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Argentina :: 07/08/2009

Veinte mujeres Wichís de Salta exigen al Estado que les entregue su territorio

Red Eco Alternativo
Exigen ?que el Estado nos nombre custodios hasta que tome la decisión de la entrega fehaciente de ese territorio. Porque esas tierras son ancestrales y de toda la vida?.

Ciudad de Buenos Aires.
“Aquí no se está respetando la vida”. Por eso las veinte mujeres Wichís de Salta están en Buenos Aires, exigiendo “que el Estado nos nombre custodios hasta que tome la decisión de la entrega fehaciente de ese territorio. Porque esas tierras son ancestrales y es donde recurrimos toda la vida”.
La semana pasada la comunidad Wichí Honat Le´les (hijos de la tierra) exclamaba: “hemos tomado la decisión de viajar a Buenos Aires, veinte mujeres, que venimos haciendo estos reclamos en la provincia y en nuestros municipios sin tener soluciones como respuestas, sino más represión, exclusión y discriminación”. Y el viernes 31 llegaron a Retiro. Vinieron en micro, y son 20 porque consiguieron esa cantidad de pasajes.
Están en la ciudad para hacer oír su reclamo: Que se respete el efectivo acceso a la tierra. Que finalicen los desmontes. La colaboración en el acceso a proyectos que incluyan materiales de construcción para así contar con viviendas dignas. La creación de programas de salud acordes con la población indígena. La implementación de becas de estudios y que dependan de personas responsables y no de punteros políticos.
En Buenos Aires dejaron el petitorio con estos puntos en la Corte Suprema y luego, el miércoles, iniciaron el acampe frente a la Casa de la Provincia de Salta, y ahí están las veinte mujeres Wichís irrumpiendo en el cemento, los trajes, los tacos y el perfume del centro porteño. Estarán hasta conseguir alguna respuesta y cuentan con el apoyo y la solidaridad de profesionales, estudiantes y docentes de la facultad de Antropología de la UBA y muchas otras personas que se acercaron a dejarles comida, ropa y productos de higiene.
El miércoles las recibió el Director de la Casa de Salta, pero les dijo que no puede tomar decisiones porque sus pedidos son “muy puntales”. Más tarde las llamaron para decirles que el lunes en Salta las recibirían algunos funcionarios, pero ellas están “cansadas de hablar con los funcionarios de Salta que no van a solucionar nada, lo que van a hacer es amenazarnos y apretarnos. Aquí también nos sentimos protegidas. Aquí hay gente solidaria, profesionales que se han acercado, que nos están acompañando. En Salta no tenemos a nadie”, nos cuenta Octorina, una de las veinte mujeres.
Ya se estaba haciendo de noche y los despistados transeúntes del microcentro caminando hacia el subte, con pasos rápidos, celular en mano, abrigos desabrochados, pasaban mirándonos. Algo estaba pasando.
Con sus rostros pintados, sus coloridos vestidos, banderas identificando a las comunidades indígenas y otras con sus reclamos escritos y con las carpas a medio hacer, se hacen presentes. Otrina Zamora, ocupada en hablar con todos los que quieran oírla, nos dice: “Nosotras estamos a veces invisibilizadas. Como mujeres estamos en la continuidad, en la recuperación de ese largo camino que vienen haciendo las mujeres indígenas para hacer escuchar su voz. Así que estamos aquí”.
“Deben darnos una respuesta ellos (las autoridades). Nosotros no vivimos en el aire. Somos salteñas, somos originarias de Salta. Los funcionarios de la provincia de Salta tienen que hacerse cargo también. Digo también porque esta es una cuestión de Estado Nacional nuestro problema con el estado de los montes. Porque se está violando una ley nacional. Entonces, el Estado, es el que tiene que garantizar que la provincia cumpla esa ley. No se está haciendo cumplir la Ley de Bosques. No se cumplió ni se cumple con el fallo de la Corte. Las audiencias públicas se hacen lejos de los lugares afectados. Por ejemplo, para tratar el tema de Embarcación, que es mi pueblo, se lo hizo en otro municipio que se llama Murillo y de otro departamento que se llama Rivadavia. Nosotros estamos en Embarcación que queda en el departamento de San Martín. Eso es a 50 Km. aproximadamente y para hacer ese camino hay que tener plata, porque no van colectivos y va un vehículo una vez al día. Entonces es difícil trasladarse a esos lugares”, agrega.
