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Europa :: 14/01/2011

La libertad que prometió Walesa solo fue para los fascistas

Civilización Socialista
El mejor ejemplo de país libre promovido por el capitalismo: destrucción de las conquistas obreras y populares y restauración del sistema de privilegios

Desde que Lech Walesa llegó a la presidencia de Polonia en 1990, con apoyo de Reagan, la CIA, la señora Thatcher, el sumo sacerdote Juan Pablo II y el traidor confeso Gorbachov, la iglesia católica polaca empezó a quitarse la careta de defensora "de las libertades" y de la independencia de Polonia, para descubrir el verdadero rostro de lo que siempre ha sido y es: una secta oscurantista reaccionaria, tapadera de grandes negocios muy lucrativos para su jerarquía. Una secta siempre en vanguardia de la lucha contra el comunismo, la ciencia y el desarrollo de la humanidad, experta en el lavado de cerebro del pueblo.

De grandes negocios sabe mucho el "padre" redentorista Tadeusz Rydzyk quien en 1991 fundó la emisora fundamentalista católica Radio Marya, integrada por una cadena de radios diversas distribuidas por toda Polonia, teniendo en común su tenaz empeño de contaminar el espacio radioeléctrico polaco con su anticomunismo y su retrógrada intolerancia contra todo lo que es libertad de pensamiento y progreso social.

Radio Marya es la cabeza mas visible del imperio Rydzyk, que incluye el canal de TV "Trwam" y el diario "Nasz Dziennik". Con su cuartel general en la ciudad de Torun, cuenta también con una escuela de periodismo y la compañía telefónica "En familia", con la que los beatones polacos siempre se encuentran mas "cerca de Dios".

Ahora el imperio de este santo de la tan siempre cacareada "martir Polonia", pretende construir en Torun una enorme iglesia, réplica de la capilla vaticana usada por su jefe espiritual Juan Pablo II, a quien tanto debe por su inapreciable aporte a la causa de la conspiración contra la Polonia Socialista.

¿Pero no criticaba Tadeusz Rydzyk, desde Alemania donde residía, junto al sindicato Solidarnosz, los "privilegios de la burocracia" comunista?Pues no cabe la menor duda de que de esto sabe mucho el troskista Mandel, dirigente de la Cuarta Internacional, quien escribía en 1989 que " el gobierno de Solidarnosz es un triunfo para la clase obrera". Hoy entendemos esas palabras en clave celestial, pues semejante triunfo lo celebrarán los trabajadores polacos en la otra vida tras conocer por fin en ésta las maravillas del paro, la explotación y el endeudamiento hasta traspasar la linea de la pobreza de miles de familias que antes de la caida del comunismo no tenían la dicha de conocer.

Pero no solo de poder y buenos negocios vive la jerarquía ultraconservadora del episcopado polaco. También vive engordando su espíritu de recortes en las libertades que la clase trabajadora había disfrutado durante los años del poder popular: la abolición de la ley que permitía la interrupción del embarazo por causas sociales ha sido uno de sus principales logros en la desenfrenada carrera reaccionaria contra los derechos y libertades, especialmente en este caso, contra los de la mujer trabajadora.

La enseñanza obligatoria de la religión católica, la obligada presencia del crucifijo en los colegios públicos, la oposición al divorcio, a la investigación con celulas madre, a la fecundación in vitro..son ejemplos de lo que han traido a polonia quienes decían oponerse al "totalitarismo" comunista.

El conocido caso de la "Cruz de Kaczynsky" ha mostrado hasta qué punto el poder de la iglesia católica ha hecho sucumbir la separación de poderes ante el fundamentalismo religioso de ésta sucursal del Vaticano que es la iglesia católica polaca.

¿Era para alcanzar estas metas para lo que miles de trabajadores polacos fueron a la huelga en 1989 siguiendo las consignas de Solidarnosz? ¿Eran conscientes de que su movilización reintroduciría el régimen capitalista y con él vendría la ruina de la industria y la casi total liquidación de los servicios públicos?

El hecho es que el 90% del pueblo polaco se declara católico, que la iglesia ha tenido siempre una gran influencia social entre obreros, campesinos e intelectuales y que su quehacer ha estado siempre indisolublemente unido a los sectores nacionalistas, burgueses y terratenientes reaccionarios.

