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Asia :: 10/01/2013

Elecciones y tensiones en el este de Asia

Txente Rekondo
Las pruebas espaciales de Corea del Norte, las elecciones presidenciales en la vecina Corea del Sur, así como las parlamentarias en Japón han tenido lugar esas semanas

Las últimas semanas del 2012 han estado marcadas en el este de Asia por una serie de acontecimientos que pueden marcar el rumbo que adquiera la región en los próximos meses, una zona además, en la tiene puesta su prioridad el presidente de Estados Unidos.

Las pruebas espaciales de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), las elecciones presidenciales en la vecina Corea del Sur, así como las parlamentarias en Japón han tenido lugar esas semanas, y todo ello sin perder de vista el triunfo de Obama en EEUU y el relevo generacional en el Partido Comunista de China, que también han ocurrido en el mismo espacio temporal.

La primera quincena de diciembre, la RPDC lanzó un cohete, que algunos definieron como un misil de largo alcance, y que los dirigentes de Pyongyang señalaron que estaba destinado aponer en órbita un satélite científico. Pero más allá del uso final que se le pretenda dar al lanzamiento, lo cierto es que Corea del Norte sorprendió a Occidente y a sus aliados en la región, sobre todo si tenemos en cuenta las burlas que esos mismos actores lanzaron contra la RPDC tras un intento similar a principios de año y que resultó, en principio, un fracaso.

Tras este movimiento se pueden entrever varias intenciones por parte de Pyongyang. Mostrar músculo tras el fracaso del pasado abril; reforzar la imagen de sus dirigentes en clave interna, resaltando el liderazgo de Kim Jong-eun, al tiempo que se homenajea a su padre, Kim Jong-il, muerto hace un año; un mensaje cifrado para Seúl, que celebraba elecciones unos días después; y sobre todo una forma de presionar a Washington para retomar las negociaciones en búsqueda de una acuerdo global (energía y alimentos), lo que algunos han podido definir como el uso táctico de la energía nuclear.

Si esa maniobra norcoreana provocó nerviosismo en EEUU y sus aliados, esta misma semana el líder de la RPDC, Kim Jong-un solicitó el fin de la confrontación entre ambas Coreas, en su mensaje de Año Nuevo. Con este llamamiento a poner fin a la división del país y conseguir su reunificación lanza un guiño a la vecina del sur, tal vez con la esperanza de poner en marcha las negociaciones y el acercamiento que se labró hace algunos años.

Las elecciones presidenciales de Corea del Sur, por su parte, han supuesto el triunfo de la conservadora Park Geun-hye, que derrotó al candidato de centro izquierda Moon Jae-in (51,6% la primera, por 47,9% el segundo). La diferencia entre ambos contendientes nos muestra una fotografía marcada por la profunda división política que vive el país desde hace tiempo, lo que refleja a demás, que Corea del Sur es un estado “con grandes divisiones generacionales, políticas y regionales”.

La imagen “idílica” de Corea del Sur hace tiempo que se agrieta, y a pesar de que todavía puede presumir de determinados datos macroeconómicos, la realidad nos muestra un país con numerosos retos a los que deberá enfrentarse la nueva dirigente.

Las relaciones con la RPDC marcarán sin duda la agenda de la nueva presidenta, pero también seguirá con atención la alianza estratégica que mantiene con EEUU, y que se acrecentará aún más con la actual estrategia de Obama, que pivotará sobre esa región del continente asiático. A ello se une también la postura de China hacia el vecino del norte y sobre todo las tensiones con Japón, el otro aliado norteamericano en la zona (agravios históricos y pugna por la propiedad de las islas Dokdo/Takeshima).

Otro aspecto clave es la cuestión económica (verdadera estrella central de la pasada campaña electoral). Aquí también resurgirá el pulso con Japón, y los retos de afrontar el creciente desempleo, el aumento acelerado de las desigualdades sociales y económicas, fruto de ese rápido crecimiento de las últimas décadas lo que da lugar a una mayor injusticia social. El llamado “crecimiento sostenible” puede estar llegando a su fin, a a mostrar su rostro más cruel en Corea del Sur.

