Testo Yonqui: resistencia en gel

Por estas fechas navideñas en las que se mezclan las orgías de pavo y familia con el consumo frenético de regalos al uso, no está de más acompañar este incierto viaje a la matriz originaria - la nave nodriza familiar- con un buen libro de cabecera para poder escapar de traumas digestivos y modorras post-misa del gallo. Recomendamos pues, para acompañar siestas o interminables sobremesas al calor de la chimenea o -peor- de la caja tonta empeñada en retransmitir por enésima vez las cintas siempre altamente cotizadas en el mercado de la nostalgia de Sonrisas y lágrimas o bien Los diez mandamientos, la lectura o relectura del último trabajo de Beatriz Preciado en torno a la interesante y sugerente experiencia de deprogramación de género llevada a cabo en primera persona por la filósofa. Una buena manera de intentar reanimar cerebros y cuerpos embotados por las burbujas del cava y otros rituales navideños. A continuación, publicamos la reseña de nuestra colaboradora Guadalajara Smith y un extracto del libro.

El feminismo liberal biempensante y anti-tecnológico se tragó allá por los años cincuenta la ultradosis masiva de estrógeno y progesterona en forma de píldora anticonceptiva, aprobando dócilmente que el cuerpo de la bio-mujer quedara tecnológicamente sujeto a leyes entendidas como naturales e inmutables. Siglo XXI: Beatriz Preciado, uno de los más relevantes exponentes de la filosofía queer y transgénero del Estado, cancela el paseo por el Pseudopaís de las Maravillas para destripar los mecanismos del sistema y elige su propio tecno-cóctel molecular. Ingrediente principal: testosterona en gel.

Testo Yonqui es a la vez el cuaderno de bitácora de este viaje-experimento, un agudo análisis de la actualidad high-tech que habitamos (¿qué nos habita?), y la decodificación de las estructuras de poder dominantes, que Beatriz Preciado examina desde un macronivel global hasta microestadios moleculares esenciales. Es novelar autobiográfico-lírico a vena abierta, la historia de la subjetivación del poder a través de hormonas sexuales, moléculas psicotrópicas y la difusión de códigos audiovisuales…

Y es sobre todo una reivindicación, una invitación a la gestión de la propia identidad, al juego de apoderarTe de tu cuerpo como soporte esencial de placeres libres de restricciones y copyright, como plataforma nuclear para la revolución.

Echando mano de un lenguaje que parece evocar la voz robótica del narrador de Los Metabarones de Jodorowsky, desarrolla un discurso revelador. Capítulo a capítulo desglosa cada uno de los estadios que fundamentan su teoría: tecnogénero, tecnosexualidad, farmacopoder, pornopoder... Hace que cada uno de sus referentes teóricos aterricen en la actualidad más cibertecnológicamente cruda; sacude y renueva las ideas de Foucault, Hardt y Negri, Butler, Deleuze, DeLaurentis o Wittig, y establece su propia propuesta tecno-contra-sexual.

Beatriz Preciado define nuestro tiempo como la era farmacopornográfica. A partir de la 2ª Guerra Mundial, la crisis energética ha transformado la economía global, y el fordismo ha dejado paso a un nuevo régimen tecnocapitalista ultra-avanzado. Los nuevos soportes industriales (la bioquímica, la electrónica, los medios de comunicación audiovisuales-cibernéticos) permiten nuevas plataformas de control de la subjetividad: nuevas técnicas mediáticas y biomoleculares se convierten en las llaves de las puertas del alma. De este modo, si el fordismo se basaba en la “fuerza de trabajo”, es la “fuerza orgásmica”, su verdadero sustrato, la que lubrica los engranajes del sistema farmacopornográfico.

Así, según nos explica, la economía de la producción se convierte en una “economía de la invención”, un sistema que cuyo fundamento energético no puede ser ni poseído ni conservado, donde más que el objeto de consumo, lo que se produce, aquello que se inventa, es un “sujeto” permanentemente conectado a la red global del deseo. Una economía que no pretende “satisfacer” sino que busca “excitar” de manera permanente. El control de esta satisfacción-frustración sería, según Preciado, la divisa principal del capitalismo farmacopornográfico.

A lo largo de todo el volumen subraya la relevancia del control molecular y tecnológico de las estructuras de poder de género. Desde el establecimiento de la dualidad inamovible masculino/femenino hasta su control individualizado a través de la comercialización de hormonas. Como paradigma de este tecnocontrol directo, elige la píldora anticonceptiva (“microfascismo pop molecular y ultraindividualizado”, Beatriz dixit), que se convierte en herramienta principal de re-feminización de la mujer en el preciso instante de la historia de la humanidad en el que ésta comenzaba a acceder al espacio público, al trabajo remunerado; quizás, al poder.

Su teoría, más que postfeminista o queer, postporno y proletaria, describe la actualidad como un imperio tecnopornopunk ligado a una economía del neo-esclavismo, en la que el ser humano tecnificado, tal y como anunciaba Haraway, deviene cyborg; una biomáquina sometida a una programación politicosomática que define su posición dentro del sistema. Cuerpos penetradores o cuerpos penetrables, occidente o el resto del mundo. Penetradores universales o biopuertos controlados en apertura permanente. Gentes sin voz ni papeles proporcionando la corrida global.

Beatriz Preciado, cobaya de su propio experimento post-porno, propone en Testo Yonqui una revolución “gender [género] copyleft” corporal. Autointoxicándose con una hormona culturalmente definida como masculina y sin aceptar los protocolos oficiales de cambio de sexo, defiende la posibilidad de “devenir la especie dominante”, de joder literalmente al sistema. Con su ensayo señala las fisuras del orden establecido, promueve el cuestionamiento y la gestión de la propia identidad, la autoconfrontación, la autodescodificación del propio cuerpo-alma como herramienta básica para la transformación de la realidad tecnocontrolada, y nos invita a una política de la experiencia: la in-corporación de la revolución.