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James Petras, Venezuela :: 12/04/2013

En Venezuela, con la victoria no va a terminar la guerra

James Petras - La Haine
Maduro tiene enfrente los desafíos de profundizar los cambios sociales, mientras la oposición se está jugando todo para desmantelarlos

Audición de James Petras por CX36, Radio Centenario desde Montevideo (Uruguay). www.radio36.com.uy

Efraín Chury Iribarne: Estamos recibiendo directo desde los Estados Unidos a James Petras. Buenos días, ¿cómo está?

James Petras: Estamos muy bien por fin parece que entra la primavera por aquí. Antes de comenzar, ¿puedes comentarme algo sobre los dichos del Presidente uruguayo?

EChI: Lo que uno piensa es que los que ha hecho el Presidente no son simples comentarios sino que son agravios. Pienso que cuando uno verbalmente arremete gratuitamente no está bien. Ahora bien, hubo un primer agravio contra la Presidente Cristina Fernández y ahora apareció otra declaración, en la que trata de ‘baboso’ al ex presidente Néstor Kirchner, como que se siguen sumando elementos. Son dos naciones limítrofes, que integran MERCOSUR y otros organismos y no sabemos cuál es el rumbo tomado por José Mujica ni en que pueden terminar. Concretamente, pienso que estos dichos ni siquiera están a la altura, ni siquiera de los antecedentes de una relación respetuosa que mantuvo Uruguay con Argentina.

JP: Bueno, creo que un problema clave es que Uruguay todavía depende demasiado del turismo y de las inversiones de Argentina, pienso en Punta del Este, etc., y esta dependencia abre una vulnerabilidad en Uruguay. Como consecuencia de la devaluación argentina, perjudicando el flujo de turismo, es aparentemente un factor, donde Argentina y Brasil tienen demasiada influencia en la política económica interna d Uruguay. Creo que el problema es ese, el desarrollo desigual entre las dos regiones.

Ahora, en el caso de Argentina, creo que están tomando medidas cada vez más precarias porque la dependencia de las exportaciones agrícolas, los impuestos a las exportaciones de soja, han creado una oposición interna, y creo que los argentinos tienen otra dependencia que no les permite tener un margen para cumplir con una integración mas de fondo con Uruguay. Entonces, Argentina toma medidas arbitrarias sin tener en cuenta el impacto que puede tener en Uruguay.

Los dos países tienen sus propias dependencias que les crea vulnerabilidades que terminan con este intercambio entre los Presidentes que son sólo la superficie de lo que hay más abajo, es más profundo, más estructural, que creo que es que la integración en el MERCOSUR era un paso positivo pero siempre se complica por las contradicciones internas que cada país tiene y la necesidad de acomodar estos grupos. El complejo financiero, inmobiliario y turístico es el eje de la política en Uruguay; como la soja y las agroexportaciones son los ejes de la política en Argentina; y los vínculos entre ambos estos dichos son potencialmente provocativos, para una crisis.

EChI: Es cierto que existen esas dos dependencias, pero voy a explicarlas. Uruguay depende directamente del imperio, es un agente del imperio. Argentina tiene una dependencia de las grandes potencias agrícolas, pero no olvidemos que tiene detracciones impositivas sobre esas empresas que alcanzan el 30%, mientras que Uruguay, por el millón y medio de hectáreas de tierra cultivables hoy plantadas con soja, no les cobra un peso. Hay también otros elementos, como que en Uruguay no cae bien el hecho de que en Argentina se haya hecho y se sigue haciendo Justicia con los asesinos de la dictadura, y que entre ellos uno de los tanto uruguayos implicados en las denuncias de terrorismo de Estado, que fue extraditado desde Brasil donde se había refugiado, y preocupa que se caiga en este tipo de cosas. Con esto me voy a pedirte una puesta a punto sobre lo que sucede en Corea.

JP: Bueno, no bajar la temperatura, como solicitó ayer el Presidente de China, que pidió que los gobiernos occidentales y el gobierno de Corea del Norte dejen de lado las declaraciones bélicas. Pero Washington sigue avanzando en sus ejercicios militares y hemos descubierto que el lema de los ejércitos norteamericano y surcoreano es ‘como tumbar el gobierno’ y no hay ninguna necesidad de imaginar quién es ese enemigo.

