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Asia :: 06/08/2008

Karzai: Los negocios sucios son ?absolutamente necesarios? para la estabilidad de Afganistán

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Spiegel: ?¿Los negocios sucios aún son necesarios para la estabilidad de Afganistán?? Karzai: ?Absolutamente necesario, porque carecemos de la autoridad para resolver esos problemas por otros medios. ¿Qué es lo que usted quiere? ¿Guerra? Permítame darle un ejemplo. Queríamos arrestar a un jefe militar realmente terrible, pero no pudimos hacerlo porque lo está protegiendo un país en particular. Descubrimos que a él le pagaban 30.000 dólares al mes para permanecer en su lado bueno. Para colmo, usaron sus propios soldados como guardianes?.

Esto es lo que Hamid Karzai, el presidente del régimen títere de Afganistán, dijo con respecto al país de hoy en una entrevista realizada por Susanne Koelbl y Ullrich Fichtner en la revista alemana Der Spiegel (16 de junio). También habló un poco acerca de algunos de los males del país: la guerra, la corrupción, las drogas y los comandantes locales inhumanos quienes son aliados de los Estados Unidos. Pero [Karzai] no identifica el aspecto más importante del Afganistán de hoy: la brutalidad y el asesinato inflingidos al pueblo tanto por los ocupadores imperialistas como por los fundamentalistas islámicos, así como la pobreza y la miseria de las personas que están perdiendo la paciencia, progresivamente, con todos los reaccionarios.

En esta entrevista, Karzai expresa una actitud levemente crítica hacia las potencias ocupantes, aunque no las nombra. En otras ocasiones recientes, ha criticado a los Estados Unidos por sus “duros” ataques aéreos sobre civiles, al Reino Unido por la realización de sus propias negociaciones directas con los Talibán y otros señores de la guerra en la provincia meridional de Helmand, así como a Alemania y a Francia por tratar de mantener sus tropas lejos de las zonas de combate. Pero respecto a la magnitud global de los crímenes de los ocupadores contra el pueblo que dice representar, es mucho menos crítico que el muy oficial y conservador Comité Internacional de la Cruz Roja, el cual denunció que al menos 205 civiles resultaron muertos o heridos en las primeras semanas de julio. Pero el llamado presidente de Afganistán no mencionó este tema en la entrevista de Spiegel. En lugar de eso, busca proteger los intereses de una parte de la clase dominante afgana que los ocupadores seleccionaron como sustituto en la administración del país.

Aunque Karzai miente y distorsiona la realidad, y algunas veces se contradice a sí mismo, e intenta elaborar sus respuestas tan breves como sea posible con el fin de no complicar las cosas y encolerizar a los ocupadores, no obstante le da al asiduo lector un vistazo de cuál es la mayor crisis que los reaccionarios están confrontando y qué tipo de planes están tramando. Lo que Karzai dice puede que no sea nuevo para las personas familiarizadas con este país que ha estado ocupado una y otra vez y ha sufrido a manos de fundamentalistas religiosos durante los últimos 30 años. Pero algo de lo que sale de su boca revela la magnitud de la crisis para los imperialistas y su hipocresía.

Corrupción

No es un secreto para nadie que conozca un poco el Afganistán de hoy, que algunos ayudantes más íntimos de Karzai así como altos funcionarios, entre ellos miembros del gabinete, gobernadores y jefes de policía, son sospechosos de robo de tierras, narcotráfico y mantener sus propias milicias informales. Cuando Spiegel le preguntó a Karzai acerca de esto, expresó su desacuerdo con estas afirmaciones pero no respondió a la pregunta acerca de la corrupción en su propio entorno. Sin embargo, agregó: “Sé acerca de los problemas con la policía. La comunidad internacional finalmente aceptó después de dos años de negociaciones muy intensas y airadas, que la policía es un problema, y a mediados de 2007 comenzaron a trabajar con nosotros. Por ejemplo, se establecieron los puntos de control en las carreteras durante los años de la invasión soviética, un momento en el que el país se volvió ingobernable y cada comandante local estableció su propio punto de control para recaudar dinero”. En otras palabras, estos problemas son solo un legado de los rusos, que él de casualidad heredó y por el que no puede culparse.

