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Mundo :: 13/04/2007

La relación trabajo-capital. El toyotismo.

Observatorio de Conflictos
Estudiar el mundo del trabajo abre perspectivas de análisis para comprender otros aspectos de una determinada sociedad, ya que la organización del trabajo influye en la vida de las personas, en el modo en que se relacionan, en las formas de diversión, en las carreras universitarias que eligen, en la organización de la familia, etc. Estudiar el modelo Toyota debe permitirnos comprender estas cuestiones.

Por Mariana Garma
Observatorio de Conflictos, Argentina

Introducción

La Segunda Guerra Mundial constituyó un giro decisivo para la historia de Japón. Desde el punto de vista japonés fue una derrota terrible, en la que se perdieron muchas vidas, sufrió un devastador bombardeo atómico y quedó destruida gran parte de su infraestructura industrial. Por lo tanto, la guerra dejó a Japón con graves problemas económicos. A los diez millones de desempleados se sumó que el 30 por 100 de la población perdió sus hogares. La producción anual de carbón se redujo a un millón de toneladas, y en 1945 la cosecha de arroz solo llegó a dos tercios de lo normal. La industria había sido reducida a una cuarta parte de su potencial anterior. El país se encontró al borde de una inflación que rebajó el valor del yen hasta una centésima parte escasa de lo que valía antes de la guerra. "El pueblo también se encontró desconcertado, emotiva e intelectualmente, tras haber sido educado en un ambiente de exagerada propaganda bélica y de valores hipernacionalistas que se derrumbaron ante la rendición incondicional de Japón"1.

En menos de veinticinco años Japón llegó a convertirse en una de las potencias económicas más fuertes del sistema capitalista. El término "milagro japonés" remite a las características de esa transformación de su papel económico. Se trató de un crecimiento extremadamente rápido y extraordinario. Sin embargo, al estudiar las particularidades de éste fenómeno, creo que no puede hablarse de ningún milagro, lo cual remite a la intervención de los Estados Unidos.

Muchos autores sostienen que la ocupación aliada a Japón constituyó un hecho fundamental en la historia del país, comparable a la Restauración Meiji. La ocupación terminó formalmente en 1952. En líneas generales los objetivos fueron: la desmilitarización, la democratización y la rehabilitación. Sin embargo resulta fundamental para comprender éste hecho una idea que Muto Ichiyo desarrolla en su libro: "en la base de este extraordinario progreso económico, está la alianza y los acuerdos de la burguesía japonesa con los Estados Unidos. "En este período de la historia japonesa la esencia del capitalismo y el fetichismo que le es inmanente se expresaron de la manera más pura"2

Hall sostiene que poco a poco, Japón, el antiguo enemigo fue convirtiéndose en el principal aliado de los Estados Unidos en Asia. Con el comienzo de la guerra fría y con el Ejercito popular de Liberación chino, que dirigía Mao, extendiéndose sobre el continente, el gobierno de ocupación de Estados Unidos decidió utilizar a Japón y al capitalismo japonés como la vanguardia en la cruzada anticomunista y antirrevolucionaria en Asia. De manera que Estados Unidos promovió intereses económicos y políticos bastante precisos. Por eso, después de 1948, los intereses estratégicos americanos en el Japón comenzaron a ser más importantes que la desmilitarización y la reforma. Los objetivos primordiales pasaron a ser entonces la rehabilitación y la reconstrucción de la industria japonesa.

Así, antes de 1955 se echaron los cimientos sobre los que se levantaría el edificio del desarrollo industrial japonés. A ello contribuyeron determinadas medidas oficiales. Se creó el Consejo de Estabilización Económica con la misión de coordinar la producción. En 1951 se creó el Banco de Desarrollo como fuente de fondos a bajos intereses para las inversiones industriales, se introdujeron reformas fiscales en forma de prestaciones para la inversión, se desarrolló un sistema de asignación de divisas que en la práctica les dio a los funcionarios la autoridad para canalizar las materias primas a determinadas compañías.

Un factor fundamental fue la transferencia de tecnología de Estados Unidos a Japón, ya que se puso énfasis en los productos necesitados de tecnología avanzada y de fuertes inversiones de capital: industrias como la del acero, la petroquímica, la producción de artículos de consumo como cámaras fotográficas, televisores, motocicletas y automóviles. Con estos estímulos, la economía primero se recuperó, luego se expandió. Durante los años sesenta, la tasa del crecimiento anual de Japón superó a la de países como Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Así, Japón logró el rango de segunda potencia económica del mundo libre desde 1976 y consiguió el primer lugar en la construcción naval y el segundo para el acero, la energía eléctrica, la refinación de petróleo, la química de síntesis, el aluminio, los aparatos eléctricos y los plásticos. Hacia la década de ochenta las empresas Toyota y Nissan ocuparon el segundo y tercer lugar, después de la General Motors, entre los productores más importantes del mundo. "La clave de este proceso fue la extensión del poder de las grandes sociedades; su motor, las inversiones frenéticas en el sector de equipamiento, tanto en la renovación tecnológica de las fábricas como en la creación de industrias enteramente nuevas."3

