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Europa :: 23/05/2023

Artyomovsk

Nahia Sanzo
El final de la batalla por Artyomovsk (Bajmut), que recuperará su nombre soviético a la espera de una futura decisión, supone un punto de inflexión en la lucha por Donbass

El sábado, el dueño de la empresa militar privada Wagner comunicaba, con un vídeo grabado en la propia ciudad, que sus tropas habían logrado capturar los últimos metros que restaban para llegar a los límites de Artyomovsk [Bajmut]. Con ello, y con la captura de los pocos edificios de pisos aún bajo control de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Rusia daba por finalizado el combate por la ciudad, que como recordaba en su comunicación, comenzó en octubre de 2022. Las tropas rusas se habían aproximado a la ciudad ya en julio del pasado año tras la captura de Popasnaya, Severodonetsk y Lisichansk, pero, exhaustas y agotado el potencial ofensivo de las unidades del frente de Donbass, el lento asalto no comenzó realmente hasta meses después.

Rusia se había encontrado en esa parte del frente con una zona bien defendida y altamente fortificada producto de los ocho años anteriores. La cercanía al congelado frente de la guerra de Donbass había hecho de Artyomovsk una posición clave para las Fuerzas Armadas de Ucrania, la primera ciudad al otro lado del frente desde la estratégica localidad de Debaltsevo, capturada por la República Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL) en febrero de 2015.

Fue en Artyomovsk donde el golpista Petro Poroshenko recibió a sus héroes, que habían huido por los campos, en algunos casos antes incluso de que se diera la orden, en lo que el entonces presidente definió como “una retirada ordenada y planificada”. Descomunizada para borrar la memoria del camarada Artyom, que daba nombre a la ciudad, Ucrania utilizó el tiempo otorgado por Minsk para convertir la zona en una fortaleza. Con el cambio de nombre para recuperar el dado por el Imperio Ruso en su fundación, Bajmut, la ciudad recuperaba también su primer uso en el siglo XVI: una fortificación de frontera.

Por su ubicación, sus infraestructuras industriales y, sobre todo, como nudo de comunicaciones, Artyomovsk es, en la planificación de la guerra, una ciudad estratégica. Su importancia, al igual que las tácticas de ataque y defensa, han sido ampliamente debatidas en el tiempo que se ha alargado el combate. Ucrania había hecho estallar los puentes dentro de la ciudad ya el pasado verano y la batalla destruyó hace ya meses todo tipo de infraestructuras, eliminando de la faz de la tierra cualquier elemento que pudiera haber hecho estratégica esta posición en el pasado, excepto su ubicación.

De ahí que uno de los temas recurrentes en la prensa estadounidense (toda proucraniana) haya sido, ante la seguridad de que la iban a perder, el error que suponía para Ucrania desgastar a sus tropas en la defensa de una ciudad sin importancia estratégica. La postura ucraniana se ha basado en alegar que, en caso de pérdida de Bajmut, Rusia dispondría de un campo abierto para capturar el resto de Donbass, una afirmación que podría quedar desmentida con la simple observación del mapa de la zona, una de las más urbanizadas del frente, donde cada localidad forma parte de la línea de defensa.

Instalada en el discurso épico de la defensa de cada metro de tierra -que no necesariamente de su población, observada siempre con cautela ante la certeza de que una parte esperaba la llegada de las tropas rusas-, Ucrania continuó enalteciendo la lucha de sus tropas en la zona, lo que hizo inviable cualquier alternativa de retirada para evitar unas bajas masivas y una destrucción innecesaria. En su discurso ante el Congreso de EEUU, Volodymyr Zelensky definió la ciudad como la “fortaleza de Donbass” y afirmó que la batalla cambiaría el curso de la guerra.

La lucha iba a producirse hasta el final también porque atravesar Artyomovsk era la única vía de avance hacia Slavyansk, objetivo claro de las tropas rusas en su intento de llegar a las fronteras de la antigua región de Donetsk. Necesidad para Moscú y opción táctica muy importante para Kiev, el intenso combate en Arytomovsk ha obligado también a concentrar un elevado número de tropas en una zona localizada del frente, dificultando el despliegue y las acciones ofensivas en otros sectores.

Esa ha sido también otra de las falacias ucranianos a lo largo de estos meses: la batalla de Bajmut estaba destruyendo a las mejores unidades de combate rusas, minando así sus futuras capacidades ofensivas. Curiosamente, ese discurso ha convivido a lo largo de la batalla con la falacia de que las tropas de Wagner, encargadas del asalto a la ciudad, estaban mal suministradas, carecían de entrenamiento y eran simplemente enviadas en hordas directamente a la muerte. Los políticos que han utilizado este argumento -desmentido incluso por las autoridades militares ucranianas, que han admitido el valor de combate de las tropas rusas en la batalla de Artyomovsk- no han explicado cómo las tropas ucranianas, supuestamente mucho mejor armadas y entrenadas, han continuado perdiendo terreno durante semanas.

En la fase final de la batalla, una lucha urbana en la que ambas partes habían perdido ya cualquier aspiración a limitar los daños en la ciudad, completamente destruida, Ucrania ha evitado repetir un escenario similar al de Mariupol, capturado en su totalidad tras la rendición de Azovstal el 20 de mayo de 2022, exactamente un año antes que la culminación de la batalla por Artyomovsk (fecha aprovechada por Moscú tanto para rendir homenaje a esa victoria como para que coincida con la visita de Zelenski al G7).