Los entrevistadores de Spiegel le recordaron que estos puntos de control no existieron durante el tiempo del Talibán. Karzai aprovechó la oportunidad no solo para cambiar de tema sino para elogiar al Talibán. “Ese fue el mejor aspecto del Talibán. Hicieron muchas cosas malas, pero también hicieron algunas cosas buenas. Ojalá tuviera al Talibán como mis soldados.” Este es un mensaje, uno de muchos, de Karzai al Talibán, de llamarlos a unirse a su gobierno. Karzai está en lo cierto con respecto a las similitudes básicas entre el Talibán y el mismo. Ambos llegaron al poder con la ayuda de los imperialistas, y ambos sirven a las mismas fuerzas de clase en Afganistán, aunque hay diferencias, de mayor importancia que el Talibán está ahora vinculado a una jihad, o guerra santa, política e ideológicamente más amplia contra los Estados Unidos, mientras que Karzai es el criado local de Estados Unidos. Como los ocupadores están teniendo dificultades en Afganistán, están buscando una salida, p.e., posiblemente la integración de al menos una parte del Talibán en la estructura de poder dominante. Este ha sido un tema de pugnas entre las diferentes fuerzas reaccionarias y ocupadoras en Afganistán. En la medida en que el poder del Talibán se incrementa, también lo hace la tensión entre ellos.

Pero la corrupción y el caos, en varias esferas de la vida afgana, están tan extendidas y, ahora, son tan notorios, que no es fácil y simple pasar por alto cualquiera los mencione. Tanto el entrevistador de Spiegel como el mismo Karzai tienen que volver a este tema en repetidas ocasiones.

Invadieron y ocuparon a Afganistán bajo el pretexto de falsas promesas: liberar al pueblo y particularmente a la mujer del dominio fundamentalista religioso, traer la paz, aliviar la pobreza y permitir el retorno del exilio de millones de afganos quienes buscaron refugio en países vecinos y alrededor del mundo. El que la ocupación no ha cumplido ninguna de estas promesas es obvio no solo para la misma población de Afganistán, que está atravesando uno de los períodos más difíciles de sus vidas, y para los observadores internacionales y afganos quienes siguen los acontecimientos de cerca, sino que es un hecho que lo afirman abiertamente muchos altos funcionarios tanto de la OTAN como de otros funcionarios, actuales y anteriores, de la ocupación.

Esto está directamente asociado con un espectacular repunte en las acciones del Talibán, quienes se encuentran ahora en su punto más alto desde su derrota durante la invasión. En 2007, el Talibán ejecutó cuatro veces más operaciones que en 2005, de acuerdo con un artículo del Grupo Internacional de Crisis (“Caos estratégico y el resurgimiento de el Talibán en Afganistán”, por Mark L. Schneider). El número de operaciones este año es aún mayor, e involucra muchos avances exitosos. Por ejemplo, 800 prisioneros, cerca de la mitad de ellos combatientes talibanes, escaparon de una prisión en la ciudad sureña de Kandahar en junio. Pocos días después, se reportó que el Talibán había tomado control de 11 aldeas al occidente del río Argandab cerca de la ciudad de Kandahar. Al tratar de darle la mejor interpretación a este desastre, el gobernador provincial Asadullah Khaled solo pudo decir: “Por lo menos el Talibán no está en Argandab”. El 14 de julio, el Talibán obtuvo su mayor victoria militar contra los Estados Unidos desde la invasión, cuando atacó y asaltó una base norteamericana en la provincia nororiental de Kunar, en que resultaron muertos nueve soldados y 19 heridos.

Muchos observadores internacionales admiten que una importante razón para el resurgimiento del Talibán no es tanto que a mucha gente le agrade sino que la población se está desilusionando cada vez más de los ocupadores y del régimen títere. Están defraudados porque la corrupción es muy grande y se ha filtrado a cada rincón del gobierno. El mismo Karzai, en la entrevista, no puede sino reconocer por qué él y su gobierno son objeto de tanto odio popular, aunque trata de presentar la situación como si no tuviera otra alternativa.

Después de su sorprendente admisión de que considera los “negocios sucios” como “absolutamente necesarios” y que su gobierno no se atreve a arrestar a ese “terrible señor de la guerra”, agrega: “No quiero mencionar el país, porque lastimaría a un aliado y amigo cercano. [Spiegel comenta que podría estar refiriéndose al comandante jihadí Nasir Mohammed en la provincia nororiental de Badazkhshan fronteriza con Tadjikistán, donde están asentados los soldados alemanes.] Pero también hay muchos otros países quienes contratan tanto a milicias afganas como a sus líderes”.

Karzai quiere decir que la falta de policía y fuerzas militares para controlar el país hace “absolutamente” necesario negociar con los comandantes jihadíes. Pero olvidó que hay cerca de 63.000 soldados extranjeros y decenas de miles más bajo el comando del llamado ejército nacional entrenado por los Estados Unidos y no obstante no pueden controlar el país tampoco. En este momento dicen que el Talibán ha ganado el control de aproximadamente un tercio del país. Es verdad que para lograr esto, ha usado la misma brutalidad extrema contra el pueblo que empleó cuando manejaron el país entero, pero las fuerzas extrajeras no son menos brutales y están equipadas con el más sofisticado equipo y armamento.

