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Asia, Asia :: 24/04/2023

El colapso de Pakistán

Farooq Tariq
Las masas ya han quebrado, el estado también en términos reales

Pakistán se enfrenta a una de las peores crisis económicas y políticas en la actualidad. La crisis política se manifiesta y resume en el hecho de que casi la mitad de los miembros de la Asamblea Nacional (Cámara Baja del parlamento) han dimitido, mientras que dos de los cuatro parlamentos provinciales fueron disueltos un año antes de las elecciones previstas para octubre de este año.

Los dos parlamentos provinciales, en las provincias de Punjab y Khyber-Pukhtoonkhwa, fueron disueltos por el ex primer ministro Imran Khan. Su Partido Pakistan Justice Party (PTI) tenía la mayoría en estas dos cámaras. Tenía la esperanza de que la disolución de los dos parlamentos provinciales obligaría al gobierno federal a convocar elecciones generales anticipadas.

Los gobiernos provisionales de estas dos provincias se han negado a convocar elecciones, a pesar de que deberían llevarse a cabo en los 90 días posteriores a la disolución de las asambleas. Este aplazamiento es una violación de la constitución de Pakistán.

El pretexto para el aplazamiento de las elecciones es la falta de fondos. Pero la percepción popular es que el retraso es una manipulación del ejército. El ejército teme una victoria del PTI en las elecciones. Irónicamente, en 2018, el ejército fue acusado de manipular las elecciones para asegurar la victoria de Imran Khan.

Hay una gran maniobra de manipulación política a nivel judicial. Los presidentes de la Corte Suprema y el Tribunal Superior de Lahore son partidarios de Imran Khan. Así lo han manifestado los veredictos emitidos por los jueces en varios casos políticos.

Cada vez que el PTI acude a la corte, todos conocen el veredicto de antemano. Por ejemplo, un tribunal de la Corte Suprema compuesto por tres jueces, conocido por apoyar a Imran Khan, ordenó el 4 de abril celebrar elecciones en la provincia de Punjab el 14 de mayo de este año. Sin embargo, este tribunal de 3 miembros inicialmente incluía nueve jueces. Los que no apoyaban a Imran Khan fueron eliminados mediante maniobras. Los jueces de la Corte Suprema están emitiendo declaraciones contradictorias. El poder judicial está tan dividido como cualquier otra institución del país.

El gobierno federal y el gobierno provisional de Punjab rechazaron la decisión de la Corte Suprema con respecto a las elecciones del 14 de mayo. El conflicto público entre la Corte Suprema y el gobierno federal agrava la crisis política.

Las instituciones estatales están repletas de elementos pro-PTI y pro-Liga Musulmana. La Liga Musulmana, controlada por la dinastía Sharif, actualmente gobierna en coalición con el Partido Popular de Pakistán (el partido de la dinastía Bhutto).

La Corte Suprema tiene el poder de destituir al gobierno actual con la acusación de desacato al tribunal. Sin embargo, la pregunta es: ¿quién se haría cargo de un Pakistán que se derrumba?

El espectro de la toma del poder por los militares se discute a menudo. La turbulenta historia política de Pakistán está marcada por 32 años de gobierno militar directo desde la independencia en 1947. Cuando no están en el poder, los militares controlan desde las bambalinas. En la actualidad, el establecimiento militar pretende ser "neutral".

De hecho, como se indicó anteriormente, las elecciones generales de 2018 que llevaron a Imran Khan al poder fueron manipuladas a su favor por el estamento militar. Cuando ese estamento retiró el apoyo a Imran Khan a principios de 2022, su gobierno colapsó.

Imran Khan trató de encontrar chivos expiatorios de su caída culpando, en primer lugar (y con razón), a los EEUU, luego al establecimiento militar y a muchos otros en sus narrativas siempre cambiantes. Es ridiculizado como el hombre de los "giros en U". Cada nuevo discurso contradice al anterior.

Imran Khan fue reemplazado por un gobierno de coalición de Shahbaz Sharif, al frente de la Liga Musulmana (después de que su hermano mayor y tres veces primer ministro Nawaz Sharif fuera expulsado de la política en 2018). Cuando el Sr. Sharif trató de implementar las condiciones del FMI, Imran Khan recuperó su popularidad al oponerse.