En esta ocasión, las últimas tropas ucranianas que permanecían en los límites de la ciudad han logrado, como prueban varios vídeos publicados en las redes sociales, abandonar la ciudad a través de la carretera de Chasov Yar. Todo indica que los recientes contraataques ucranianos en los flancos de la ciudad, tanto al norte como al sur, buscaban convertirse en una maniobra de despiste para liberar precisamente esa ruta de retirada, ante la seguridad de la derrota ucraniana.

La dinámica de la batalla y lo ingenuo de Kiev de intentar dar la vuelta a semanas de avances rusos a base de continuar enviando reservascada vez peor entrenadas a la ciudad a costa de otras zonas del frente hacía inevitable el resultado final. La dinámica del combate ha sido clara en las últimas semanas. Las tropas rusas capturaron el sector industrial de Artyomovsk, antaño fuente de su importancia, y lograron así prevenir cualquier intento de utilizar las infraestructuras como protección como ocurriera hace un año en Azovstal. Sin posibilidad tampoco de rodear la ciudad por el oeste, ya que habrían quedado expuestas a las tropas ucranianas, las unidades rusas se han visto obligadas a avanzar barrio a barrio hacia en el interior de la ciudad.

En esa batalla urbana han cobrado especial importancia los edificios de pisos, algunos de ellos con las ventanas tapiadas y dejando únicamente un pequeño espacio para las ametralladoras. En la fortaleza de Donbass, los edificios de pisos de la época soviética habían quedado convertidos en castillos medievales, utilizados como barrera de contención temporal hasta retirarse a la siguiente línea. Sin más edificios a los que retirarse, las tropas ucranianas han perdido este fin de semana sus últimas posiciones en el distrito en el que se encontraba el tan fotografiado monumento a la aviación.

Las imágenes publicadas por los soldados de Wagner en diferentes puntos de Artyomovsk, geolocalizadas tanto por expertos como por aficionados, prueban la presencia de las tropas rusas en los lugares antes controlados por las tropas ucranianas. Sin embargo, como ocurriera también en el caso de Soledar, las autoridades ucranianas niegan, por el momento, la pérdida de la ciudad, sobre todo después de la bronca que le echaron a Zelenski en el G7 por no haberlo negado claramente.

Las autoridades políticas continúan exaltando la contraofensiva ucraniana en los flancos de la ciudad y esta misma semana el ministro de Defensa se ha jactado de que Ucrania acaba con “un batallón al día”. También en línea con lo sucedido en el pasado, la prensa occidental se ciñe al discurso oficial ucraniano.

El sábado, evidente ya la huida ucraniana, The New York Times afirmaba en las redes sociales que “los avances ucranianos en Bajmut representan un llamativo cambio de rumbo en un lugar en el que habían estado a la defensiva durante meses y un golpe al esfuerzo de guerra ruso, que había hecho de la ciudad el principal objetivo estratégico a su alcance”. Exactamente un minuto después, AFP publicaba unas declaraciones de las autoridades militares ucranianas que, aunque negando la pérdida completa de Bajmut, admitían que la situación para sus tropas era “crítica”.

El domingo, muy lejos de Ucrania, donde parece no haber regresado desde su viaje en cómodos aviones de la OTAN a cuatro países europeos el anterior fin de semana, Volodymyr Zelensky negaba en Japón, aunque sin aparente convencimiento, la pérdida de Bajmut. Sin embargo, restaba también importancia a la ciudad, que ha pasado de ser la llave de Donbass a carecer de importancia estratégica en un proceso que también se produjo en Soledar, caso en el que Ucrania tardó doce días en admitir la realidad.

El final de la batalla por Artyomovsk, que al menos momentáneamente recuperará su nombre soviético a la espera de una futura decisión final, supone un punto de inflexión en la lucha por Donbass pero no el final de esa lucha. El camino de Rusia hacia Slavyansk y Kramatorsk, donde es de esperar una preparación para la defensa similar o incluso mayor que la de Artyovmosk, pasa por atravesar otra serie de ciudades en las que Ucrania podría continuar luchando hasta el final, en parte como estrategia para concentrar los esfuerzos rusos en esta zona y obligar a Moscú a desplegar ahí tropas que posiblemente serían necesarias en la preparación del ataque a los puntos más vulnerables del frente.

Evgeny Prigozhin, cuyas tropas recibieron, junto a las tropas regulares rusas, la felicitación del presidente Vladimir Putin, afirmó el sábado que Wagner entregará las posiciones de Artyomovsk al Ministerio de Defensa a fines ded mayo. Culminada la batalla por la ciudad, las tropas regulares rusas habrán de asegurar la zona y responder a los ataques ucranianos en las ciudades al norte y sur de Bajmut además de relevar al desgastado contingente que ha luchado en la ciudad. Y a ambos lados del frente, será el momento de valorar el nivel de bajas y desgaste sufrido en un combate que ha causado la destrucción completa de la ciudad.

Comenzará también una revisión de la lucha en la que ambas partes intentarán cantar victoria, pero solo una ha huido. Hasta ahora, se sabe que Ucrania ha sufrido decenas de miles de bajas en Artyomovsk y es de esperar que ahora ese discurso aumente y se utilice para alegar haber logrado el objetivo: tomar la ciudad en el caso de Rusia y destruir la capacidad ofensiva rusa en el caso de Ucrania.

slavyangrad.es / La Haine

 

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