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Pensamiento :: 31/03/2009

Sobre Europa, el Estado que llaman ?España? y los demás entes de nuestro entorno

Carlos X. Blanco
El Estado Español es el mayor puti-club de Europa, el mayor campo de esclavos sin papeles trabajando bajo los plásticos, el paladín de la Guerra Sucia contra el Terrorismo.

No cabe la menor duda. El mundo se está convirtiendo en un gigantesco campo de concentración. El siglo XX, el siglo de la mercantilización masiva de los cuerpos humanos, es el siglo “concentracionario”. Fue el Reino de España, en plena guerra contra los independentistas cubanos, un pionero en la invención de campos de concentración y/o exterminio de sublevados isleños. Fue Franco, ese general no menos idiota y cruel que los monarcas borbones que le precedieron, el “genio” que restauró los campos de concentración y/o exterminio. Los jerarcas nazis no hicieron otra cosa que perfeccionar –con “racionalidad” y cientificidad germánicas- los avances franquistas en materia concentracionaria. Al principio se trató simplemente de acotar un espacio, llenarlo de alambradas y nidos de ametralladoras. Bastaba incluir allí los reclusos, extenuarlos de hambre y fatigas con trabajos absurdos. Y ya estaba todo solucionado. Se conseguía la sumisión, la anulación de la persona. Después vendría la aniquilación final de sus vidas. Para rizar el rizo metódico, también podrían obtenerse ganancias sabrosas con el trabajo esclavo aprovechado antes de la muerte del ser humano concentrado. Los trabajos forzados para el Estado, o el alquiler de los esclavos a empresarios privados adeptos al régimen, fueron tácticas frecuentes tanto en el franquismo como en el nazismo.

La Europa en la que, a la fuerza y con calzador, los diversos estados, pueblos y naciones debemos estar incluidos, esa Unión de Capitales hecha por elites y para elites, ya se ha puesto ella misma tras la alambrada. Conocer de verdad Europa es conocer de primera mano su alta valla con pinchos y torres de vigilancia: Ceuta, Melilla. Saber de Europa es saber de sus cadáveres arribados a las playas canarias. Uno toma el sol, se da un baño y de repente… el cuerpo de un “extra-comunitario”. No seamos nominalistas: ahora “Extra-comunitario” significa, ni más ni menos, “Sub-humano”. El racismo occidental no es tan explícito en sus categorías biológicas, pero todo el mundo lo entiende. Un blanco y comunitario sabe que los “negros”, verbigracia, los “Sub-saharianos”, vienen en “oleadas”, “avalanchas”, “flujos”. Todo este lenguaje es una animalización construida en Occidente por hombres blancos “legales” con el fin de designar a hombres negros “ilegales”, vale decir, en las cínicas categorías post-ilustradas de hoy, “sub-humanos” dispuestos a ser empleados útilmente como esclavos, mientras su número no rebase ciertos umbrales, umbrales que significan la inmediata concentración en campos de internamiento y una ulterior deportación. Algunos de estos seres tratados como sub-humanos ya han sido interceptados (“interceptados” ¡como los OVNIS!) en aguas del Estrecho, y “devueltos” (¡como los paquetes de mensajería o correos, con las señas mal puestas!), no sin haberles rajado antes los neumáticos salvavidas. El mar hará el resto: tragarles.

