasando al esbozo general que hace Mila de Frutos en "Por una sociedad sin clases y sin géneros" al que escriben Laura Requena e Inmaculada Ledesma "Sobre el marxismo y el feminismo revolucionario". Mientras que Mila de Frutos es radical en el sentido de proponer una lucha antipatriarcal y anticapitalista conjunta, los otros dos artículos tratan de matizar la importancia de la lucha feminista, subordinándola a la lucha de clases y tratando de dejar claro que la revolución rusa fue la única revolución que ha avanzado en la línea de la liberación de la mujer hasta que truncada por la aparición del estalinismo.

Uno de los textos a que se hace referencia es La Revolución traicionada de Trotsky, y en particular el capítulo "La familia, la juventud y la cultura". Es de verdad un texto apasionante porque habla de los hombres y mujeres de esa época y sus problemas concretos a la hora de hacer la revolución y en lo que nos afecta, a la liberación de las mujeres. Las que hemos participado en distintos procesos revolucionarios, nos vemos identificadas en esas contradicciones, y también vemos con tristeza como en todos los procesos, esos embriones de revolución fueron aplastados por la fuerza de la ideología burguesa y la falta de propuestas radicales en las direcciones de organizaciones político-militares, los partidos o las vanguardias, según haya sido el país y la época y también la insuficiente participación democrática de las masas en las organizaciones que debían conducir la lucha por sus intereses de clases.

En efecto, leyendo a Trotsky y también a Alessandra Kollontai, constatamos que el tema de la opresión de la mujer es algo bien presente, si bien desconocemos hasta qué punto los hombres y mujeres protagonistas de la revolución rusa eran concientes de que esa lucha de clases se estaba haciendo conjuntamente con la lucha antipatriarcal. Como dice Cecilia Toledo y también señala Trotsky, los dirigentes rusos centraron su actuación en dos temas fundamentales:

1)Instaurar la igualdad de la mujer mediante cambios en la legislación
2)Hacer que el Estado pusiera los medios para liberar a la mujer de las tareas domésticas guarderías, casas cuna, comedores, lavanderías)

Muy pronto Trotsky se da cuenta de lo insuficiente de estas medidas. A pesar de que considera que "La Revolución de Octubre cumplió honradamente su palabra en lo que respecta a la mujer", no termina de darse cuenta de dónde está la clave del cambio real.

Un elemento, en mi opinión, importante, hubiera sido que la dirección del partido bolqueviche hubiera contado con más mujeres con conciencia de género como, por ejemplo, Alessandra Kollontai. De ser así, la propuesta de la revolución rusa para la igualdad de la mujer hubiera sido otra. Llama la atención como Trotski a lo largo del capítulo VII se refiere a la mujer y a su lucha como la lucha de "otros", no "nuestra". Es muy fuerte cuando dice que "ni la más poderosa revolución puede hacer de la mujer un ser igual al hombre, o repartir por igual entre ella y su compañero las cargas del embarazo, del parto, de la lactancia y la educación de los hijos". Digamos que si esta es la concepción de los dirigentes, es muy difícil es que la revolución se lleve a cabo (con o sin estalinismo). A lo largo de este capítulo Trosky habla de lo terrible que es ocuparse de la reproducción de la vida y de que eso es algo que incumbe solamente a las mujeres. Los hombres como él, los militantes revolucionarios, sólo pueden proponer parches (guarderías, comedores) pero en ningún momento se plantean la obviedad (al menos para nosotras) de que la responsabilidad de la vida es conjunta. ¿Porqué Trotsky, un hombre tan adelantado para su época, no termina de entender en qué consiste la opresión patriarcal?

A pesar de que en teoría los clásicos marxistas localizan el principio de la opresión de la mujer en la aparición de la propiedad privada, todas las políticas instrumentadas dejan traslucir una concepción esencialista de la mujer. El lavado de ropa, el cuidado de los hijos, cocinar, son actividades que solamente puede hacer la mujer. ¿Por qué? No se sabe. Y cómo esto no se sabe, rápidamente nos encontramos con que los hombres se siguen dedicando a lo de siempre, el ámbito de lo público, su trabajo en la fábrica y su militancia en el partido y las mujeres, a su tercera y cuarta jornada: trabajo en la fábrica, cuidado de hijo e hijas, adultos jóvenes y mayores, unos necesitados de cuidados y otros que en edad de cuidar a los demás, exigen ser cuidados como si fueran niños. Mientras esto se mantuviera así, serían pocas las Alessandra Kollontai que se involucraran en la política de la revolución.

