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Estado español :: 11/11/2009

Progreso, tecnología y educación

Carlos X. Blanco
Hasta los 18 a la guardería, aunque no sepan hacer la ?o? con un canuto. Consume (información y lo demás) hasta morir, pero no aprendas nada

El del Progreso es uno de los mitos que más daño han hecho a la especie humana y a la “buena vida” civilizada. No es mejor vida la que nos impone una dependencia de la tecnología, la que nos obliga a encadenarnos a suministradores, intermediarios, oferentes de servicios. Si hay algo que define al Comunismo es la sencillez. La vida sencilla consiste en una emancipación de las comunidades humanas con respecto a toda instancia o potencia ajena a ellas. El Comunismo consiste en la muy real y efectiva, nada utópica, autosubsistencia de los seres humanos como seres sociales que se ayudan los unos a los otros y se complementan recíprocamente toda vez que es muy desigual la especie en cuanto a talentos y capacidades.

Nos quieren adiestrar dentro de formatos homogéneos y tecnocráticos de educación. Y contra esto, es preciso rebelarse. La idea de Progreso es un dogma indiscutible en las cabezas de las gentes. Conocemos siempre un aumento en el número de artefactos a nuestro alrededor, de bienes de consumo a nuestro alcance, de sutilezas y banalidades a nuestra disposición. Banalidades para cuya compra es preciso, a su vez, engancharse a un nada “progresista” mercado laboral que compra parte de la fuerza de trabajo si quiere ésta ser consumidora. Y es claro que vivimos en un modo de Producción en el que todos hemos de ser consumidores obligatorios. El Capitalismo y sus criados, los políticos, han ido cercenando todos los canales de autoabastecimiento, de autarquía social que habíamos heredado de las sociedades tradicionales. Ya es muy difícil ser “independiente” sin una porción de Capital. A esta sociedad diseñada a la medida del Capital le es absolutamente preciso que el ser humano se atomice, precisamente para convertirlo en dependiente. Un ser que “esté agarrado” por el sistema de producción y consumo, eso es lo que quiere el sistema. Las viejas redes de solidaridad y cooperación –sobre todo rurales- se han eclipsado en Europa y ahora las están bombardeando a sangre y fuego en los demás continentes.

Un ejemplo de adiestramiento para la dependencia, para el sometimiento humano, en definitiva, viene constituido por la obsesión por la tecnología que suelen manifestar nuestros pedagogos y políticos. Se trata ahora de repartir ordenadores portátiles a los niños de cinco años, convertirlos en precoces funcionarios de la “información”. ¡Pobres niños devoradores y procesadores de información!. La información, como los bienes de consumo, se convierte en una mercancía discreta, fácil de fagocitar aunque no de digerir. Niños empachados con la santa tecnología y maestros despreciadores de la tiza y del pizarrón. De ahí, directamente, los niños saltan al hipermercado como consumidores perfectos que “harán caja”.

Otro tanto se diga de las estúpidas y macabras previsiones de nuestro ministro de Educación, el señor Gabilondo: obligatoriedad de escolarización hasta los 18 años. Otro “progreso” más.

El gran genio de la LOGSE, el señor Marchesi, junto con Maravall y mil expertos socialistas, progresistas y constructivistas, habían conseguido meter a los niños de 12 años en un instituto, cuando lo que realmente deberían hacer es permanecer en los colegios de primera enseñanza o salir a los talleres a aprender algún oficio. Pues bien, la Obligatoriedad en la enseñanza hasta los 16 años que trajo la LOGSE, y sigue hoy en vigor, no ha hecho otra cosa en estos años que deteriorar la enseñanza secundaria y el bachillerato. Se ha conseguido convertir a los Institutos en colegios para niños (eternamente) pequeños, cuando estos centros deberían ser lo que siempre fueron, centros formadores de jóvenes cultos y bien preparados para un eventual ingreso en la formación Superior. Ahora tenemos una amalgama de niños de 12 años, delincuentes, objetores escolares, simples gamberros… y un resto desatendido de chicos “normales” que desearían estudiar en un ambiente más tranquilo.

Como es típico en la soberbia de los socialistas y de los “progresistas”, ahora se trata de sostener el error y no enmendarlo. Antes bien, lo que hacen es tirar hacia delante. Hasta los 18 a la guardería, aunque no sepan hacer la “o” con un canuto. Eso sí, habrá que adiestrarles en el manejo del ordenador, que se les suministrará gratis a cargo del presupuesto público para gran regocijo de la casa contratada por la respectiva Autonomía. Consume (información y lo demás) hasta morir, pero no aprendas nada.

Progreso, señor Gabilondo, eso es Progreso y lo demás Metafísica.

Oh, perdón por su cátedra y por usar el buen nombre de la Metafísica en vano.

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