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Nacionales E.Herria :: 27/10/2013

Testimonios de tres jóvenes vascos, que relatan torturas en sus detenciones

Euskalherriaskatu.blogspot
Mikel , Idoya y Nahaia , graves testimonios de malos tratos y torturas que han padecido en sus detenciones

TESTIMONIOS DE:
NAHAIA AGUADO MARIN
MIKEL ARKAITZ TOTORIKA VALLE
IDOYA IRAGORRI PETUYA

L@s familiares y amig@s de l@s vecin@s de Sestao Mikel Totorika Valle, Idoya Iragorri Petuya y Nahaia Aguado Marín nos hacemos eco de los graves testimonios de malos tratos y torturas que han padecido en sus detenciones, y por voluntad propia de cada un@de ell@s lo queremos hacer público para que se conozcan, se denuncien y se consiga acabar con esta práctica, por desgracia tan habitual en todo el mundo y en especial en el Estado español.

Nuestro propósito es que todos los agentes políticos, sociales, sindicales y culturales-deportivos conozcan lo que han sufrido y padecido nuestr@s seres queridos, por pensar de una forma determinada, que es por lo que han sido detenid@s, torturad@s y encarcelad@s.

¿Cuál es el delito que han cometido? o lo sabemos.

¿Porqué han tenido que padecer esta terrible situación que sólo ell@s conocen realmente? o lo sabemos.

¿Tendrán secuelas físicas y psicológicas en el futuro? o lo sabemos.

¿Porqué en pleno siglo XXI estas prácticas son todavía habituales en muchas partes del mundo y en el Estado español (incluso denunciado a nivel internacional ) de manera sistemática? o lo sabemos.

Son demasiadas preguntas la que nos surgen y pocas respuestas, salvo una: hay que erradicar de una vez esta cruel, inhumana, salvaje, ilegal y anti-democrática práctica.

Ese es el único objetivo de esta denuncia que familiares y amigos de Mikel, Idoya y Nahaia tenemos en mente: que nuestr@s hij@s, herman@s y compañer@s sean los últim@s torturad@.

¿Será posible?

A continuación os mostramos los testimonios integros de Nahaia, Mikel e Idoya


IDOYA IRAGORRI PETUYA
(26 años)

Creo que todo empezó sobre las 00:30h. Mi pareja y yo estábamos en la cama cuando oímos unos ruidos raros, yo me levanté y para cuando me quise dar cuenta habían tirado la puerta de casa.

Entraron un montón de policías (con cascos, capuchas, chalecos antibalas,... ) apuntándome con sus armas y gritándome “quietos, policía!”. Nos obligaron a tumbarnos en la cama boca abajo y con las manos en la cabeza, mientras tanto nos apuntaban a la cabeza y nos seguían gritando. Finalmente nos pusieron las esposas (a los dos). Ami pareja se la llevaron a la sala y a mí me dejaron en el cuarto. Entraron al cuarto una policía y el secretario judicial, no me acuerdo quién de los dos me leyó los derechos, me preguntaron a ver si tenía alguna duda. Mientras tanto otros polidas estaban dando vueltas por mi casa mirándolo todo, yo no entendía nada de lo que estaba pasando, todo era muy violento. Seguidamente me comunicaron que iban a proceder al registro
de mi casa, me dijeron que si tenía algo escondido que se lo comunicara, o si no las cosas iban a complicarse.

Yo opté por no decir nada o negarlo todo.

Cualquier cosa era válida, camisetas, apuntes de diferentes cursillos que he hecho (Fitoterapia, Huerto ecológico,...) información sobre el grupo de consumo al que pertenezco, calendarios, DVDs, fotocopias de cualquier cosa que estuvieran en euskera, dibujos del Arrano Beltza, dibujos de la hoz y el martillo,... todo.

Allí mismo empezaron las amenazas “dinos todo lo que tienes, ya sabes que luego es peor", yo no respondía a nada y cuando encontraban algo venían como locos "¿cómo que no había nada?, así vamos mal...

Había un euskaldun, el que se encargaba de decidir qué servía y qué no. Hubo un momento que vinieron como locos con las llaves de un coche en la mano, preguntándome, chillándome, a ver de quién era el coche.

Yo me asusté, nosotros no tenemos coche, les decía que no sabía y ellos insistían muy violentos, hasta que vino el secretario judicial y dijo que las llaves eran de él. Mientras tanto mi pareja estaba encerrado en la sala,
creo que con algún policía.

En el registro del cuarto y del comedor estuve presente, también en el de la cocina. Luego sacaron a mi pareja de la sala y a mi me metieron otra vez en el cuarto. Cuando registraron la sala creo que no había nadie presente,
tampoco cuando registraron la despensa.

Me dejaron vestirme. No sé cuánto tiempo duró el registro, a mí por lo menos se me hizo eterno. No me dejaron despedirme de mi pareja, me sacaron de casa y por las escaleras me dijeron "ni se te ocurra gritar!".