Hay muchas otras cuestiones sobre las que habla Trotsky que siguen igual de vigentes. Por ejemplo, cómo las mujeres en mejor situación económica recurren a las mujeres pobres para las tareas domésticas. Como el bien dice, el 10% de las mujeres desempeñan su función social sobre la base del trabajo de esclavas domésticas. Igual que ahora. En efecto, la condición de la militante comunista con recursos (teléfono, coche) no se parece en nada a la de la obrera y en este sentido se asocia a la mujer comunista con "posibles" con la burguesa de nuestras sociedades y a la trabajadora también con las trabajadores de nuestras sociedades. El aporte que hace Trotsky para explicar las contradicciones sociales en la revolución rusa es brillante, pero la propuesta insuficiente. "Mientras que la sociedad no esté capacitada para sumir las cargas materiales de la familia, la madre no puede desempeñar con éxito una función social" ¿Y qué necesita el Estado para asumir estar cargas? Según Trotsky, lo que hace falta es dinero. "La emancipación verdadera de la mujer es imposible en el terreno de la "miseria socializada". Mientras la sociedad socialista no absorba completamente la las funciones económicas (si, económicas) de la familia, la mujer y en consecuencia, "la pareja", no se enmancipararán del "yugo secular" y las familias soviéticas seguirá padeciendo "las humillaciones de las costumbres medievales de la servidumbre y de la histeria de la mujer, de las humillaciones cotidianas del niño"

¿Qué función desempeña el compañero en esta situación? Es como si pesara sobre la sociedad rusa una carga invisible, una especie de destino irreversible que hace que la mujer sea una histérica y los niños unos rompe-pelotas. Pero esto no tiene arreglo si no hay dinero. Una vez que haya dinero, tendremos maravillosas guarderías, comedores, lavanderías, que finalmente podrán en igualdad de condiciones al hombre y la mujer.

Desde la revolución rusa ha habido muchos intentos de revolución en el mundo y por una u otra causa, la situación de la mujer sigue siendo la misma. Después de leer este capítulo del libro de Trotsky, se me ocurre que si él viviera sería un ferviente social demócrata. Porque en los países enriquecidos, los países imperialistas más desarrollados, las luchas de las mujeres han obligado a que el Estado se haya cargo de muchas de las tareas tradicionalmente adjudicadas a la mujer. Si cómo Trosky dice, para que haya igualdad hay que cambiar las leyes y poner dinero, aquí eso está conseguido.

Las mujeres feministas de izquierdas sabemos que si bien esto es necesario, no es suficiente. La igualdad entre trabajadores y trabajadoras se conseguirá cuando seamos iguales en leyes y recursos y sobre todo, cuando los hombres se hagan cargo de lo que les corresponde en esta lucha por la igualdad. Una lucha que no pasa solamente por trabajar fuera de casa y militar en organizaciones con discursos revolucionarios. Pasa también por reconocer que las mujeres tenemos derecho a ser protagonistas de nuestro destino y que no estamos dispuestas a seguir siendo el reposo del guerrero y la madre eterna. Las mujeres no queremos ser la retaguardia del proceso revolucionario, queremos estar en la dirección. Tampoco queremos que nuestras reivindicaciones se pospongan, como se pospusieron en la revolución rusa y en tantas otras revoluciones. Demasiados son los casos en que las mujeres luchamos a la par de los hombres en las guerras y una vez terminados los conflictos armados, nos mandaron a casa con la pata quebrada.

Es posible que la lectura de los clásicos demuestre, como dicen Laura Requena e Inmaculada Ledesma, que la cuestión de la mujer ocupó un lugar en la teoría y práctica del marxismo revolucionario. Pero no me parece que podamos decir que esa presencia haya sido "central". Si así hubiera sido, no se hubiera caído en el simplismo de suponer que la liberación de la mujer pasa por que haya más o menos guarderías y más o menos leyes. En mi opinión, la liberación de la mujer empieza en la visualización de la importancia del patriarcado y en su relación con el capitalismo, en el papel que juega el hombre adulto, aprovechándose del tiempo de la mujer para ser objeto de cuidados, cuando se puede cuidar a si mismo y a los demás y el abuso que implica no hacerse cargo íntegramente del proyecto de familia con lo que esto implica: cuidado de los hijos y de los vínculos personales y familiares. Esto no se puede posponer a la toma del poder y a la revolución. Es más, es imprescindible que esto se asuma por todos y todas en el largo proceso de la revolución socialista, post capitalista o como sea que se llame el día en que desaparezca la sociedad de explotadores y explotados. Un proceso democrático y revolucionario, dirigido por todos y todas, sin iluminados que vayan varios pasos por delante del conjunto de la sociedad, y que cuando sus propuestas fracasan, le echen la culpa a unas fuerzas invisibles enmarcadas en los grandes temas del capitalismo universal que sirven para un roto y descosido.

 

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