Olof Palme: a 25 años de su asesinato

El 28 de febrero se cumplieron 25 años del asesinato de Olof Palme y su muerte todavía es llorada dentro y fuera de Suecia. Es también doloroso reconocer que el asesinato continúa impune, todas las investigaciones han sido hasta ahora infructuosas para esclarecer el crimen.

Según las leyes suecas el caso aún sin resolver tendría que prescribir, pero siendo un «asunto de Estado», se ha planteado al parlamento y a otras instancias judiciales, su vigencia, sin tiempo definido en la consecución de pistas que conduzcan a su esclarecimiento.

La noche del 28 de febrero de 1986 Olof Palme, primer ministro socialdemócrata, era abatido a tiros en una esquina de Estocolmo cuando regresaba sin escolta a su casa acompañado de su esposa, luego de asistir a una función de cine.

En 25 años, todas las investigaciones han sido infructuosas para esclarecer el crimen. Como se recordará, un tribunal condenó al delincuente Christer Petterson, muerto aproximadamente hace 8 años, a cadena perpetua en 1989 por el crimen, pero cuatro meses después el acusado fue absuelto en segunda instancia por falta de pruebas.

En julio del año pasado se resolvió en instancias parlamentarias y en reunión con la Comisión investigadora del Caso Palme, no limitar ni coartar las investigaciones del magnicidio. Este lunes la fiscal Kerstin Skarp, juntamente con la Comision Palme, dieron a conocer que el caso no se cierra ni se limita sus actividades.

Sin embargo, con el tiempo se ha puesto en manifiesto la incapacidad de la policía sueca para identificar al asesino. Diversos medios de prensa e investigadores y analistas han agitado varias pistas con las cuales se ha especulado en distintas direcciones -señalando entre otras el apartheid sudafricano, la CIA o sicarios de Lyndon LaRouche, como autores. No existen dudas que lo que genéricamente denominamos derecha se encuentra tras el crimen: la derecha odiaba a Palme.

La postura de Palme frente a la guerra de Vietnam fue dar su apoyo a Hanoi, llegando incluso -ya era primer ministro- a acoger a los desertores estadounidenses. En la segunda mitad de la década de los 70 impulsó la paz mundial a través del desarme. Fue un militante más en la lucha contra el franquismo en España.

Crítico de las dictaduras del cono sur de América su gobierno fue ejemplarmente solidario con miles de exiliados de aquellos países. Visitó Nicaragua en 1984, ya con el Frente Sandinista -a quien había apoyado en su lucha- en el gobierno, profético, a su regreso les advierte: "se están alejando del pueblo".

Por todo ello la derecha todavía lo odia y teme. Y por eso quienes lo recordamos y admiramos exigimos que el gobierno sueco modifique la legislación para que el crimen no prescriba dentro de cinco años. Estamos seguros que algún día conoceremos la verdad.

El crimen conmovió al mundo. Pero a partir de entonces alguien ha tratado de hurtarnos la verdad. Un cuarto de siglo después, no ha aparecido el arma homicida. Ni tampoco el asesino. La pregunta seguirá flotando por mucho tiempo más ¿Quién apretó el gatillo?