El FMI se ha vuelto muy impopular en Pakistán entre las masas. Siempre que ha habido un aumento de precios sin precedentes anunciado por el gobierno, se citó como motivo al FMI. El único pretexto para justificar las condiciones del FMI por parte del gobierno de coalición liderado por PML es: "si no cumplimos con las condiciones del FMI, Pakistán irá a la quiebra". Las masas ya han quebrado, el estado también en términos reales, pero se ha retrasado el anuncio formal de la bancarrota del país.

Junto con las graves crisis políticas, es visible un nuevo resurgimiento del fundamentalismo religioso. Por ejemplo, los ataques terroristas de Tehreek Taliban Pakistan (TTP) se han multiplicado. El TTP es una rama de los talibanes afganos. Están atacando a las fuerzas policiales y militares. Tienen refugios seguros en Afganistán bajo un gobierno talibán muy servicial.

Imran Khan, en sus últimos días en el poder, liberó a cientos de talibanes paquistaníes detenidos, al parecer en un intento por mantener un diálogo de paz con ellos. De hecho, él y algunos de sus patrocinadores militares simpatizan con los talibanes y Imran Khan es conocido como Taliban Khan. Las fuerzas de seguridad están pagando ya el precio de esta estrategia.

Las crisis económicas son mucho más graves que la crisis política. El gobierno de coalición está implementando las condiciones antipopulares del FMI al aumentar los precios del petróleo, el gas, la electricidad, el impuesto general a las ventas y todos los artículos de consumo.

La rupia pakistaní está perdiendo valor casi a diario frente al dólar estadounidense y otras monedas extranjeras. El 7 de abril, un dólar se vendía a más de 290 rupias, frente a las 150 de hace un año.

Hay cientos de contenedores llenos de productos importados en el puerto de Karachi esperando ser despachados. El gobierno se ha negado a liquidar las cuotas a pagar en dólares de estos artículos importados.

Se han decretado una serie de impuestos indirectos sobre casi todos los bienes comestibles y artículos de consumo diario durante los últimos seis meses. Se han impuesto varios presupuestos mínimos, en ocasiones anunciados sin previo aviso.

Al igual que Pakistán, la gente no puede soportar la enorme carga económica sin que aumenten los salarios ni haya ninguna compensación.

Pakistán está haciendo todo lo posible para cumplir con las condiciones del FMI para obtener el último tramo de 2 mil millones de dólares de un préstamo de 6 mil millones de dólares negociado por el gobierno anterior de Imran Khan en 2019. Esta es la 23ª vez que Pakistán pide un préstamo al FMI.

El servicio de la deuda externa de Pakistán aumentó un 70 por ciento en los dos primeros trimestres de 2022-23. Pakistán pagó 10,21 mil millones de dólares como servicio de la deuda externa durante este período. Y ocurre en el momento en que Pakistán sufre el peor desastre climático en 2022.
En lugar de suspender las deudas debido a la catástrofe climática, el FMI aumenta su presión para que se pague más que el año pasado por la deuda.

Las reservas de divisas están en un mínimo histórico. Las reservas de divisas del banco central de Pakistán se han reducido a 4.200 millones de dólares debido al reciente pago de la deuda externa.

Para complacer al FMI y cumplir con sus condiciones, Pakistán aumentó la tasa de interés a un récord del 21 por ciento. La inflación general está en un nivel sin precedentes: 37,5 por ciento, la más alta desde 1973. El resultado es un verdadero desastre para la clase trabajadora y la clase media pakistaní.

Las desigualdades están en máximos históricos en Pakistán. La desregulación, la privatización, la liberalización y la baja progresividad fiscal han contribuido a esta desigualdad extrema. Según una encuesta, el ingreso promedio de los más ricos es 16 veces superior al promedio de los más pobres.

Según un informe de OXFAM, el 1 por ciento superior del país tiene más riqueza que el 70 por ciento inferior de la población.

Se espera que la economía de Pakistán crezca solo un 0,4 por ciento en el año fiscal actual, que finaliza en junio de 2023. Según todas las estadísticas, Pakistán tiene resultados peores en comparación con otros países del sur de Asia.

No hay esperanza entre la gente de que las cosas mejoren. La élite gobernante de Pakistán ha fracasado miserablemente a la hora de resolver los problemas básicos de las masas como la educación gratuita, la salud y el empleo. Es imprescindible una agenda política y económica alternativa a favor del pueblo. Las fuerzas progresistas son débiles pero intentan llenar el vacío en algunos sectores de la clase trabajadora.

europe-solidaire.org. Traducción: Enrique García para Sinpermiso.

 

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