Su reclamo tiene interlocutores directos “queremos por lo menos copia de las notas que enviaría el Gobernador a los diferentes funcionarios que tiene que ver con lo que nosotras reclamamos en el petitorio y además queremos que nos reciba el Gobernador. Y creemos que corresponde que la Presidente se sensibilizara y nos recibiera, porque nosotros somos pueblos que siempre hemos aportado al país. Además hemos sido pueblos saqueados; nos saquearon nuestras tierras, nuestras riquezas, nuestros conocimientos. Corresponde también que escuche la otra voz, que somos las mujeres indígenas. Ojalá que esto sirva y nos reciba la Presidente”.
Sin necesidad de preguntar demasiado, Octrina habló porque su interés es hacerse escuchar y nos decía: “También está el tema de la mujer indígena, que es la otra voz que no se ha escuchado. Y que siempre ha sido acallada, tanto por los funcionarios, como por los mismos hermanos indígenas hombres. Entonces nosotras no queremos más ser silenciadas, invisibilizadas, porque tenemos las mismas capacidades de los hombres. Por eso es que nos organizamos y decidimos para venir a Buenos Aires y ponernos en marcha en estas cosas que tienen que ver con la vida, con el derecho de vivir. Aquí no se está respetando la vida. Sabemos que siguen desmontando la única selva de yunga del municipio y entonces en cualquier momento se viene un alud. Y hay más de 600 familias por los lugares”.
“Allá todos los años se inunda el río Bermejo, se corta la Ruta 34, que es la que bordea las selvas de yunga y está claro que cuando se corta es porque se llena del barro que viene de los cerros, arrastrado por el agua. También el agua a veces llega hasta cerca de la plaza. Si los demás no se dan cuenta que estamos al borde de un alud, al borde de una catástrofe, nosotros nos damos cuenta de esto. En ese darse cuenta es donde hay que GRITAR. Puede ser que seamos escuchadas, puede ser que no. Pero depende de nosotras. Somos veinte mujeres que hemos venido y estamos dispuestas a lograr el compromiso de las autoridades para que se ejecute algo para que se frenen los desmontes”.
Desde diciembre que estuvo el fallo de la Corte Suprema ¿cuál es la situación con los desmontes y con la tala?
Los desmontes han continuado. Por eso estamos aquí, porque no se respeta el fallo.
El fallo de la Corte existe y no se ha respetado, hay cuestiones económicas muy difíciles de vencer, más allá de que las leyes nos amparen. Esto es algo que se ve también claramente con la minería. Entonces ¿Cuál es ese compromiso concreto con el que ustedes se irían satisfechas?
Los funcionarios tienen que escucharnos a nosotros y crear un instrumento para que nosotros tengamos la custodia de esto. Si no es como decís, todo queda en un fallo, la Ley de Bosques. Entonces estaría bien que el Estado nos nombre custodios hasta que tome la decisión de la entrega fehaciente de ese territorio. Porque esas tierras son ancestrales y es donde recurrimos toda la vida.
No es solamente la vida nuestra la que defendemos, sino también la de los animales. Los tienen estresados a los pobres, no se respeta que ahí hay animales que están en vías de extinción como el Yaguareté, los Pumitas, pájaros y además árboles, plantas.
¿Con la complicidad de quién siguen los desmontes?
Del Gobierno provincial y de quien debería velar por todo esto es la Secretaría de Medio Ambiente y parece que fuera ciega o tuerta o que mira para otro lado.
Se hizo de noche. Hora de terminar el armado de las carpas. Otro día de salir de la invisibilidad las espera.

Entrevista: Cecilia Rovito y Celeste Neyra(Red Eco)
Fotos: Facundo Miguel Nívolo(Red Eco)
Más fotos en nuestra galería

 

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