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Pensamiento :: 04/08/2010

La estética anarquista del vituperio

Alessandro Carvalho
Basta ser un explotado para que el verso corto de rima simple y apariencia infantil gane dimensiones tempestuosas

En Poética, Aristóteles delimitó neciamente lo que seria a partir de entonces considerado Poesía o no. Para el pensamiento esclavócrata griego, mismo que tarde, Yámbicos y Elegías (preámbulo lírico) representaban graves amenazas a la cohesión ideológica y social. Pólvoras para cualquier mecha. Los vituperios, o graves ofensas irreconciliables, fueron y todavía aún son buenos ataques disolventes a las instituciones morales, religiosas, políticas, etc, en sociedades decadentes. Por otro lado, el Peloponeso a través de algunas figuras eminentes de la subjetividad esclavizante buscaban borrar ciertas influencias culturales más remotas de Jonia, particularmente, las de mayor expresión negativa, falsificando o corrompiendo la Poesía nacida bajo el amanecer de las Doce Ciudades, incluso la obra de Homero, poeta de vituperio y circunscrito a la Epopeya por el propio Aristóteles. Safo de Lesbos también tiene hasta hoy los vituperios ignorados por la demencia burguesa.

Al largo de los siglos, los vituperios son lanzados contra la racionalidad imbecilizante criada y cuya sola finalidad es todo dominar y destruir. La razón históricamente establecida, conforme la lógica intrínseca de explotación por parte de algunos grupos sociales minoritarios sobre la mayoría de la Humanidad, busca no reconocer la expresión estética de los vituperios, pues vituperar significa proponer nuevas imágenes subjetivas para más allá de los marcos ideológicos, culturales y científicos puestos por la explotación. Ante la mugre romana, Lucrecio tenía la filosofía epicurista como munición contra la sociedad esclavócrata agonizante. Calumniado de loco, Lucrécio renace en cada nuevo vituperio.

En sentido popular, los vituperios acompañan a los trovadores. Basta ser un explotado para que el verso corto de rima simple y apariencia infantil gane dimensiones tempestuosas. Entre los explotadores, la negatividad no pasa de sátira. Hay ejemplos de vituperios en varios idiomas. Sin embargo, la esencia del vituperar está en no aceptar el comportamiento dramático. La estructura dramática, sea ella trágica o cómica y sus variaciones entorpecen el espíritu de revuelta. El vituperio es la revuelta incontenida en lenguaje universal. No se satisfaz apenas por no satisfacerse. Irónicamente, vituperar con la musicalidad de la lengua árabe y la simplicidad del haikai japonés trae consigo importantes elementos de trascendencia a la Poesía sublevada hoy. La percepción oriental china shih ofrece en la misma medida un salto sobre si para el poeta.

Con relación a la forma, en la lengua portuguesa es muy común encontrar sonetos vitupéricos, así como los de Augusto dos Anjos y Cruz e Sousa. Sin embargo, la estética anarquista del vituperio no estaría madura antes del Dadaísmo y su afiliado, el Letrismo (Hugo Ball y Isidore Isou). La realidad burguesa maduró en escombros y los elementos mínimos revolucionarios deben entonces conjugar “destrucción de la destrucción” y proyección más elevada de la Humanidad en imágenes irreconciliables con la dolencia civilizatoria anterior. Lo Bello nunca puede realizarse por fetiches mercadológicos. El humano es más humano cuando materializa el abstracto en otras múltiples dimensiones, un poco como la Contracultura y la Psicodelia comenzaron sus viajes alucinados (Carlos Castaneda y Timothy Leary).

La tergiversación es también una técnica capaz de driblar los escombros burgueses si se propone concomitantemente la construcción de nuevas tierras para otra Humanidad. El Situacionismo así la concibió. De otra manera, es más un discurso de los anuncios. La situación creada hace de los vituperios los objetores poéticos de conciencia. La Poesía vitupérica invierte los valores y crea nuevos planos de proyección estética. La negación de las instituciones sociales moribundas plantea el concreto libertario, al contrario de la estupidez del marketing y design que se adiestra con ideales. Ciertamente, elevación y trascendencia son elementos primordiales para el vituperar.

Las guitarras de Federico García Lorca tenían lágrimas por la conquista católica de una tierra mora y gitana. El árbol de Guernika saluda una bienvenida con su sombra a los combatientes de la libertad. Y nosotros repetimos los temas que nos hacen sonreír. Esto nos mueve. Nuestro movimiento es ascendente en espiral así como las galaxias errantes por el Universo. Con eso, la sugestión vituperica rasguña en los espíritus (la Estética es la primera Filosofía - Feuerbach) el odio a las formas opresoras y la seguridad de vivir libre.

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