La contrarrevolución dirigida por Walesa que llegó a su punto de mayor éxito con la victoria de Solidarnosz en las elecciones de 1989, fue el triunfo de la coalición del nacional catolicismo polaco con el apoyo de toda la reacción mundial que, pocos meses despues, dio el poder a la vieja burguesía clerical polaca, tras conseguir arrastrar tras de sí a una parte importante de la clase trabajadora de su país. La iglesia recuperó los ingentes bienes y tierras que siempre había tenido y que habían sido expropiados y entregados al pueblo por el Poder Popular desde 1944.

Tal como afirmó el presidente del Parlamento Europeo, el polaco Jerzy Buzek: "En Polonia no hubieramos ganado sin la crucial ayuda de la iglesia" que siempre fue el núcleo de la fuerza anticomunista junto a la burguesía de la que siempre fue aliada.

Desde el mismo momento de la independencia del país en 1919, Stanislaw Grabski, ministro de educación y religión, planteaba que " Polonia debe preservarse como un Estado de gente polaca. Si fuera un Estado de polacos, judios, alemanes, rusinos, bielorusos, lituanos y rusos, perdería otra vez su independencia", clarificando la linea política del gobierno del Principe Pilsudski que veía la solución al problema de las nacionalidades en la imposición de los "valores polacos: idioma y religión", marcando las líneas de la polonización de los territorios ocupados en su expansión y ocupación de Bielorrusia.

Con semejante ideología está perfectamente explicado el exterminio de 20.000 soldados rojos internacionalistas hechos prisioneros por Pilsudski en 1920 durante la batalla, denominada por la historiografía clerical-burguesa polaca como "el milagro del Vístula", en la fracasada contraofensiva hacia Varsovia del Ejército Rojo.

El anticomunismo eclesiastico burgués siempre mantenido vivo con el "milagro" del caciquismo y los poderes que el hecho de ser la mayor propietaria de tierras de toda Polonia, dió siempre a la Iglesia, afianzó su alianza con el ejército incrementando su antisovietismo con la creación del AK (Armia Krajowa) en 1942, mas fuertemente anticomunista y antisoviética que antialemana, enfrentada con la Armya Ludowa (Ejército del Pueblo), apoyada por Moscú y que inició la reforma agraria y la expropiación de bienes burgueses y eclesiasticos en todos los territorios que fue liberando del dominio nazi, especialmente desde la creación del Comité Polaco de Liberación en 1944, en la ciudad de Lublín, aceptando en su programa la autodeterminación de los pueblos bielorrusos y ucraniano, en contraposición a la linea de polonización de la AK.

El Ejército del Pueblo no fue reconocido por la AK ni por el gobierno polaco en el exilio, que obedecía las órdenes de Londres y trataba al gobierno revolucionario de Lublín como usurpador y, agrupando a todos los partidos no comunistas, manifestaron a Londres su voluntad de combatir la "agresión" soviética.

De ésta manera, el jefe de la AK, Bor Conde Komorowski convenció a Londres de lo peligroso que era dejar la iniciativa a los comunistas si el Ejército Soviético liberaba Varsovia y decidió, con el consentimiento de Churchil, la precipitada insurrección en la capital para lograr ventajas políticas (impedir un gobierno comunista en Varsovia) e imponer condiciones a los soviéticos cuando éstos llegaran.

Pero la precipitada acción que llevó al fracaso a sus actores y a la posterior destrucción de la capital por la represión nazi,
ha querido ser justificado por el cinismo reaccionario burgués, haciendo responsable al Ejército Rojo de no lanzar antes la ofensiva contra Varsovia, cuando precisamente en éstos momentos(1 de agosto de 1944), los sovieticos habían llegado mas alla de sus recursos logísticos.

La AK siguió combatiendo al Ejército Popular, (AL) hasta su disolución oficial en 1945. Pero en la práctica siguió existiendo como tal o integrados sus miembros en varias organizaciones armadas anticomunistas, siendo la mas importante la NIE, que siguió la lucha armada con varios miles de catolico-fascistas aliados con el Ejército insurgente ucraniano, manteniendo acciones armadas anticomunistas de importante envergadura años despues de terminada la guerra mundial, como la emboscada en que murió Karol Swierczewski en 1947 siendo Viceministro de Defensa de Polonia, el famoso comandante Walter, internacionalista en España, jefe de la XIV Brigada Internacional asentada en Albacete.