La Europa en la que vivimos, con su monstruosa burocracia, sus infinitos laberintos de papeles, legiones de eurodiputados millonarios, comités y consejos, directivas y euro-órdenes, es la Europa del Fascismo Global. El Capital crea sus tinglados, llámense Estados, llámense Uniones Supra-nacionales, con el fin de garantizar mejor y sin traba alguna su sustancia. Los seres humanos, tanto en lo que respecta a los derechos individuales como a sus derechos colectivos, son el instrumento a movilizar y exprimir con el fin de que un programa automático en ese Ordenador Mundial que es el Capital, se active: el programa de la Acumulación a toda costa. Para ello no se repara en formas. Fue preciso gasear pueblos enteros, exterminar naciones completas, organizar golpes de Estado y reducir a la esclavitud y barbarie a un 80 por ciento de la población mundial. El ser humano ha vivido en el pre-capitalismo (la pre-historia del Hombre, que diría Marx) en condiciones de animalización. Los grandes mercados de esclavos de Grecia, Roma, Córdoba, en los que la mercancía humana era expuesta y palpada por los clientes para comprobar su buen estado de cara al aprovechamiento laboral o sexual, son escenas que se quedan cortas ante el mundo de hoy y que se nos avecina. Un mundo, además, sin Espartacos. Un mundo con su izquierda desorganizada y gravemente desorientada, con las posibilidades de resistencia y agitación concentradas solamente en unos pocos países (Cuba, Venezuela, Bolivia…). La Europa del “Gran Tinglado”, la de sus directivas oligárquicas, la de su embrutecedor “Plan Bolonia”, la Europa inepta y genocida en los tiempos no tan lejanos de guerras en Yugoslavia, es un tinglado que se está quedando atrás. Es la verdadera Decadencia de Occidente. Yo creo que Oswald Spengler fue profeta en todo esto. La “orientalización” de un falso coloso, de una falsa unión como es la entelequia europea, consistirá en una sumisión cada vez más abyecta y descarada a la Fuerza Bruta de los USA. Como la Roma antigua, la UE habrá de ir invirtiendo más y más millones en vestir y armar a toda una masa de bárbaros mercenarios dotados de tecnología punta de carácter disuasorio. Vuelven los nuevos Hunos del Este: se nos mete miedo con una China comunista (pero competidora de Eruopa en lo que tiene de ultra-capitalista) y un Kremlin tan imperialista como en tiempos de los zares y de los Stalin. Una Europa que desea vivir bien a costa de cuanto sea menester. Esclavos disponibles en bonanza, y susceptibles de deportación cuando vengan las crisis. Es la Europa que dice creer en un “Progreso”, esto es, construir carreteras y aniquilar el campo. Destruir la autosuficiencia de las regiones y de los pueblos. Una Europa que nunca fue la Europa de los Pueblos, que nunca hizo nada real por las naciones sin estado, que sólo quiso ver territorios, nunca naciones, allí donde el Capital pudiera hacer uso y abuso, siempre de la mano (férrea) de los Estados-nación que en ella entraron como socios. Socios supuestamente de un club selecto, en el que había que entrar gustase o no.

Recordemos a Mr. X. Ese abogadillo metido a político que, representando un PSOE insignificante en la llamada Transición Española, convirtió al Estado Español en el mayor puti-club de Europa, en el mayor campo de esclavos sin papeles trabajando bajo los plásticos, en el paladín de la Guerra Sucia contra el Terrorismo, practicando por supuesto el Terrorismo de Estado y consolidando la Cultura del Pelotazo. Ese socialista que hizo –por ejemplo- que mi País, Asturies, prácticamente se quedara sin vacas y sin industrias por no sé qué esfuerzos de convergencia y competitividad. El telos: Europa. Si no entrábamos en la OTAN, dijo un día tomando al asalto la Televisión la víspera del Referendum, nos hundiremos en la barbarie, jamás entraremos en la UE, nos convertiremos en…África. Ya no recuerdo si fueron exactamente estas sus palabras. Muy parecidas en todo caso ¿verdad? El caso es que desde la década de los 80, tan maravillosa en sus logros (GAL, pelotazos, reconversión salvaje, corrupción, neoesclavismo), el Estado Español no ha podido sacudirse de su mugre, de su pecado original (una Transición Vigilada), de la ineptitud de su régimen político (clientelar, mafioso, delicuescente).

Mr. X, y la Derecha Realmente Existente, es decir el PSOE, nos ha preparado, junto con sus ministros y financieros (pues todo esto no se logra sin apoyos financieros “correctores” de la Democracia Formal) el Estado Español que verdaderamente querían: una Provincia Territorial del Capital, un no-competidor estéril, un lugar para el turismo de sol y “pescadito frito”, un burdel con playa para los comunitarios, un campo de concentración para los nuevos esclavos que trabajan sin derechos, sin rostro. Y para la mercancía humana, en suma: un verdadero infierno. Este Estado que es uno de los más fraudulentos de Europa en materia fiscal, un Paraíso del Dinero Negro ¿a quién va a dar lecciones? Dentro de sus fronteras, las comunidades más habituadas al trabajo honrado y a la transparencia fiscal se están ya dejando contaminar por los hábitos hispanos generalizados de expolio, corrupción, blanqueo de capitales que se derivan del tráfico de drogas, armas y seres humanos. Este Estado que dejó ese General ferrolano “atado y bien atado” es una verdadera vergüenza moral. Justo como la UE en la que está integrada. Una fortaleza podrida por dentro, y un instrumento al servicio del Capital. Pero como la moral parece importar bien poco en la lucha de clases, digamos que la reconstrucción de una izquierda anti-capitalista debe consistir también en una lucha no economicista. Los Estados-nación del mundo privilegiado, el Español incluido, en contra lo que se nos pretende hacer creer con las monsergas de la “Educación para la ciudadanía” y los “Planes de Bolonia”, son los enemigos prioritarios de todo anti-capitalista. El Capital siempre pierde pie sin estos instrumentos, pierde asideros, defensas, uniformados y legitimaciones ideológicas.

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