Japón se convirtió en uno de los mayores productores del mundo. ¿ A costa de que, y de quién? El milagro económico es un hecho que puede enfocarse desde distintas perspectivas. La propuesta de este artículo consiste en reflexionar acerca de la relación trabajo- capital, con la convicción de que constituye el elemento sobre el que descansa el funcionamiento del capitalismo.

Siguiendo a Marx, entiendo al capital como una relación social de producción, más específicamente, una relación burguesa de producción. Todo capital es una suma de mercancías, es decir, de valores de cambio, pero no toda suma de mercancías es capital. Una mercancía se convierte en capital, plantea Marx, por medio del intercambio con la fuerza de trabajo viva. La existencia de una clase que no posee nada más que su capacidad de trabajo es una premisa necesaria para que exista capital. El capital no consiste en que el trabajo acumulado sirva al trabajo vivo como medio para una nueva producción. Consiste en que el trabajo vivo sirva al trabajo acumulado para aumentar y conservar su valor de cambio. Se trata así de una relación antagónica, pero que ninguno de los dos términos funciona sin el otro. Una relación que se basa en la obtención de ganancias y la extracción de plusvalía.

Relacionado con lo dicho anteriormente, mi objetivo consiste en reflexionar sobre los fundamentos y la organización del método que surge en Japón, en la fabrica Toyota es decir, el toyotismo.

El espíritu toyota

La relación trabajo-capital varió a través del tiempo y los contextos, la organización de la mano de obra respondió a las prioridades del capital en cada momento. Si bien el taylorismo, el fordismo y el toyotismo remiten a modos de racionalización de la producción y el trabajo, hay elementos que los diferencian en varios aspectos. Benjamín Coriat explica que en la formación de este espíritu toyota, tuvo mucha influencia la naturaleza del mercado automotor japonés. Explica que luego de la guerra, la prioridad fue reconstruir el aparato productivo en los sectores básicos de la economía: explotación hulera, siderurgia, maquinas y bienes de producción. La cantidad de vehículos de motor fabricados en 1950 era solo de 32000. Una década después, hacia mediados de los años sesenta, Japón experimentó una verdadera ola de motorización que demuestra con claridad el carácter sumamente lento y tardío de la constitución de un verdadero mercado interior japonés. No fue hasta 1965 cuando la cantidad de automóviles de turismo rebasó la de los automóviles utilitarios. Así, al llegar relativamente tarde a un mercado firmemente conquistado por empresas que se contaban entre las más poderosas del mundo, la pregunta a la que dio respuesta Ohno fue: ¿ Que hacer para elevar la productividad cuando las cantidades no aumentan? Ohno señala que hay que pensar al revés que sus predesores estadounidenses. Pensar no en la producción de gran volumen sino en pequeño, no en la estandarización y la uniformidad del producto, sino en su diferencia, su variedad, éste es el espíritu Toyota. Para aumentar la productividad hay que reducir los costos y reducir los efectivos. De aquí surge una fábrica mínima, reducida a las funciones, los equipos y el personal estrictamente requeridos para satisfacer la demanda diaria o semanal. Una fábrica en la cual los luminosos tableros indicadores demuestran el control directo ejercido sobre los empleados. Es la dirección a ojo.

Relacionado con lo anterior, es decir, con las condiciones a las que da respuesta el modelo, Ohno planteó que el método Toyota descansa sobre dos pilares básicos: la producción en el momento preciso y la autoactivación de la producción.

Hablar de toyotismo implica hablar no solo de innovaciones tecnológicas, si bien éstas son muy importantes para entender la reorganización del trabajo. Lo que el estudio de los fundamentos del toyotismo nos demuestra es la forma de disciplinamiento de la mano de obra; las formas de alienación dentro de la fábrica. Como dijimos anteriormente, el capital no puede prescindir del trabajo vivo, pero debe disciplinarlo. Esta disciplina tuvo que ver con la represión directa y también con una coacción bastante disimulada.