Los ejercicios siempre son normales, rutinarios; pero detrás de eso está la idea de que los Estados Unidos a partir de amenazas o de un ataque militar puede tumbar el gobierno. Mientras tanto, Japón anunció hoy que está movilizando sus fuerzas porque el gobierno norcoreano anunció que hará una prueba con misiles de medio alcance.

Entonces tenemos un escenario actualmente en el que en vez de bajar la temperatura hay un aumento de tensiones. El último pronunciamiento del gobierno norcoreano es que retirará todos sus obreros de las fábricas binacionales con Corea del Sur, era el último lazo que había, que venía de las reformas de la década pasada y ya está quebrado.

Corea del Norte se prepara para un enfrentamiento, Estados Unidos avanza con sus ejercicios; y atrás de eso sigue presente la idea de que un cerco militar puede provocar un ataque y demoler el gobierno del Norte. Lo que es trágico es que la mentalidad de los chinos sigue siendo muy mercantil, no tienen un concepto de seguridad nacional, pensando simplemente que porque tienen mayor comercio con Corea del Sur no deben tomar partido por Corea del Norte. Abandonando la alianza con Corea del Norte están abriendo el camino para la agresión norteamericana que a su vez, tendrá efectos adversos en China por el hecho de tener misiles norteamericanos a dos Km. de la frontera con Corea del Norte.

No es una situación típica como las hemos visto en el pasado, esta vez las tensiones se profundizan, y las amenazas norteamericanas siguen siendo fuertes y cada vez que hay una declaración de nuevas movilizaciones, Corea del Norte anuncia más preparativos de guerra. El fin de semana pasada movilizaron más de un millón de soldados, hombres y mujeres, una preparación militar pero a la vez una demostración de fuerza. No se en que va a desencadenar esto, pero es muy peligroso.

EChI: Se informó muy a la pasada, del asesinato de once niños en Afganistán, como consecuencia de la ocupación estadounidense en ese país. ¿Esto ha repercutido por ahí?

JP: No, no mucho. Siempre hay un ítem en las noticias sobre muertos, bombardeos, etc.; y siempre aparece a continuación la típica promesa de Washington de que ‘vamos a investigar’. Y esas cosas se repiten mil veces porque los drones que utilizan no tienen la capacidad de separar civiles de combatientes, si hay combatientes en un pueblo pueden destruir decenas de casas y matar decenas de civiles como sucede en Afganistán.

Es inevitable en la guerra de drones, porque la precisión es muy limitada y no tienen el menor interés de tomar precauciones porque para ellos matar a un guerrillero es suficiente razón para bombardear una aldea entera. En este caso, como dice el gobierno títere, por cada misil de dron que cae los talibanes reclutan cientos de militantes. Es una guerra perdida y va a darles muchas pérdidas hasta que las tropas extranjeras se retiren o por lo menos los drones dejen de matar.

En otro orden, tenemos que tocar la muerte de Margaret Thachter que es importante como señal de los tiempos. La importancia de Thatcher es central en la historia de los últimos 40 años, principalmente desde su gestión de Primera Ministra cuando lanzó una ofensiva derrotando la más grande huelga sindical y la movilización de los mineros. Fue una lucha de gran trascendencia y el hecho es que Thatcher pudo derrotarla con la colaboración del Partido Laborista que no prestó apoyo y por la falta de solidaridad de otros sindicatos. Esta enorme lucha sufrió una derrota y a partir de ahí Tatcher lanzó una ofensiva contra todo lo que representaba el Estado de bienestar.

La derrota del sindicalismo militante en lo primeros años de la década del ’80; luego la implementación de la política neoliberal; la desregulación de la Economía; el aumento del militarismo; y más que nada, el robo de todos los beneficios sociales.

Ahora, más allá de los efectos negativos, del debilitamiento del movimiento obrero, del descrédito del sindicalismo amarillo y de las políticas laboristas, Thatcher creó un marco político-económico que sigue vigente hoy. Es decir, a partir de Thatcher ninguna otra iniciativa aparece para avanzar en la causa de los trabajadores.

