Prensa, arma de contrainsurgencia
Que sea un instrumento más del sistema global de poder no quiere decir que, obligatoriamente, la totalidad de las personas que trabajan en esa industria sean plena y lúcidamente conscientes del papel que realizan, lo asuman y justifiquen en todas partes y lo defiendan en todas partes. Al contrario. Una de las bazas de la ideología burguesa y en especial uno de los efectos del fetichismo de la mercancía, es que las personas invierten y confunden las causas por los efectos, y viceversa, de manera que siendo opresoras y explotadoras, además de apolíticas, creen que sufren explotación y opresión.
Muchos trabajadores de la industria político-mediática sostienen que en absoluto son políticos, sino al contrario, se imaginan ser víctimas de la política, que ésta funciona sin su concurso. En cierta forma y superficialmente visto, esta creencia tiene algo de razón en ciertos casos, pero la realidad es, como siempre, más compleja y más dura que la ficción, que las versiones interesadas que ofrece la propia industria político-mediática, como iremos viendo.