Siguiendo a Muto Ichiyo, planteamos que el mundo de la empresa es un fenómeno crucial para comprender el capitalismo japonés de posguerra. El mundo de la empresa es un mundo donde los obreros son forzados a compartir la suerte de la empresa. Una vez integrados a ese mundo, los obreros son compelidos a entrar en competencia unos contra otros para realizar los objetivos establecidos por su sociedad. Esto se logró mediante mecanismos totalmente perversos y persuasivos. Este mundo de la empresa funciona a partir de lo que Coriat llama mercados internos de trabajo. Esa es la cara oculta pero esencial de todo el sistema. Las empresas ponen en práctica las formaciones en el lugar de trabajo; la movilidad y la promoción internas se practican sistemáticamente y obedecen a reglas establecidas internamente. Dentro de esta lógica funcionan y cobran sentido el empleo de por vida y el salario por antigüedad. Ambas formas de salario están íntimamente relacionadas y son una clara demostración de que el salario se encuentra cada vez mas relacionado con la capacidad del obrero y su calificación por gerencia de personal. Pero además hay otros elementos que refuerzan la alienación del trabajador en la fábrica. Como bien explica Muto Ichiyo a partir de los años sesenta y setenta se recurrió a la formación de pequeños grupos combinados al control de calidad. Los círculos de calidad se revelaron como el instrumento más eficaz para la integración del trabajador dentro del muro de la empresa. Los CQ estudian el proceso de trabajo con el fin de promover la calidad del producto y aumentar la productividad. Así, los trabajadores son alentados a proponer reformas e innovaciones, pero no lo hacen voluntariamente, sino por el premio y la promoción que consiguen. Así entran en la ficción de compartir los mismos objetivos que la empresa. Además el empleo de por vida jamás significó eso, sino que tuvo la finalidad de crear una especie de aristocracia obrera y el salario por antigüedad significó que gran parte del salario se debía a incrementos por la antigüedad activa.

Como venimos sosteniendo, la relación trabajo-capital es antagónica, si bien cada uno cobra sentido en la relación, es decir, hay hombres que tienen que vender su fuerza de trabajo ya que existe acumulación de capital y apropiación de los medios de producción." La acumulación masiva de capital durante este período se debió al desmoronamiento del poder obrero en el taller. A medida que la patronal logró prevenir la resistencia obrera en la fábrica, se sentía mas libre para aplicar las innovaciones tecnológicas, agrandar la estructura de producción y obtener una plusvalía suplementaria para su reinversión."4 Las innovaciones tecnológicas y la racionalización del sistema de trabajo tendía a desintegrar la solidaridad obrera.

El movimiento sindical que se constituyó en la industria automotriz tuvo un fuerte carácter de sindicalismo de industria que llegó a representar uno de los sindicatos más combativos de la inmediata posguerra. En el período de la posguerra el movimiento obrero se extendió. Se creó la Sambetsu que fue una Confederación de Sindicatos de industria. Una característica fue el control obrero sobre la producción con la creación de Comités de taller. Los efectivos de la Sambetsu comenzaron a bajar a causa de la Purga Roja del 49 promovida por los intereses de Estados Unidos y de la burguesía japonesa de controlar el poder en la fábrica. Sostengo que Muto Ichiyo marca acertadamente este papel de la clase dominante en el desmoronamiento del movimiento obrero y la participación efectiva de Estados Unidos en la represión directa del mismo. Poco después del retiro de la administración estadounidense en 1952, y frente al intenso movimiento de racionalización de la producción que atravesó el país, se desencadenó una gran ola de huelgas y luchas obreras a iniciativa de los sindicatos o con su decidido apoyo. Toyota no escapó a esta ola y el sindicato organizó un movimiento de reivindicación salarial y de resistencia a la racionalización que duró 55días.

En 1953, el movimiento sindical histórico de ese sector ha sido esencialmente destruido. En su lugar se consolidó un sindicato de empresa, llamado corporativista. Poco a poco se pasó de la lucha a la cooperación de clases. De este modo, la racionalización encontró resistencia en los sectores obreros y pudo aplicarse una vez que se derrotó la solidaridad de los trabajadores. Gracias a esto fue que empresas como Toyota y Sony, pudieron imponer reglamentos de trabajo donde los obreros no solo trabajan el doble sino que se explota como en el caso de Sony, a mujeres adolescentes.

Reflexión final: los alcances del toyotismo

Luego de experimentar en la década del ochenta una tasa de crecimiento importante; la economía japonesa inició un período de estancamiento en años noventa. Desde fines de 1997, la segunda mayor economía del mundo ingresó en una franca recesión.

A fines de la década del 80 ocurrieron en Japón dos hechos importantes para comprender su situación actual. Uno fue la explosión de la llamada burbuja financiera, con su repercusión sobre todo el sistema financiero japonés; y el otro fue el proceso de traslado de la producción al exterior por parte de algunas empresas, principalmente hacia otros países asiáticos y a Estados Unidos. Este traslado de la producción a los países del este asiático hizo que Japón se convirtiera, a mediado de los noventa, en el principal inversor en la región, colaborando en el desarrollo industrial de esos países y generando un aumento sostenido en los flujos comerciales bilaterales. Así, el capital se precipita hacia otros países en busca de mayores ganancias y de mano de obra barata. Sin embargo, a pesar de esta expansión la situación de Japón no es muy alentadora.

