Concentración antirracista en Fuenlabrada para el próximo 18 de julio

Concentración en la plaza de la constitución a las 20:00 el 18 de Julio

Durante los últimos meses ha podido apreciarse en Madrid un notable incremento en las ya preocupantes agresiones de carácter racista. A los acostumbrados ataques perpetrados por elementos fascistas se suma un intento manifiesto de movilización de la opinión en contra de lxs inmigrantes por parte de algunos medios aprovechando la crisis económica. Asimismo estamos siendo testigos de la violencia estructural ejercida desde posiciones de poder con evidencias tales como los cupos de inmigrantes a detener que se plantean las comisarías (pese a que se ha ordenado su cese se ha reconocido incluso oficialmente su persistencia en algunos casos), las palizas, humillaciones y vulneraciones de los derechos sufridas en los centros de internamiento de extranjeros (CIES, por cierto, legalmente no se puede encerrar por no tener papeles), las recurrentes agresiones de agentes de seguridad del metro... Todos asuntos graves dignos de mención estén detrás de los mismos motivos raciales, económicos etc...

Históricamente, el racismo se ha presentado de muy diversas maneras y se ha valido de muy varios, y siempre inconsistentes, argumentos. El caduco racismo decimonónico pretende basar sus postulados en la ciencia y tuvo sus raíces en un reduccionismo biológico y darwinismo social que pretendía legitimar el colonialismo y las diferencias sociales diciendo que “pez grande tenía derecho a tragarse al pequeño” y que “las diferencias sociales eran expresión de las biológicas”. Jamás hubo una sola prueba científica que lo avalase, como no la hay hoy tampoco. Hace tan sólo dos años que James Watson, Premio Nobel en 1962 habló de diferencias de inteligencia innatas a las razas, de nuevo sin ningún apoyo científico demostrando, al enunciar este científico postulados faltos de pruebas, que el racismo es una enfermedad infantil, más allá de cualquier lógica y más ligado siempre a fútiles prejuicios.

De lo que no hay ninguna duda es de las diferencias ambientales a las que se ven sometidos individuos de distintas razas en muchas ocasiones y de las consecuencias que eso puede tener (hambre, pobreza, analfabetismo...). Abismales diferencias de estatus económico, oportunidades a todos los niveles... A iguales condiciones, está más que probado, hay mismos resultados independientemente de la raza.

Una de las variables de racismo o, al menos de desprecio a lxs inmigrantes, más presente hoy en día está relacionada con los problemas económicos que se vienen atravesando. Interesa para la perpetuación del sistema imperante restar responsabilidad en el devenir de la crisis al capitalismo. En ese sentido, es significativa la campaña que se está elaborando buscando culpar a la inmigración de la crisis económica; incongruencias que tratan de calar en la población a través de mensajes populistas que hacen referencia, por ejemplo, al empleo. No tienen sentido estos argumentos dado que la llegada a este estado de inmigrantes se debe en su mayoría a la necesidad en que se ven sumidos los habitantes de aquellos países que desde hace siglos se vienen diezmando para beneficio de nuestra economía. Ya fuese la colonización de antes, el expolio, el monocultivo, la deslocalización actual... el capitalismo occidental, que se mueve estrictamente en el ámbito de la plusvalía y, toma todos los elementos que intervienen en la producción como números en una resta, ha devastado aquellas economías y dejado desvalida a la mayoría de la humanidad. Pero hablar de humanidad no es hablar de un engranaje de una máquina, la vida se abre paso y las barreras no pueden parar el hambre. Se pretende acabar con las trabas en materia económica para mayor beneficio ligado a la explotación de todo el mundo pero se pretende limitar el movimiento de lxs hambrientxs. De hecho, en tiempos de bonanza económica, lxs abanderadxs del sistema supieron fomentar la inmigración para que ocupase los puestos de trabajo más desagradables. Hoy los medios señalan, la policía golpea (con el beneplácito de la absorta ciudadanía) y los CIES retienen, los flujos de migración; el objetivo: hacer controlable y adaptar a los caprichos del mercado el volumen de inmigrantes, tratando la vida como mercancía

Si de algo podemos estar segurxs es de que hoy en día, el mudo gravita en torno al mercado; lxs políticos sólo son marionetas del sistema económico y las necesidades del mismo determinaran el rostro que haya que ponerle a la dominación política. Hoy culpar a lxs inmigrantes pretende ser una manera de restar responsabilidades al capitalismo y dar el giro que interesa a la situación y por ello a todo el acerbo parlamentario le beneficia, pese a que para mantener el espectáculo se posicionen de diverso modo. Mayor protagonismo toman en muchos casos de crisis económica los partidos de ultraderecha, con la crítica de la inmigración en este caso por bandera (aunque en muchos casos desde la corrección política que requiere un partido populista de hoy en día). Ya ha sucedido en estas elecciones europeas: Holanda (ultraderecha en 2ºlugar), Rumanía (escaños para un partido que quiere solución final para lxs gitanxs), Hungría, Francia, Gran Bretaña, todxs con un discurso decididamente en contra de los inmigrantes. Nada nuevo bajo el sol como se recuerda de la historia europea de entreguerras, salvando las distancias.

Así pues queremos denunciar el racismo de cualquier signo como marcadamente irracional y el uso que de él se hace desde el sistema para cubrir sus fallos. Un sistema al que derribaremos por un mundo mestizo e igualitario. Como escribió Miguel Amorós: “La lucha por los derechos de los más oprimidos es la pieza clave de la lucha por los derechos de todos los oprimidos. Pues la verdadera cuestión no reside en el estatuto de los inmigrantes en una sociedad “blanca” sino la abolición por parte de todos -los de aquí y los de afuera- de las condiciones universales de opresión .(…) formar mediante el cruce, la mezcla y el mestizaje una comunidad de índole superior. El sujeto histórico será mestizo o no será” (Miguel Amorós, Mundo Mestizo, una introducción)