Dos retos serán también el demográfico y el identitario. Por un lado, nos encontramos con una sociedad cada vez más envejecida, y con una tasa de natalidad muy baja. Y por otro lado, ese “estancamiento” demográfico está siendo acompañado por un aumento de la población emigrante (mayoritariamente asiática), pero que puede poner en tela de juicio algunos valores de la otrora homogénea Corea.

Finalmente, el deterioro medioambiental, fruto del crecimiento acelerado de todos esos años también está incidiendo en el país.

Japón por su parte, ha elegido al nuevo parlamento estos días. Poco le ha durado el poder al hasta ahora gobernante Partido Democrático de Japón, que hace tres años puso fin a casi cincuenta años de mandato ininterrumpido del nuevamente triunfador, el Partido Liberal Democrático, que vuelve al poder con una más que holgada mayoría parlamentaria, lo que junto a los votos de su aliado Partido Nuevo Komeito, le garantiza un amplio margen de maniobra para afrontar la agenda que promueve Abe Shinzo, el nuevo primer ministro japonés.

Su nueva agenda recoge entre otras cosas mantener la alianza con EEUU como el eje central de su política, y por tanto priorizar el cumplimiento de las obligaciones de la misma; la revisión de la constitución de 1947, para convertir a las actuales Fuerzas de Autodefensa en un Ejército Nacional (Kokubogun), abriendo la puerta a la participación de las mismas en operaciones en el extranjero.

Abe apuesta también por un impulso de las lecturas chauvinistas, proponiendo el establecimiento de un día nacional "Día de Takeshima", (para reforzar la demanda japonesa de la isla que Corea del Sur conoce como Dokdo y por la que pugnan ambos estados), y adoptar una postura dura hacia China, insistiendo en que "no hay margen de negociación" sobre el asunto de las reclamaciones conflictivas a las islas Senkaku / Diaoyu. Así mismo propone una reforma educativa, para impulsar “el sentimiento nacional japonés” y sobre todo rechaza las acusaciones que pesan sobre Japón en torno a crímenes de guerra en la II Guerra Mundial y el uso de mujeres como esclavas sexuales. Todas estas medias auguran importantes tensiones con los vecinos de la región, y puede acabar poniendo en entredicho los propios intereses de EEUU.

En materia económica defiende un profundo cambio en la política monetaria del Banco de Japón, y una recuperación basada en “políticas monetarias más fuertes, y políticas fiscales y de crecimiento para poner fin a la deflación, y corregir la fortaleza del yen e impulsar el crecimiento de la economía”. Y otro aspecto relevante en su agenda futura es el impulso que nuevamente quiere dar al uso de la energía nuclear. Mientras que las movilizaciones contrarias a las centrales nucleares ha ido creciendo en le país, sobre todo a partir de Fukushima (con las movilizaciones más grandes de los últimos años en vísperas electorales), la labor del lobby nuclear ha logrado contrarrestar las mismas y condicionar a la clase política nipona en su favor.

Finalmente, al resguardo de la política de Abe y su partido, se está dando un auge de tendencias ultraconservadoras y populistas en la política japonesa. Así, el descontento de muchos japoneses con las élites políticas tradicionales ha impulsado formaciones como el derechista Partido de la Restauración de Japón, que se ha convertido en el tercero más votado, con 54 escaños. En este partido confluyen dos figuras políticas como Toru Hashimoto, el populista alcalde de Osaka (y que tienen importantes relaciones con el propio Abe), y el exgobernador de Tokio Shintaro Ishihara, ultraderechista y anticomunista, cuya retórica patriótica ha contagiado toda la campaña elector, y cuya plataforma combina “un nacionalismo vehemente, una economía neoliberal y una revisión radical del sistema político”.

Algunos analistas locales han señala con ironía que podemos encontrarnos en Japón con una nueva “troika”, la que conformarían, Abe, Hashimoto e Ishihara, y que pueden condicionar el futuro del país y de la región.

* Analista Internacional
La Haine

 

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