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Pensamiento :: 19/02/2009

El problema del amor

Errico Malatesta
Es muy fácil decir: cuando un hombre y una mujer se aman, se unen, y cuando dejan de amarse se separan. Pero sería necesario, para que este principio se pudiera convertir en regla segura y general de felicidad, que se amaran y cesaran de amarse ambos al mismo tiempo.

Los seres humanos sufren sin darse cuenta de los sufrimientos, sin buscar el remedio y sin rebelarse, viven semejante a los brutos, aceptando la vida tal como la encuentran.

Es muy fácil decir: cuando un hombre y una mujer se aman, se unen, y cuando dejan de amarse se separan. Pero sería necesario, para que este principio se pudiera convertir en regla segura y general de felicidad, que se amaran y cesaran de amarse ambos al mismo tiempo. ¿Y si uno ama y no es amado?, ¿y si uno aún ama y el otro ya no le ama y trata de satisfacer una nueva pasión?, ¿y si un ama al mismo tiempo a varias personas que pueden adaptarse a esta promiscuidad?.

-“Yo soy feo”-, me decía una vez un amigo, -¿qué haré si nadie quiere amarme?-. La pregunta mueve a risa, pero también nos deja entrever verdaderas tragedias.

Y otro, preocupado con el mismo problema, decía: -actualmente, si no encuentro el amor, lo compro, aunque tenga que economizar mi pan, ¿Qué haré cuando no halla mujeres que se vendan?-. La pregunta es horrible, pues muestra el deseo de que haya seres humanos obligados a prostituirse; pero es también terrible…y terriblemente humano.

Por lo demás, el amor es lo que es. Cuando se ama fuertemente se siente la necesidad del contacto, y algo más peligroso: la necesidad de la posesión exclusiva del ser amado.

Para nosotros el amor es una pasión que engendra por sí misma tragedias. Estas tragedias no se traducirían más, ciertamente, en actos violentos y brutales si el hombre y la mujer tuvieren el sentimiento del respeto a la libertad ajena, si tuviesen bastante imperio sobre sí mismos para comprender que no se remedia un mal con otro mayor, y si la opinión pública no fuese, como hoy, tan indulgente con los crímenes pasionales; pero estas tragedias no serían por esto menos dolorosas.

Mientras las mujeres y los hombres tengan los sentimientos que tienen, (y un cambio económico y político de la sociedad no nos parecen suficiente para modificarlos por entero, pues tienen que ir adheridos con una revolución moral) el amor producirá, al mismo tiempo que grandes alegrías, grandes dolores. Se podrá disminuirlos o atenuarlos, con la eliminación de todas las causas que puedan ser eliminadas, pero su destrucción completa es imposible.

En todo caso, mañana, los desgraciados en amor podrán procurarse otros goces, pues no sucederá como hoy, en que el amor y el alcohol (ambos, en cualquiera de sus variadas formas) constituyen los únicos consuelos de la mayor parte de esta triste humanidad.

* Texto extraído del folleto "El Problema del Amor", del pensador ácrata italiano Errico Malatesta, publicado por primera vez a principios del S. XX y extraído a su vez de su ensayo “Socialismo y Anarquía”.

 

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