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Asturies :: 01/06/2011

Asturies: Un centro de gravedad nacionalista

Carlos X. Blanco
Los tiempos de hacer la guerra por separado ya han pasado, y la necedad aislacionista solo va a provocar una desafección y unas sospechas cada vez mayores

Con el mejor ánimo constructivo, pero revisando los errores que llevamos tras treinta años de nacionalismo o asturianismo político, creo de verdad que se podrían sacar algunas lecciones del último fracaso electoral el día 22 de mayo.

Resulta evidente que ya no tienen sentido ninguno las lamentaciones. Es obvio y notorio que la mayoría de la sociedad asturiana da la espalda a esta opción política, quizá porque no confía en ella, puede que no le guste en absoluto. En muchos casos incluso es desconocida su existencia. Hay un núcleo entre 10.000 y 12.000 votos que no acaba de sacar la cabeza en un País de aproximadamente un millón de almas. No es mucho, se trata de una minoría. Pero algunos llevamos años pensando que se trata de una minoría potencialmente expansible. Sí, puede ser la base que, convenientemente cuidada y ensanchada, llegue a ser una alternativa creíble y seria a las fuerzas políticas convencionales y hegemónicas en el País, fuerzas que piensan más en clave española y que suelen tomar a Asturies como mera sucursal: PSOE, PP. IU…¿FAC?

La irrupción del partido FAC, de Álvarez-Cascos puede romper una triste inercia de bipartidismo. Todavía está por ver si saben los “casquistas” jugar la baza del regionalismo para no volver a ser un calco del PP, de donde proceden la mayoría de sus miembros. En otros países sin estado el regionalismo conservador ha ayudado a un despertar de la conciencia nacionalista, mucho más avanzada y socialmente transformadora. Está por ver si el nuevo partido en el poder servirá para desarrollar programas mínimos del regionalismo (oficialidad de la Llingua Asturiana, fomento de la Cultura Nacional y tradicional, etc.) o, por el contrario, va a ser otra vez “más de lo mismo”. De momento yo le concedo un crédito temporal para ver si de verdad se distinguen de los jacobinos y ultraespañolistas de la Federación Socialista Asturiana así como del PP.

Con este nuevo partido del FAC se crea un escenario absolutamente nuevo para todos los que somos nacionalistas (y no regionalistas) y, además, de izquierda. El escenario consiste en que el FAC (su irrupción, su misma existencia) nos va a obligar en la construcción y búsqueda de las señas de identidad de un nuevo Partido Asturiano de alcance nacional. Un Partido único e integrador, que se distancie tanto de este supuesto regionalismo (con el que se puede pactar en materia cultural y lingüística si es que de veras hay detrás del FAC un regionalismo), como del jacobinismo madrileño que siempre hemos padecido en este País Asturiano.

Estas señas ya no las puede reivindicar en exclusiva el asturianismo de centro y de derecha de la Unión Asturianista, herida de muerte en este 22 M y con muchos de sus dirigentes y simpatizantes entregados a Cascos. Muchos prefirieron acercarse al caballo ganador y no esperar a la quema final del Partíu Asturianista, si es que su programa de reivindicaciones era tan parecido.

Por otra parte tenemos el problema de contar con una izquierda soberanista un tanto acomplejada por lo identitario. La coalición Bloque por Asturies- Unidá Nacionalista Asturiana (“Compromisu por Asturies”) ha de quitarse de encima la imagen (falsa, por lo demás) de ser una formación redundante, un calco de la izquierda cosmopolita tradicional. Si no es capaz de poner todo el énfasis en los rasgos identitarios del Pueblo Asturiano muy por encima de otras reivindicaciones sociales -que ya están ampliamente recogidas por Izquierda Unida- los del Bloque-UNA darán la impresión de que su Coalición es a veces un pequeño calco de ésta otra coalición de izquierdas, mucho más implantada: la IU de siempre.

No hemos de olvidar que, a fin de cuentas, IU también defiende la oficialidad de la llingua, pero eso sí, como un punto más (y no el más importante) dentro de reivindicaciones tradicionales de la izquierda. Si la coalición Bloque-UNA no lucha por ese espacio ideológico identitario, claramente nacionalista e integrador de todas las corrientes del asturianismo, con el tiempo éstas podrán volver a centrifugarse y quedar otra vez en manos de grupúsculos marginales que han hecho mucho daño en todo este proceso unitario del nacionalismo. Ni la Coalición Bloque-UNA puede seguir siendo –en parte- un pequeño calco de IU ni tampoco puede permitirse el lujo de abandonar el mensaje más identitario en manos de grupúsculos irresponsables y alucinados que van a intentar sacar tajada de todos los fracasos ajenos.

El Bloque-UNA hizo una campaña seria y elegante, sin victimismo, con mucho esfuerzo y dedicación por parte de sus militantes, y todo ello enfrentándose a la tradicional censura mediática. Pues es mucha la censura, manipulación y cerrazón de la prensa ante todo lo que suene a nacionalismo en este “Principado”, supuesta cuna de España. No obstante, el diputado al que se podría haber llegado en caso de una verdadera unión de asturianistas y nacionalistas, y de otros factores coadyuvantes, no llegó. No hubo representación nacionalista en la Xunta a través del Bloque-UNA, y los concejales obtenidos son francamente pocos.

Sin embargo hay lecturas que sacar de todo esto que pueden arrojar luces de esperanza: con casi 7.000 votos, esta Coalición debería manutenerse y estrecharse a lo largo del tiempo: constituye el núcleo más grande de votos dentro del asturianismo, el centro de cualquier esperanza nacionalista asturiana. De romperse, de aflojarse el afán de ganar representación, el desánimo y el enfado iba a ser general en éste ámbito ideológico. No va a ocurrir tal cosa. El camino está trazado y desde ese pequeño centro de gravedad se puede ir atrayendo a cuerpos e individuos ajenos, pues a la derecha y a la izquierda de Compromisu por Asturies ya no hay salvación para los nacionalistas. Hay que apretar las filas y trabajar mucho. Los tiempos de hacer la guerra por separado ya han pasado, y la necedad aislacionista de Conceyu Abiertu y del PAS solo van a provocar una desafección cada vez mayor, cuando no fundadas sospechas de que siguen ahí con el ánimo de confundir, dividir y molestar la tan necesaria Unidad (Xuntanza).

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