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Nacionales E.Herria, Nacionales PP.Catalans :: 04/09/2013

2014. Escocia, Catalunya, Euskal Herria

Borroka Garaia
Cada pueblo tiene que buscar su receta idónea, aunque una cosa está clara. Los estados no regalan nada y la lucha es lo único que abrirá camino.

En Euskal Herria una mayoría social ve con buenos ojos los procesos que se están llevando en Escocia y el principat de Catalunya de cara a aplicar la soberanía nacional. El deseo de que puedan llevarse hasta el final esos procesos y que el resultado sea la independencia es algo que levanta muchas simpatías. Sería saldar una parte de esa deuda histórica contraída con la libertad por los imperios, hoy en decadencia, británico y español, que han impuesto y siguen imponiendo mediante sus estados su voluntad a innumerables naciones.

Los catalanes y escoceses forman parte de dos naciones respectivamente, que toda nación ejerza su derecho a la autodeterminación es un avance para la libertad a escala mundial. Que Catalunya y Escocia alcancen esa soberanía, que decidan, es la base mínima democrática para que todo pueblo pueda desarrollarse en libertad, solo puede ser rechazado por los enemigos del pueblo y la libertad.

El año 2014 es la fecha elegida en ambos procesos para llevar a cabo un referéndum que haga ejercer esa voluntad nacional. ¿Qué ocurrirá?. Eso es algo que se pregunta mucha gente. Desde Euskal Herria se mira con intensa atención el discurrir de los acontecimientos.

No se si molestará a alguien lo que voy a decir pero creo que es una realidad objetiva. En esta parte de Europa han existido dos pueblos referentes en cuanto a la lucha por la liberación nacional y los sacrificios realizados en esa tarea. También por la represión sufrida. Y no son Escocia ni Catalunya. Son Irlanda (del norte) y Euskal Herria.

Mucha gente observa la situación en Irlanda del norte y la compara con Escocia. ¿Cómo es que Irlanda aún no esté unida, ni se haya llevado a cabo ningún referéndum de soberanía en ese sentido?. Mientras, Escocia cuenta con el permiso británico para realizar ese referéndum sin oposición legal o represiva. Algunos lo explican diciendo que Gran Bretaña, si bien en el pasado tenía una actitud imperialista clásica, con el paso del tiempo se democratizó y ahora respeta el derecho de autodeterminación. Nunca he creído esa versión.

Escocia próximamente podrá ejercer su autodeterminación gracias a muchos factores, la labor que el nacionalismo escocés ha realizado es importante, pero de cara a desatar los nudos que impedían el ejercicio práctico de esa autodeterminación el pago de los mártires de la clase trabajadora de Irlanda del norte fue decisorio. En una lucha de décadas en el norte de Irlanda se abrieron oportunidades y se consiguió condicionar la política británica para que como mínimo aceptara una autodeterminación regional del norte de Irlanda. Eso abrió la puerta a Escocia. Se podría decir que el IRA ha sido el factor principal para despejar el camino del proceso escocés. No la supuesta voluntad democrática de Gran Bretaña. Que es inexistente ya que bascula en torno a lo que desea o es forzado a hacer, al igual que toda pieza del tablero de la lucha de clases y de los pueblos.

Al contrario que en Escocia, en el caso de Catalunya es diferente. Si bien el gobierno autonómico catalán y diversos partidos han puesto encima de la mesa una hoja de ruta hacia el referéndum. Éste no es aceptado por el estado español. No está despejado el camino. Existe oposición legal y la represiva aguarda si es necesario su uso.

Mucha gente afirma que Catalunya “ha adelantado” a Euskal Herria en el camino hacia la independencia como si fuera una carrera. Al igual que en el caso anterior, nunca he creído tampoco esa versión.

El ciclo histórico que está viviendo Catalunya de alza del independentismo, de agrupar voluntades de cara al ejercicio del derecho de autodeterminación es una fase que ya está pasada en Euskal Herria hace muchos años. Euskal Herria chocó contra ese muro ya en varias ocasiones. A ese muro es al que se dirige ahora el proceso catalán. Depende de como reaccione en ese instante será lo que marque la diferencia. La batalla por la ruptura democrática. Una batalla que lleva años viviendo Euskal Herria.

Y ante esa batalla los peligros son evidentes debido al carácter sistémico y legalista de CiU o la indecisión histórica de ERC. Quedándose la CUP casi en solitario manteniendo el pulso rupturista y con un apoyo social aún más testimonial que fáctico. Por otra parte, estaría el amplio movimiento social soberanista, pero que podría estar quedándose relegado en favor de la política institucional y los partidos, aumentando por tanto la dificultad de un proceso de ruptura. Un proceso de ruptura que se tendrá que enfrentar llegado el momento a la presencia de las fuerzas de ocupación españolas, sus cárceles, sistema judicial y toda elemento estatal en el interior de Catalunya. En definitiva de la sacrosanta legalidad española. Es por ello que un proceso que “utilizará todos los marcos legales existentes para hacer efectivo el fortalecimiento democrático y el ejercicio del derecho a decidir” como aprobó literalmente el parlamento catalán como base filosófica del proceso es precisamente una filosofía que no puede producir un proceso de ruptura.

Es decir, que será necesario a parte de ejercer la autodeterminación, defender por todos los medios el resultado y echar al estado español de Catalunya. Un estado que no se va a ir por su propia voluntad, ni va a aceptar ninguna consulta. Abriéndose por tanto de llegar hasta ahí, la siguiente fase del proceso. La de la lucha frontal. Donde hasta hoy no tiene mucha experiencia práctica aún el pueblo catalán en los últimos tiempos. Salvando a la Esquerra Independentista.

El proceso independentista catalán ha tenido una aceleración importante pero depende de como reaccione a ese muro cuando llegue el momento clave del choque adelantará o no, al proceso de cara a la liberación nacional vasca.

Un proceso de cara a la liberación nacional vasca que se encuentra en un impasse, una vez pasadas diferentes fases históricas. Un impasse bastante negativo que de no reformular de alguna manera la forma de destruir ese muro impositivo con una agenda concisa y bien enfilada hacia la soberanía puede traernos bastantes problemas.

En cualquier caso, las dificultades y peligros están ahí en todos los proceso pero la sinergia entre pueblos también puede ser un factor que ayude a abrir cuña.

Aunque parezca paradójico,es posible que en Catalunya necesiten en el futuro cercano una inyección de “resistencia a la vasca y combatividad” para superar las oposiciones que encontrará y en Euskal Herria una “hoja de ruta a la catalana” que haga prevalecer y estructurar la combatividad inherente del pueblo vasco en el camino a su liberación.

De todas formas, cada pueblo tiene que buscar su receta idónea, aunque una cosa está clara. Los estados no regalan nada y la lucha es lo único que abrirá camino, siendo esto una receta universal.

 

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