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Señor Obama: ¿Qué hacían sus subordinados disfrazados de afganos y cargados de explosivos?
A principios de la última semana del pasado mes de octubre, cuatro individuos fueron detectados en Islamabad, capital de Pakistán, en actitud sospechosa, fotografiando, desde el interior de dos vehículos, determinados edificios de la ciudad. La noticia no ha trascendido mucho, a pesar de que los cuatro eran ciudadanos estadounidenses e iban ataviados con ropa tradicional afgana.
Al ser detenidos se negaron a que sus vehículos (que llevaban placas de matrículas falsas), fueran inspeccionados; sólo accedieron cuando se personaron en el lugar funcionarios pakistaníes de alto nivel, ante quienes se identificaron como estadounidenses. Durante el operativo se les incautaron fusiles automáticos, pistolas y explosivos. La policía los tuvo retenidos hasta que una orden, llegada de "altas instancias", propició su liberación sin cargos.
Un hecho parecido acaeció en Iraq en el año 2005, cuando la policía colaboracionista iraquí detuvo a dos agentes británicos disfrazados de árabes, que conducían un vehículo cargado con explosivos, el cual pensaban explosionar en un mercado de Basora. En esa ocasión fueron encerrados en la cárcel, pero tanques británicos, apoyados por helicópteros, derribaron el muro de la prisión y los sacaron de allí. En la operación murieron, al menos, cuatro iraquíes.
Ahora, a diferencia de entonces, como hay un “cambio” de actitud en Estados Unidos, las cosas se hacen con más elegancia, pues estos terroristas-, perros de la guerra sucia- sólo necesitan una llamada telefónica, probablemente de un Premio Nobel de la Paz, para ser puestos en libertad y proseguir, en complicidad con el Gobierno pakistaní, ejecutando atentados contra la población civil para luego echarle la culpa a otros. Increíble: El eslogan “Yes we can”, llevado a su máxima expresión.
