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Colombia :: 17/05/2012

A Santos se le acabó la Unidad Nacional y un bombazo lo sacude

Horacio Duque Giraldo
La Unidad Nacional ha saltado hecha añicos por la activa oposición de Uribe, quien hace un cuestionamiento feroz a cada una de las políticas del actual narco-presidente

Cuando hace más de veinte meses Juan Manuel Santos dio inicio a su gobierno, planteó un modelo político de Unidad Nacional para adelantar su gestión gubernamental. La formula se enraíza en el consociacionalismo, utilizado con cierto éxito en la época del Frente Nacional (1960-1974), para sobreponerse a la aguda violencia liberal-conservadora que produjo más de 500 mil muertos durante los años 50 del siglo XX.

La ingeniería política oficial se inclinó por incluir en el gabinete ministerial el mayor número de partidos/movimientos, con presencia en los eventos electorales que dieron forma al nuevo ciclo político del Estado colombiano. Sin admitirlo explicitamente, el propósito era corregir la excesiva polarización, interna y externa, propiciada por el caudillismo mesiánico de Uribe Velez, quien potenció viejas facturas en la nación y acentuó rivalidades regionales/continentales, claramente inconvenientes para la estabilidad de la dominación liberal sobre el Estado y sus frágiles instituciones. El exceso ideológico (derechista, por supuesto) de Uribe, con su irritante discurso, no era sostenible por la perturbación que ocasionaba en los mecanismos de la compleja administración del poder político nacional.

En el gabinete ministerial quedaron representados todos los partidos del régimen dominante: la U (uribistas pura sangre y santistas), los conservadores, los liberales oficialistas, y con el paso de los días, se facilitó un cierto pluralismo en municipios y departamentos, complemento de la arquitectura gubernamental central, para que los verdes, progresistas, mira, pin, aico, polo y ais, accedieran a cargos de elección popular en alcaldías y gobernaciones. La oposición fue delegada, en el ámbito nacional, a un alicaído Polo Democrático, empantanado en descomunales escándalos de corrupción con recursos públicos distritales y en rudas luchas intestinas de facciones radicalizadas y disueltas.

No obstante, al discurrir el tiempo, cuando fue más notable la diferencia marcada por el "estilo político" de Santos, menos virulento e inclinado a cierta conciliación, puesta en evidencia en la normalización de las relaciones diplomáticas con los países vecinos, particularmente con Venezuela y el Presidente Chávez, la rivalidad entre las facciones se incubó y paulatinamente se escaló, llegando a niveles explosivos con el destape de los focos de corrupción que comprometían claramente a prominentes funcionarios del régimen de la Seguridad Democrática.

Y llegamos al día de hoy en que prácticamente la Unidad Nacional ha saltado hecha añicos por la abierta y activa oposición de Uribe Velez, quien hace un cuestionamiento feroz a cada una de las políticas del actual gobernante de la Casa de Nariño, en especial al supuesto abandono de la estrategia de seguridad contra los grupos guerrilleros y a las estrechas relaciones con Caracas. Santos es tratado de traidor por Uribe y sus más cercanos asesores.

Los hechos están mostrando un evidente debilitamiento del gobierno de Santos,reflejado en las encuestas y en su marcada incompetencia para atender situaciones extraordinarias, como los desastres ocasionados por las tres olas invernales ocurridas recientemente y por la degradación extrema de la salud de todos los colombianos, en la que el sistema neoliberal ha provocado una ruina sin antecedentes, por los eventos de corrupción y despojo de millones de pacientes.

A lo que se debe agregar las presiones desde el Poder Legislativo, en el que poderosos caciques regionales, aprovecha el río revuelto para diezmar al Ejecutivo.

Tenemos, entonces, un escenario de extrema anarquía en el "bloque dominante" de la derecha oligárquica colombiana. El saldo neto de las tensiones, rivalidades y pugnas intestinas dio al traste con la Unidad Nacional de Santos. No exagero si sugiero un "hueco negro" en la actual gobernanza , originado en la "revuelta" delirante del ex presidente Uribe, con su fuerte incidencia en el desempeño político/social de actores institucionales y privados que lo acogen con entusiasmo.

Curiosamente es en esas circunstancias en que ocurre el martes, 15 de mayo de 2012, día en que también entra en vigencia un TLC oneroso con los Estados Unidos y en el que se hace un debate legislativo de una estrategia constitucional para negociar la paz, una acción dinamitera que por poco elimina al señor Fernando Londoño Hoyos, un conservador recalcitrante de la entraña de Uribe Velez.

A pesar de que algunos destacados oficiales de la policía se han precipitado a señalar a las FARC como la autora del hecho, en una ciudad controlada centímetro a centímetro por los abundantes dispositivos militares estatales, ciertos analistas exploran la hipótesis de un evento derivado de la crisis que se está dando en el Ejercito (por las peleas entre dos de sus más altos comandantes) y de los bruscos ajustes en la Policía (por la salida de Naranjo de la Dirección general), toda vez que existirían ciertos núcleos de tenebroso recuerdo interesados en provocar cáos para organizarse camino en las cúpulas de dichas instituciones.

Es una metodología con antecedentes en la historia reciente de Colombia. Un poco antes del inicio del segundo mandato de Uribe Velez en el 2006, el Ejercito propinó 4 golpes (desactivó un taxi-bomba en un parqueadero, dos carros bombas más en lugares críticos y una casa bomba en Ciudad Bolívar), sobre los que después se supo que eran "falsos positivos", organizados por varios altos oficiales del Ejercito que utilizaban desertores de la guerrilla, para demostrar eficiencia en el momento de zozobra.

¿Se estará repitiendo la historia de "falsos positivos", en esta lucha intestina que estamos presenciando, la cual tienen enfrentadas, prácticamente a bala, a la derecha y la extrema derecha por el control del Estado? ¿Propicia el derrumbe de la Unidad Nacional este juego macabro de grupos radicales de la extrema derecha que quieren pescar en río revuelto a punta de bombazos y atentados?. Son cuestiones sobre las cuales no es inútil reflexionar.

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