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Estado español :: 28/03/2013

¿Es violencia poner globos en la puerta de tu casa?

Vicent Teulera
Pero la violencia no, aclaraba con voz afectada. Y se refería a lo de las fotocopias y los globos.

Los escraches no gustan a algunas señoras políticas. Eso de que en la puerta de casa de una peguen globos de colores y fotocopias diciendo que si no votó a favor de nosequé propuesta, y que si les ven les abucheen un poco, les está sabiendo a cuerno quemado.

La señora Carmen Rodríguez, a la sazón diputada del PP por Asturias, ha puesto una denuncia contra la PAH, en la comisaría de policía, “por acoso”.

La señora de Cospedal dice que el PSOE, que de momento no es especialmente crítico con los escraches, a causa de ello, está animando a los jóvenes a la violencia. Está bien ser rebeldes, críticos, inconformistas, decía en un encuentro con juventudes de su partido. Pero la violencia no, aclaraba con voz afectada. Y se refería a lo de las fotocopias y los globos.

La señora Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid, esa que tenía un marido en busca y captura, dijo hoy en la radio que la gente de la plataforma antidesahucios son poco menos que terroristas. Hacen kale borroka (lo de los globos y las fotocopias) y se llevan bien con los batasunos, según ella piensa, no se sabe muy bien a raíz de qué.

La señora Díez, de nombre Rosa, bien conocida, dice que los políticos del PP están sufriendo un acoso vil y cobarde con esto de los globos y las fotocopias. Y mira que no es su partido. Pero ya se sabe lo corporativa que es esta gente. Si ves las barbas del vecino pelar…

Y digo yo: los políticos son cargos “públicos”. ¿Sí o no? Que mira que a ellos les encanta recordárnoslo. Y con la matraca que nos dan saliendo en la tele y en el periódico todo el rato, cansinos hasta el hartazgo, ya les vale que luego exijan privacidad e intimidad. Que solo se les puede criticar el rato que están “trabajando”, y según los cauces que ellos disponen. Si no le gusta cómo lo hacemos, presente una hoja de reclamaciones. Cuando se van a su casa, según exigen, dejan de ser esos cabrones que han tomado las decisiones y hecho las leyes que convenían a sus amigos banqueros, y se convierten en anónimos ciudadanos a los que no se les puede decir nada so pena de acoso. Ellos pueden ver la tele en su casa o tomarse una cerveza en el bar, y yo, que a lo mejor no tengo casa por culpa de sus decisiones, no les puedo decir ni mu si les veo pasar a la puerta del bar. Venga ya.

Poner papelitos y globos en el portal es terrible violencia, parece ser, según nos dicen estas señoras. Y una vez le han dejado claro a los televidentes que un sonido de silbato a menos de cien metros de su domicilio es una nueva forma de terrorismo, pasan a la clase de ética.

La violencia es mala. La violencia es ir más allá de los cauces democráticos. La violencia caca. Y te lo dicen unas señoras (y señores, que también los hay) que están -cobra que te cobra sobre tras sobre- en el centro de la gobernación de un régimen que manda a tipos malcarados a sacarte ojos con pelotas de goma, a abrirte la cabeza a porrazos, y a meterte en la cárcel el tiempo que les da la gana, así porque sí, para que te jodas. Gente que mira a otro lado cuando instituciones internacionales de todo tipo afirman que sus uniformados armados a sueldo torturan. Gente que envía aviones con bombas a tirarlas sobre aldeas y ciudades. Pero eso, al ser legal y conveniente, y a diferencia de las fotocopias y los globos, pues resulta que ya no es violencia.

 

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