McCormak sostiene que Japón ha sido el hombre enfermo del capitalismo global durante mas de una década. Actualmente su situación se está deteriorando rápidamente. El malestar se ha extendido desde los sectores de la banca y las finanzas hasta infectar todo el sistema, castigando a una economía en otro tiempo confiada y potente. El FMI ha pronosticado una contracción del PIBy la deuda ha crecido en proporciones insostenibles.

Japón sigue siendo el mayor depósito del mundo de riqueza, sus elevados ahorros y su bajo consumo mantienen el régimen estadounidense de bajos ahorros y elevado endeudamiento. Los estadounidenses consumen entre un 4 y un 5 por 100 más de lo que producen, mientras que los japoneses, consumen entre un 2 y un 3 por 100 menos de lo que producen, y envían sus ahorros al otro lado del pacífico para contribuir a mantener la deuda de los consumidores que asegura el boom americano.

Los artículos que produce siguen siendo apreciados en el mercado global y su balanza comercial, aunque va deteriorándose, es todavía positiva. Pero esa apariencia de normalidad es engañosa. Japón es el único país industrial que ha experimentado una deflación crónica. El pleno empleo, para toda la vida, ha desaparecido en menos de una generación y el número de desempleados ha crecido rápidamente. Una evaluación gubernamental de septiembre de 2001 sugirió una cifra del 10,4 por 100; o sea que estamos hablando de 7,38 millones de desempleados.

Estos indicadores pueden ayudarnos a comprender la situación actual. El toyotismo es una categoría histórica que surgió en un contexto específico. Remite a una determinada forma de organizar el trabajo y la producción para obtener mayores ganancias a costos más bajos. Consecuentemente no puede generalizarse a cualquier caso. Si pensamos en nuestro país encontramos muchísimos ejemplos de explotación y disciplinamiento de la mano de obra, como los supermercados o los talleres textiles donde se explota de una manera sistemática a trabajadores bolivianos. Aquí resulta interesante el estudio específico en cada caso. Cuando hablamos de toyotismo tampoco hacemos referencia a una situación homogénea, sino a un modelo que fue aplicado según las circunstancias y las posibilidades. Cada universo empresarial está compuesto de empresas medianas y pequeñas. Una gran sociedad tiene varias firmas más pequeñas. Esas firmas subsidiarias no son todas del mismo nivel. Las más pequeñas se someten a las más grandes y hasta se da el caso de que la fabricación es derivada a familias pobres donde las mujeres del hogar hacen los trabajos a destajo y con pagas increíblemente bajas. El toyotismo significó explotación y organización de la mano de obra a favor del desarrollo capitalista. El número de desempleados que posee actualmente Japón puede darnos un indicio de las condiciones de trabajo. Cuanto más mano de obra hay desocupada creemos que hay posibilidades de que el trabajo sea peor remunerado y las condiciones también. En el mundo de la empresa existen trabajadores de segunda y de tercera, al lado de los trabajadores permanentes.

Estudiar el mundo del trabajo abre perspectivas de análisis para comprender otros aspectos de una determinada sociedad, ya que la organización del trabajo influye en la vida de las personas, en el modo en que se relacionan, en las formas de diversión, en las carreras universitarias que eligen, en la organización de la familia, etc. Estudiar el modelo Toyota debe permitirnos comprender estas cuestiones. A la inversa no podemos comprenderlo como resultado de unas supuestas características culturales, algo así como naturales, de una sociedad. Esto ocurre cuando se habla de la disciplina del pueblo japonés o de su tendencia al ahorro. El toyotismo es el resultado de la lucha de clases.

Bibliografía

* Beashley, W.G., Historia contemporánea de Japón. Alianza, Madrid, 1995

* Coriat, Benjamín, Pensar al revés. Trabajo y organización en la empresa japonesa. SigloXXI, México, 1995

* Hall, John, El imperio Japonés. SigloXXI, Madrid, 1973

* McCormack, Gavan, Romper el triángulo de hierro, en: New Left Review, 2003.

* Muto Ichiyo, Toyotismo. La lucha de clases e innovación tecnológica en Japón. Antídoto, Bs. As. 1996

* Centro de Economía Internacional, Japón: del estancamiento a la recesión, http: //www.asiayargentina.com

Notas

1 Hall, John, El imperio japonés, pag. 322

2 Muto, Ichiyo, Toyotismo. La lucha de clases e innovación tecnológica en Japón. pag 58

3 Idem, pag 58

4 Idem, pag 74

 

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