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Nacionales E.Herria :: 21/10/2013

[Fotos] Contra la pobreza. Convicción para la acción y organizarse

Elkartzen
Debemos reivindicar y llenar de contenido el derecho a no ser explotados, el derecho a no ser una mercancía más

En periodos de crisis, los procesos de precarización y la explotación se agudizan, profundizando en la dualización social.

El 17 de octubre se ha celebrado el Día Internacional contra la Pobreza. Si bien en un principio se nos dijo que era una crisis sectorial, relacionada con la vivienda y los bonos basura, muy pronto quedó al descubierto que se trataba de una crisis estructural y sistémica, una crisis de sobreconsumo con endeudamiento masivo, de superproducción, con abundancia de miseria, donde los capitales especulativos y el parasitismo intrínseco a él, contaminan la economía real productiva y merman los ya escasos y cada vez más privatizados servicios sociales y públicos.

A seis años del estallido de esta crisis podemos afirmar que, en esta dinámica enloquecida por obtener más y más beneficios, se está produciendo el más terrible ataque y agresión a los bienes comunes sociales (derechos, servicios públicos, infraestructuras básicas, cultura…) y naturales (agua, océanos, aire, subsuelo, tierra…) desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Las necesidades de las élites económicas y políticas han marcando la política
económica hasta la actualidad.

La precariedad se ha ido imponiendo sin parar en los últimos 35 años, extendiéndose a todos los aspectos de las condiciones vitales de los sectores populares: miles de personas condenadas a vivir con ingresos inferiores al umbral de la pobreza (más del 20% de la población de la Unión Europea se encuentra amenazada por la pobreza), ausencia de reparto del tiempo de trabajo (productivo y reproductivo), creciente privatización de los servicios
sociales y públicos, implementación del copago sanitario, congelación de las pensiones, más recortes sociales, apuesta por un sector público privatizado, abaratamiento del despido, más flexibilidad laboral, reforma de las pensiones, congelación el SMI, aumentos continuos en los recibos de la electricidad, el agua, el gas, el transporte, la recogida de basura, el teléfono, el
correo… Se siguen subiendo los impuestos indirectos como el IVA mientras se implementa una fiscalidad favorable a la patronal que no garantiza una redistribución de la riqueza a toda la población de una manera más equilibrada…

Vivimos en una época en la que los políticos niegan su responsabilidad.

Por esa razón la pobreza y la precariedad avanzan, consecuencia del expolio, la explotación, la estafa y el embuste. Están abriendo las puertas para profundizar e ir dibujando un nuevo sistema capitalista patriarcal a largo plazo, haciendo una apuesta decidida por la terciarización de la economía y el abandonando a su suerte de sectores estratégicos como la agricultura, la
ganadería, la pesca y la industria. La situación es demasiado grave como para que la clase trabajadora y los sectores populares sigamos tragando con la mentira de que todos debemos remar en la misma dirección y apretarnos el cinturón. Las personas y los pueblos estamos siendo estrujados cada vez más en beneficio del capitalismo. Hoy en día el 15% del planeta (que controla el 71% del PIB mundial) vive gracias a la explotación que ejerce sobre el 85% restante.

Euskal Herria no es una excepción y el último pacto PNV-PSE y la situación en Nafarroa Garaia así lo reflejan.

Pretenden reflotar el sistema capitalista y profundizar en él adaptándolo a las nuevas circunstancias. Durante los periodos de gran acumulación de riqueza han privatizado los beneficios y ahora que esa acumulación mengua, pretenden socializar las pérdidas. Quieren poner sobre las espaldas de la clase trabajadora la responsabilidad de la crisis y esto es consecuencia de decisiones previamente planificadas fuera de las urnas, en beneficio exclusivo
de una elite económica (cupos, convenios, ataques al trabajo sindical, recorte de derechos políticos económicos y sociales, robo de las arcas públicas para engordar negocios privados, implementación del capitalismo salvaje vía, TAV, superpuertos, fracturación hidráulica, incineradoras, desprecio a la voluntad popular, detenciones, presencia policial, prohibiciones…).

Esta ofensiva del capital requiere una respuesta contundente que posibilite cambios profundos por lo que se impone la organización y la lucha por los derechos sociales.

Las diferentes instituciones de aquí y allá aparecen claramente alineadas con los intereses de la patronal, y es que para optimizar la explotación, la patronal y la clase político-institucional han realizado un pacto para ir aprobando diferentes leyes y decretos que reducen y empeoran las condiciones de vida y los derechos de todas las personas de nuestro pueblo. Mientras esas
elites hablan de salir de la crisis a través de corregir las disfunciones de ese modelo para que todo siga igual, la clase trabajadora y los sectores populares deben apostar por un cambio de este modelo y por construir uno que esté al servicio de los intereses y necesidades de la mayoría de la población. Y esa alternativa la debemos construir entre todos y todas, desde la base, sin esperar a las políticas de gestión diseñadas por la patronal e implementadas por una clase política vendida a los intereses de esa elite empresarial.

Es necesario cambiar de arriba abajo este sistema injusto, es inaplazable la transformación social.

Desde este organismo popular estimamos que existen razones más que suficientes para dar una respuesta contundente desde el ámbito sindical y social ante la ofensiva que la clase trabajadora y los sectores populares estamos padeciendo de manos del capital, protegido y amparado por la clase política. De igual manera que las experiencias históricas anteriores determinan el presente, este, determina el futuro. Hoy en Euskal Herria, la mayoría social y sindical ha abierto un proceso participativo para debatir e ir definiendo una Carta de Derechos Sociales para este pueblo. Tenemos un gran trabajo por delante, en lo teórico y en lo práctico.

Debemos reivindicar y llenar de contenido el derecho a no ser explotados, el derecho a no ser una mercancía más, el derecho a revelarnos contra la injusticia y el sufrimiento… en definitiva, el derecho a ir construyendo y avanzando en la emancipación personal y colectiva de la comunidad a la que pertenecemos, Euskal Herria.

Por esa razón necesitamos soberanía alimentaria para poder realizar nuestros proyectos de vida personal y colectivo, necesitamos soberanía económica porque ningún pueblo que explota a otro puede ser libre, necesitamos democratizar la economía, para que sea la mayoría de la población, aquella que con su esfuerzo saca adelante día a día este país, la que participe y decida sobre las cuestiones clave de nuestro modo de vida.

¡LUCHA POR TUS DERECHOS SOCIALES!
¡HAZ FRENTE A LA PRECARIEDAD!
¡TRANSFORMA LA SOCIEDAD!

 

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