Thtacher, como su contrapartida Ronald Reagan, abren un nuevo capítulo en nuestra historia: primero derrotando las fuerzas obreras y sindicales; segundo lanzando otro proyecto político que abrió paso a la concentración de ingresos, concentración de poder en el Ejecutivo y la expansión de las grandes desigualdades. Con la idea de que ya el Estado no tiene responsabilidad para el bienestar de sus ciudadanos, que la idea es de enriquecerse cualquiera que pueda de la manera que pueda.

Ese es el legado que vive con nosotros hasta ahora, después de Thatcher hay un ínterin, donde sale otro conservador, y luego Tony Blair que es una adaptación laborista del thatcherismo, con la profundización de la desregulación, el aumento y el desequilibrio de economía en finanzas, la concentración de ingresos.

Y lo mismo pasa en Estados Unidos, después de Reagan vino Bush y luego Clinton, que hizo lo mismo que Blair, son como dos hermanos, implementaron la política de reducir el peso social de los trabajadores, reducir los gastos sociales y abrieron el paso a la especulación.

Ahora, Thatcher, Reagan, Blair, Clinton, los cuatro preparan el camino para las grandes crisis y quiebras financieras, primero el crack del año 2000 con las punto com, las especulaciones con la tecnología informática; y después con la quiebra financiera. La crisis que vivimos ahora es otro legado de lo que fueron las iniciativas de Thatcher.

Entonces, no simplemente debilitaron a las clases populares y concentraron el ingreso; sino que crearon un modelo económico permanentemente en crisis y al final de cuentas, el thatcherismo muerto generó una economía para los muertos.

EChI: Muy bueno tu análisis Petras, nos quedan tres minutos, no se si hay otro tema de tu interés.

JP: Si, debemos mencionar, al menos, las elecciones en Venezuela, porque tenemos que comentar varias cosas. Primero, que la derecha sigue teniendo una fuerza minoritaria capaz de movilizarse.

Segundo, que el gobierno actual del Partido Socialista Unido de Venezuela, y su candidato Nicolás Maduro, va a ganar las elecciones por ser el delegado del presidente Hugo Chávez y también, de todas las instituciones sociales que protegen a los trabajadores.

Ahora, más allá de eso, hay que anticipar que las elecciones siempre son un importante momento en una lucha continua, en la que está todo en juego. Es decir, Maduro tiene enfrente los desafíos de profundizar los cambios sociales, mientras la oposición se está jugando todo para desmantelarlos. No hay ninguna política intermedia.

Lo que la oposición quiere es destruir todo lo que se ha construido en los últimos quince años y es una política muy agresiva, mas allá de la retórica moderada. Atrás de Capriles hay un proyecto que quiere volver el reloj a hace veinte años, a la miseria y la dominación norteamericana. No hay una posición intermedia.

Eso se puede ver cuando uno analizar las fuerzas estadounidenses que están trabajando con Capriles, que no siempre son el Pentágono y la CIA; sino también la ultraderecha. Con Otto Reich, Noriega y toda la mafia de los años ’90; la misma gente que trabajaba con la ultraderecha en esa época.

Por eso es una elección histórica, creo que va a resultar positiva con una gran victoria, pero eso no va a terminar la guerra, la derecha no va a aceptar la derrota ni permitir que el gobierno siga adelante con su programa. Es una guerra constante, profunda, con mucho en juego.

Entonces es una lucha de clases, más allá de ser una lucha electoral, una lucha entre las fuerzas populares que buscan imponer un régimen socialista a partir del voto y la derecha que va a utilizar todos los métodos de lucha, los electorales cuando tiene la oportunidad o la coyuntura, pero sin dejar la lucha clandestina para sabotear el proyecto socialista. No hay compromisos aquí, mas allá de aceptar el resultado electoral, e incluso hay grupos de derecha preparándose para denunciar fraude y descalificar el resultado y su derrota.

Antes de terminar, quiero decir como ‘profeta’ que Maduro va a conseguir un 56%, un margen algo mayor que el que obtuvo Chávez y Capriles un 43 o 44% en las elecciones del domingo. Veremos si tengo razón.

Extractado por La Haine

 

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