Un poco después, dice Karzai: “Algunos miembros de la comunidad internacional están fuertemente conectados a elementos corruptos y los usan como sus fuentes. Permítame hablarles acerca de otro caso: Uno de nuestros aliados en la coalición dio a un comandante tierras y dinero en otra parte del país en recompensa por su fidelidad. ¿Debería llevarlo a juicio? ¿Debería llevar al señor Jalali a juicio?” Ali Ahmad Jalali fue el anterior ministro del Interior de Karzai quien declaró “tener una lista de narcotraficantes y contrabandistas de peso y un número de figuras bien conocidas de la estructura de poder”. La lista incluyó a asesaores de Karzai y miembros del gabinete. Jalali fue acusado de corrupción en la apropiación de tierras para construcción en Kabul.

Drogas

Karzai dice que está frustrado por la corrupción y suelta con cierta libertad sus denuncias a algunas de sus fuentes entre las potencias ocupadoras y facciones rivales de su régimen, pero niega la corrupción de sus más cercanos parientes y aliados. Defiende a sus hermanos, quienes se han convertido repentinamente en algunas de las personas más poderosas del país en comercio y política. El más controversial de ellos es Ahamd Vali Karzai, quien ha sido acusado de participación en el tráfico de drogas. Karzai llama a esto “un montón de basura”. Spiegel le pregunta: “El sur es el centro del contrabando de drogas. ¿Es posible que Ahmad Wali Karzai, uno de los más influyentes políticos en Kandahar, quien lidera el concejo provincial, no tuviera la más mínima idea de lo que está ocurriendo o no tenga nada que ver con esto?” Karzai contestó decididamente: “Es muy posible”. Pero agrega: “La mayor parte del dinero va a la mafia internacional y no a los afganos”. Aquí no queda claro cómo Karzai sabe esto, y exactamente sobre qué se está quejando.

En menos de siete años, Afganistán se ha convertido en la fuente de casi todo el opio del mundo, a partir de cual se elabora la heroína. No hubo ninguna liberación de las mujeres de Afganistán, ni derrota de los fundamentalistas islámicos (más bien se fortalecieron), el problema de los millones de sin hogar no se resolvió, pero bajo la ocupación y el régimen de Karzai, Afganistán sí logró una cosa: ”producir el 93% del opio del mundo, en 193.000 hectáreas con una potencial producción de 8.200 toneladas métricas” (Reporte de 2007 de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen, citado por el ICG).

De acuerdo con la misma fuente, “En su investigación, la ONU encontró que el 100% de los cultivadores de amapola en la región del sur reportaron que varios grupos los obligaron a pagar impuestos por el opio”. Estos grupos armados incluyen al Talibán, comandantes locales aliados con Karzai, los Estados Unidos y otras potencias ocupadoras, pues todos cobran estos impuestos. En algunos lugares, tiene la forma de sobornar a inspectores, en otros, tanto impuestos como sobornos. De acuerdo con el reporte de la ONU, los laboratorios de drogas de Afganistán producen al menos 4 mil millones de dólares de los estupefacientes refinados (opio y heroína), lo cual es equivalente a la mitad del Producto Interno Bruto del país. Así hoy, las dos principales fuentes de ingresos de Afganistán, son las drogas y la ayuda exterior. Estas son las actividades en las que descansa su economía, y la forma en que Afganistán está integrado en la economía capitalista mundial.

La nueva clase dominante burocrática capitalista que se supone ha de dirigir el país para el occidente bajo las armas extranjeras hoy, y quizá por su cuenta en algún momento en el futuro, no tiene ninguna otra fuente importante de ingreso. Los campesinos del país están encadenados a los sindicatos del crimen internacional y a estos reaccionarios afganos, quienes se enriquecen a sí mismos a partir de la mano de obra de los campesinos. A pesar de la información específica acerca de los individuos que pueda tener o no, Karzai está muy enterado de esta situación en general. Y por supuesto, los Estados Unidos y las otras potencias ocupadoras igualmente conocen todo acerca del tema. Esta clase de economía y corrupción inevitablemente van de la mano, y los ocupadores imperialistas deliberadamente se hacen los de la vista gorda con esto, puesto que esta situación le viene bien a sus intereses y planes.

¿Qué es lo que está detrás de la corrupción, las drogas y la guerra que son los principales factores que mantienen la inestabilidad en Afganistán? La ocupación extranjera. Los “negocios sucios” son una parte esencial e inevitable de la subyugación del país por las tropas imperialistas, un régimen impuesto por los imperialistas y el mercado mundial imperialista. A pesar de sus pretensiones, a los imperialistas no les interesa cambiar esta situación básica. La guerra, la inestabilidad y los “negocios sucios” que son su producto inevitable han sido las principales características del país en dos últimos siglos de ocupación extranjera y no terminarán sin la expulsion de los imperialistas por el poder del pueblo y no por otros imperialistas o fuerzas reaccionarias.

 

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