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Mundo :: 31/12/2012

Jalil Rachid y las normas para ser fiscal en Paraguay

Bernardo Coronel
Rachid, que acaba de presentar un mamotreto, llamado acusación, contra 14 dirigentes campesinos, es un buen arquetipo para los jóvenes que sigan la carrera fiscal

La carrera para ser fiscal puede ser una tarea dificultosa, dependiendo de cuál es la meta que se persigue. Se puede optar por ser un fiscal honesto o exitoso. La honestidad y el éxito no son sinónimos en este país, de ahí la necesaria diferenciación.

Para llegar a ser un fiscal exitoso, en primer lugar uno debe ser un buen inútil. La inutilidad es un requisito excluyente. En segundo lugar uno debe afiliarse a un partido político. Lo más recomendable y fácil es al partido colorado, ya que en este partido hasta los muertos consiguen afiliación y con suerte hasta pueden votar. Una tercera norma importante son las notas de la universidad, lo más apropiado es que no sobrepasen la calificación dos en todas las materias.

El candidato a fiscal tiene que fundamentar que es solventemente inútil e incapaz, y las notas son una valiosa ayuda para demostrarlo. Este es un elemento clave, porque los poderes fácticos normalmente precisan de buenos inútiles ya que son los más aptos a la obsecuencia. Un idiota también califica muy bien para los menesteres de fiscal.

La mayoría de los fiscales en actividad cumplen acabadamente las condiciones de inutilidad, pero el mejor ejemplo probablemente sea el fiscal Jalil Rachid, que no tiene muchas luces pero está adornado de indiscutibles condiciones en el rubro. Rachid, que acaba de presentar un mamotreto, llamado acusación, contra 14 dirigentes campesinos, es un buen arquetipo para los jóvenes que pretenden seguir la carrera fiscal.

En este mamotreto, el fiscal acusa a los campesinos de la muerte de policías, pero ni siquiera investigó a los francotiradores y a los propios policías, que ejecutaron a los campesinos durante la matanza montada en Curuguaty. Suceso que finalmente llevó al juicio político y destitución de Fernando Lugo.

Las nuevas generaciones que intentan convertirse en fiscales honestos van a tener enormes dificultades a la hora de competir, ya que el mercado existe una alta oferta de abogados inútiles como Rachid, y lo más recomendable es que se dediquen a otra actividad.

Rachid es un buen inútil, pero un inútil exitoso. La inutilidad no se aprende, es innata, es como el talento de los artistas y creadores. Rachid es un talentoso sin dudas. En esto él y los otros inútiles tienen una enorme ventaja con respecto a los abogados capaces, y en un país de ciegos, un tuerto inútil como Rachid puede llegar a ser hasta rey.

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