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Asia :: 14/01/2020

India: La gente sale a la calle desafiando al régimen sectario y mentiroso de Modi

Vijay Prashad
Emulando a Trump, Modi ha afirmado que si logra resolver el problema de la migración dará seguridad al país y creará puestos de trabajo

 Todos los días y en todos los rincones de India, cientos de miles de personas, principalmente jóvenes, se manifiestan en las calles para expresar su furia contra el gobierno. Sus protestas, como en el caso de las manifestaciones de Chile, estallaron a partir de un hecho concreto, pero después ampliaron su espectro a otras cuestiones. La gente está furiosa por el intento del gobierno de definir la ciudadanía con una visión estrecha y sectaria; pero también está indignada ante la arrogancia del gobierno y la manera desastrosa en que viene gestionando la economía.

El primer ministro de India, Narendra Modi, procede del Bharatiya Janata Party (BJP), una organización política de extrema derecha que tiene profundas raíces en las corrientes fascistas indias. El partido de origen del BJP, Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), nació en 1925 con estrechos vínculos con el fascismo italiano. Tanto el BJP como el RSS preconizan una doctrina llamada hindutva, que promueve la supremacía de los hindúes sobre otras comunidades que pueblan el país. La animosidad del BJP y del RSS se dirige contra la comunidad musulmana de India. La manera en que el gobierno del BJP ha definido el estatuto del refugiado (Citizenship Amendment Act, CAA) y el registro de ciudadanía (National Register of Citizens, NRC) apunta directamente contra la población musulmana, al definir la nacionalidad india por oposición al islam.

Islamofobia

Dado el volumen de la población india, las comunidades minoritarias son notablemente grandes. La población musulmana, por ejemplo, representa el 15% de la población total, es decir, asciende a más de 200 millones de personas. El país con la mayor población musulmana es Indonesia, y Pakistán e India compiten por el segundo puesto; si fuera un país, la comunidad musulmana india sería el octavo más poblado del mundo, detrás de Brasil y por delante de Nigeria.

La composición demográfica de India obliga a que las leyes y tradiciones del país permitan el encaje de todas las identidades culturales y sociales. El punto de vista fascista del BJP y del RSS no solo es inmoral e injusto, sino también simplemente inviable. La revuelta de la población contra esta iniciativa antimusulmana inmoral del gobierno ha sorprendido a la dirección del BJP. Modi y su gabinete se habían acostumbrado a llevar adelante su programa de derecha radical. Cuando Modi era jefe del gobierno del Estado de Gujarat, patrocinó un pogromo en 2002 en que murieron más de 2.000 personas musulmanas y privó del derecho al voto a miles más. Entonces ya quedó claro el programa del BJP; no son estas nuevas leyes las que muestran la animosidad del BJP contra la diversidad social de India. Esto ya se vio en 2002.

De hecho, ya se vio en 1992, cuando los entonces dirigentes del BJP y del RSS alentaron a la multitud a destruir una mezquita del siglo XVI en la ciudad de Ayodhya (el Tribunal Supremo de India ha autorizado este año la construcción de un templo sobre las ruinas de la antigua mezquita, en un acto de vindicación del vandalismo de 1992). Desde 2014, cuando Modi ascendió a primer ministro, la violencia contra la población musulmana y las castas oprimidas (dalits) se ha convertido en rutina.

Fronteras

Por razones históricas, las fronteras entre India, Bangladesh y Myanmar son porosas. Son líneas trazadas por las potencias coloniales que no tenían ningún sentido para las poblaciones que quedaron divididas. La gente cruza esas fronteras como lo vienen haciendo desde hace siglos, pero también las cruza para huir de la opresión. A causa de la violencia practicada por el gobierno de Myanmar, más de un millón de personas de la comunidad rohingya han huido del país para refugiarse en Bangladesh, India, Indonesia, Malasia y Tailandia. El ministro de Interior de India, Amit Shah, también del BJP, arremetió contra las 40.000 personas rohingyas refugiadas en India, pretendiendo deportarlas a Myanmar.

En septiembre de 2018, en un mitin electoral en Bengala Occidental, Shah habló de la gente migrante de Bangladesh con un lenguaje lleno de odio. “Los intrusos son como las termitas en el suelo de Bengala”, dijo.“Un gobierno del Bharatiya Janata Party agarrará uno por uno a los intrusos y los lanzará a la bahía de Bengala.” Este lenguaje de “termitas” e “intrusos” es sumamente provocador y muy peligroso.

En Assam, un Estado indio que linda con Bangladesh, el gobierno construyó campos de detención o concentración, donde encerró a quienes quería deportar. El informe de Amnistía Internacional de noviembre de 2018 contiene una amplia documentación que demuestra la existencia de dichos campos y su carácter ilegal. El informe cita las manifestaciones de Shiladitya Dev, un dirigente del BJP, sobre inmigrantes implicados en “actividades criminales” y comentarios de Modi sobre gentes que penetran en Assam todos los días, procedente de Bangladesh. “La exageración subyacente”, dice el informe, “parece destinada a deshumanizar a la población de habla bengalí.” El Tribunal Supremo de India también intervino para pedir la puesta en libertad de los detenidos.