Las organizaciones anticomunistas mantuvieron su lucha terrorista hasta bien entrados los años cincuenta, contando con el apoyo de la iglesia, y en 1956 encontraron buena ocasión para iniciar la famosa sublevación de Poznan que desde junio hasta noviembre se extendió a otras regiones. Dirigidos por miembros del NIE y WIN (Wolnosc i Niepodleglosdz-Libertad e independencia), fundada por el fascista Jan Rzepecki, junto a militantes de "Fuerzas Armadas Nacionales" y otros grupos terroristas, destruyeron sedes de la Milizia y de instalaciones de comunicacion en Bydgosz, asaltaron e incendiaron edificios públicos en Szcezin, la oficina del fiscal y el consulado soviético. En cientos de pueblos y ciudades, miles de nacional catolicos y fascistas asaltaron y asesinaron a decenas de miembros de los cuerpos de seguridad y militantes comunistas, recrudeciendose el sentimiento religioso y clerical. Se cantaban himnos religiosos, se pedía la liberación del cardenal Wyszinski y la reincorporación de obispos apartados de sus cargos por sus acciones provocadoras. Se pedía la reintroducción de la enseñanza religiosa y los crucifijos en las aulas. Las manifestaciones pedían el retorno del águila blanca a la bandera y el retorno de los uniformes tradicionales del ejército. Se pedía la ruptura con la URSS y se atacaban viviendas de sus militares. Se atacaron y destruyeron todos los monumentos del Ejército Rojo, destruidas las banderas y las estrellas rojas. En la Baja Silesia, donde vivían muchas tropas soviéticas, se hicieron intentos de asaltar sus casas.

Se estima que entre dos y tres mil militantes armados, pertenecientes a organizaciones derivadas de la AK, estuvieron a la vanguardia de los contrarrevolucionarios que, finalmente fueron reducidos por las fuerzas armadas populares Ludowe Wojsko Polskie.

Terminada la Guerra Mundial con la gran victoria del Ejército Soviético, el mantenimiento y la extensión de las conquistas socialistas, con la expropiación de la burguesía en Europa Central fue una dura tarea llevada a cabo por una dirección revolucionaria consecuente y militante con su centro en Moscú y Josef Stalin a la cabeza. El apoyo del Ejército Soviético heredero de la Revolución de Octubre a las fuerzas revolucionarias, comunistas y antifascistas locales de Polonia, junto al extraordinario esfuerzo de míticas organizaciones como la NKVD y la SMERSH, fueron los pilares sobre los que se sustentaban las libertades populares y el desarrollo socialista, nada fáciles de mantener y hacer avanzar en una sociedad ampliamente dominada tradicionalmente por el oscurantismo clerical-burgués y el nacionalismo reaccionario.

Tras la muerte de Stalin en 1953 y la posterior llegada de Gomulka al poder, se inició un camino, el llamado "desestalinización" que a la postre y tras diversos episodios de avances y retrocesos en la lucha de clases, dió lugar a la contrarrevolución de 1989 en la que las fuerzas reaccionarias consiguieron lo que siempre habían perseguido: destruir el socialismo real y las libertades populares en polonia, abriendo el camino al triunfo de la contrarrevolución burguesa en toda Europa y Rusia, demostrando que el debilitamiento de la dictadura del proletariado iniciado tras la muerte de Stalin, en la etapa de transición al comunismo y bajo presión de potencias imperialistas, trajo consigo la victoria de la restauración capitalista.

Pero el triunfo de Walesa enseguida mostró al pueblo trabajador sus verdaderas intenciones. Pronto quedó claro que Solidarnosz era una máscara que pretendía fundamentalmente devolver las propiedades y las tierras a sus antiguos dueños. Así, de los diez millones de afiliados que tenía Solidarnosz en 1989, pasó a solo uno en 1991.

En tan solo 20 años, Polonia ha pasado de ser la décima potencia mundial cuando pertenecía al Pacto de Varsovia, a ser el país con las regiones mas pobres de Europa (según informe de Eurostat de 2006) que, englobado en la OTAN, se ha convertido en un territorio abierto al imperialismo para amenazar a sus vecinos del Este.

En la nueva etapa histórica que comienza con la recuperación paulatina de la conciencia de clase del proletariado polaco, éste comienza a separarse de la influencia ideológica de la iglesia. Si el proletariado quiere avanzar, la iglesia ha de retroceder.

Para que los trabajadores polacos recuperen su libertad, han de empezar por hacer que los curas fachas queden relegados a los anales de la historia.

http://civilizacionsocialista.blogspot.com

 

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