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Colombia :: 10/06/2010

[Audios] Resistencia contra el terrorismo de Estado en Colombia

Prensa de Frente
La violación de los DDHH en Colombia tiene como trasfondo la consolidación de un modelo económico que desde el Estado se pretende perpetuar por medio de la impunidad

A la par que asciende el terrorismo de Estado, en Colombia crece también la resistencia de las organizaciones sociales, campesinas, de derechos humanos y los familiares de víctimas de crímenes de lesa humanidad, que se organizan y denuncian las estrategias, los métodos y los modelos criminales del gobierno nacional.

Para indagar sobre la actualidad colombiana, Prensa De Frente dialogó con Franklin Castañeda, vocero del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE) y con Germán Bedoya, integrante del Coordinador Nacional Agrario (CNA).

Franklin Castañeda, vocero del MOVICE y Secretario General de la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (FCSPP), analiza las profundas conexiones existentes entre el paramilitarismo, el narcotráfico y el poder político y judicial (el fenómeno de la “para-política”). Estos lazos buscan asegurar el control social y lograr la aplicación de un modelo económico neoliberal, basado en el saqueo de los recursos naturales y el despojo de la soberanía nacional.

Castañeda señala cómo es utilizado el conflicto armado, por parte del aparato judicial colombiano, para criminalizar todo tipo de protesta social y oposición política.

Desde un contexto concreto de organización desde el territorio, Germán Bedoya, vocero nacional del Coordinador Nacional Agrario (CNA), comenta cómo se vive la situación en el sector rural, probablemente el que más ha sufrido las secuelas del conflicto armado y de la guerra sucia en Colombia.

Desde la cotidianeidad de la organización se observa la complementación que existe entre militares y paramilitares para responder a la protesta social. Por un lado crece la guerra en manos de las Fuerzas Armadas del Estado y, conjuntamente, la aplicación de formas del terror en manos del paramilitarismo. Estas formas de violencia se reacomodan cotidianamente en nuevas fachadas, como las cooperativas de seguridad, que, nos comenta Bedoya, “legalizan el asesinato”.

Estas cooperativas se enmarcan en una estrategia integral de guerra, apuntada a dejar sin base social a la insurgencia armada, aunque esto signifique el desplazamiento de millones de personas, la detención arbitraria y el asesinato indiscriminado de líderes comunales.

La represión paramilitar busca dejar territorios “libres de problemas sociales” en manos de jefes paramilitares. Eso significa forzar el desplazamiento violento de millones de personas, que provoca consecuencia a psicológicas y sociales, y agrava los problemas urbanos.

La esperanza y la resistencia

Las victimas del terrorismo de Estado continúan con un proceso organizativo que promueve la formación política, la movilización popular callejera y la elaboración de propuestas que ayuden a deslegitimar y profundizar la crisis del gobierno. Franklin Castañeda, del MOVICE, explica cómo lograron instalar a nivel nacional e internacional la figura de crímenes de Estado y no la de guerra.

Por su parte, las comunidades campesinas aumentan su resistencia contra el saqueo, en defensa de la madre tierra, la dignidad y la soberanía alimentaria. Todas estas luchas apuntan a lograr la reforma agraria integral y democrática. Germán Bedoya de la CNA nos explica la importancia de trabajar conjuntamente entre los saberes campesinos, indígenas y negros para continuar en la resistencia y afianzar la esperanza.

 

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