Mentiras

Una persona inteligente ha creado una página web llamada Modi Lies [Modi miente]. Por una buena razón, quienes han creado el sitio no han revelado sus nombres ni dicho nada sobre sus personas. Un nuevo informe denuncia que durante el mandato de Modi ha habido unos 200 casos documentados de ataques a periodistas que cuentan la verdad sobre el gobierno; por lo menos 40 periodistas han sido asesinados en este periodo. Durante las manifestaciones actuales, el corresponsal de The Hindu Omar Rashid fue detenido por la policía en Lucknow, la capital de Uttar Pradesh, un Estado gobernado por el BJP. Rashid fue apaleado y amenazado, incluso le dijeron que le iban a arrancar la barba. Este es el ambiente a que se enfrentan los periodistas, y resulta igual de pavoroso escuchar las mentiras del gobierno. Es duro ser periodista cuando te enfrentas a un diluvio de falsedades. No es extraño que la web Modi Lies sea anónima.

El pasado 22 de diciembre, Modi pronunció un discurso de 90 minutos de duración en un espacio público en Delhi, donde repitió un cúmulo de mentiras, de las que merecen ser destacadas especialmente las siguientes dos:

a. No existe ningún Registro Nacional de Ciudadanos. En el discurso, Modi declaró que desde que su gobierno asumió el poder en 2014, “nunca se ha hablado de este NRC”. Sin embargo, el manifiesto electoral del BJP de este mismo año dice que “completaremos rápidamente el proceso de creación del Registro Nacional de Ciudadanos en estas zonas prioritarias” (página 11). El 9 de diciembre, el ministro del Interior del gobierno de Modi explicó al parlamento que “podéis estar tranquilos, el NRC se establecerá pronto”.

b. No existen campos de detención. Modi declaró que “los rumores sobre centros de detención de los que se han hecho eco el partido del Congreso y los naxalitas urbanos” son mentira. El término naxalitas urbanos lo utiliza el BJP para denigrar a quienes se manifiestan y disienten; se refiere a simpatizantes del maoísmo, pero se utiliza contra todas las personas que están en desacuerdo con el gobierno. En este caso, como hemos visto, Amnistía Internacional elaboró un informe sobre los campos, y el Tribunal Supremo de India ha intervenido al respecto. Hay noticias que hablan de la existencia de tales campos no solo en Assam, sino de otros que están construyéndose en Maharashtra y Karnataka.

Son mentiras flagrantes. Ni las pruebas fotográficas (como en el caso de los campos) ni la transcripción de las declaraciones efectivamente realizadas (como ocurre con el discurso de Amit Shah en el Parlamento) bastan para disuadir al primer ministro de sus fantasías. Claro que Modi no está solo en esta tesitura, sino que se halla en buena compañía con Trump, Erdogan, Bolsonaro, Boris Johnson y un montón de otros líderes mundiales para quienes la mentira forma parte de su programa. Los argumentos basados en la razón no están incluidos en su repertorio; ellos apelan a las emociones. Hablan en un registro emocional, en el que afirman ser víctimas de una vasta conspiración (“naxalitas urbanos”) y utilizan los agravios y las humillaciones de la población para ofrecer sus abominables políticas como pretendida solución.

El BJP ha agravado la crisis económica y el problema del desempleo; no ha ofrecido soluciones. Sin embargo, emulando a Trump, Modi ha afirmado que, si logra resolver el problema de la migración, dará seguridad al país y creará puestos de trabajo, ya que según él, los migrantes son terroristas y copan el empleo. Esta clase de proceso mental no necesita obedecer a la lógica, sino que ha de ser emocional. Demostrar que Modi ha mentido no resuelve nada: lo importante para su forma de comunicar no es la mentira, sino la simplicidad de su declaración emocional. Si consigo construir el muro, dice Trump, habrá puestos de trabajo para vosotros; si logro acorralar a los musulmanes, dice Modi, habrá empleo para vosotros.

La mentira es exasperante. Es lo que seguirá llevando más y más gente a la calle. La mentira es visible. Sin embargo, fuera de los círculos de quienes salen a la calle hay millones de personas que aceptan la mentira. No es que se dejen engañar, sino que la mentira es un bálsamo contra lo desesperante de su condición social. Se creen la mentira porque esta sugiere la posibilidad de un futuro para poblaciones a las que se ha enseñado a concebirse como mayoría en una sociedad.

Para contrarrestar la resonancia emocional de la mentira es preciso mostrar otras posibilidades. No basta con decir que Modi o Trump mienten. ¿Qué alternativa tienen las personas que quieren la mentira, qué otro argumento existe para ofrecer esperanza contra la perpetuación del presente? Quienes salen a la calle han comenzado a construir esta esperanza. Constituirá una utopía, una utopía llamada a contrarrestar la fuerza emocional de la Mentira del Hombre Fuerte.

El poder político del BJP se agota. En marzo de 2018 gobernaba en 13 de los 29 Estados de India y estaba integrado en los gobiernos de coalición de otros 6 Estados; ahora, tras las recientes derrotas sufridas en Maharashtra y Jharkhand, el BJP solo gobierna en 8 Estados y forma parte de alianzas en otros 8. La revuelta ha debilitado todavía más al BJP.

socialistproject.ca. Traducción: Viento sur

 

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