En la calle no había nadie, sólo un coche camuflado donde me metieron, y alguna furgoneta de la Policía.Así que supuse que sólo me habían detenido a mí.Me metieron en el coche, pude oír los gritos de ánimo de mi compañero que estaba asomado en el balcón.

Ya en el coche empezaron las amenazas y los comentarios "ésta no sabe lo que la espera ... vas a ir a la cárcel...¿qué, vas a colaborar?".

Luego me llevaron a Bilbao (supongo, porque no me lo dijeron). Cuando llegamos, seguido me llevaron donde los forenses que me enseñaron su acreditación. Eran dos y la verdad es que me trataron bien, me cogieron la tensión y me hicieron muchas preguntas, apuntaban todo: que tenía asma, que era alérgica... Era un despacho, no habiía camilla, me dijeron que estaría tranquila, me intentaron tranquilizar, había luz.

Después me llevaron a otro despacho, allí me cogieron las huellas,ADN, fotos a los tatuajes, piercing, las fotos de la ficha policial,... Luego, cuando terminaron me pusieron una capucha y un antifaz. No veía absolutamente
nada. Me metieron en una sala o despacho, no lo sé. Había muchos policías y allí me hicieron el primer interrogatorio.

Me preguntaron sobre todo por mi actividad política, cosas personales, ... Yo no respondía o les decía que no sabía. Ellos me pegaban en la cabeza o en la cara. Un policía se me ponía a respirar al lado de mi cara, encendía
un mechero al lado de mi oido y de vez en cuando él también me pegaba. Pasado un tiempo (no se cuánto) unos cuantos se fueron y se quedaron unos pocos, yo les oía hablar entre ellos: "¿qué, abrimos la ventana? Ya sabes, para lo de siempre", luego se dirigían a mi: (¿así que no sabes nada?¿ni tampoco eres de Segi?". Poco después entraron otra vez y uno se me acercó y me dijo: "Idoya, ¿qué prefieres, por delante o por detrás?, yo, nerviosa, le pregunté a qué se refería, y él se empezó a reír. "¡para esposarte!". Me esposaron y me metieron
en el coche, camino a Madrid.

En el coche me volvieron a interrogar, creo que iban 3 policías: uno conduciendo, una mujer a mi izquierda y otro hombre a mi derecha. Me decían que estaba portándome mal, que no sabía lo que me esperaba, que iba a ir a la cárcel y que si no hablaba, me decía la mujer, ella misma se iba a encargar de mandarme a Canarias a la cárcel.Me querían hacer elegir entre una amiga mía y mi compañero, querían que les dijera a quién detener, yo sabía que mi compañero no estaba detenido, y sólo les decía que dejaran en paz a mi amiga. Entonces ellos se reían, decían que quería más a mi amiga que a mi pareja y me decían: “entonces qué, ¿le detenemos a él?”.

Después empezaron a preguntarme muchas cosas. El de mi derecha me acariciaba la cara y el pelo y me respiraba fuerte al oído y cuando me preguntaban y no respondía nada el de delante (el que conducía) me pegaba fuerte en las rodillas. Yo me encogía, agachaba la cabeza y me pegaban para que la levantara. Se empezaron a enfadar mucho y el que conducía me gritó “¡te vas a enterar!, ¡te vamos a llevar a donde está enterrado Jon Anza!".

Al de poco tiempo paró el coche y se bajaron. Yo estaba encapuchada, no sabía dónde estábamos. Uno entró y se quedó conmigo, me acariciaba el pelo y la cara, me respiraba al oído, me daba mucho asco y me apartaba, y entonces él me pegaba, me preguntaba a ver si me iba a portar bien. Después salió y entró el que conducía, se acercó a mí y me dijo al oido: “¿sabes qué sensación se experimenta cuando te están ahogando?, ¿sabes cómo lo vay a hacer?, solamente apretándote la tráquea con dos dedos te puedo ahogar", la sensación era terrible, me temblaban las piernas y me intentaba soltar pero él apretaba más fuerte, Me dejó muy muy claro cuáles iban a ser los métodos si no hablaba. Después salió y volvió a entrar el otro, me pegaba casi sin decir nada.
Volvieron a entrar todos, pusieron el coche en marcha y empezó todo otra vez. El que conducía les dijo a los demás que habíamos llegado a un trato, pero cuando vio que yo seguía sin hablar se puso como loco y empezó a gritar y a amenazarme: "te vamos a llevar a un descampado a meterte la cabeza en un río hasta que pierdas el conocimiento".Yo estaba muy asustada, estaban pegándome todo el rato) no sabía dónde estábamos, no veía nada, estaba desorientada y me caían golpes por todas partes. No sé cuánto tardamos hasta Madrid, pero a mí
se me hizo eterno.

Cuando llegamos lo primero que me dijeron fue: "¡Ahora te vas a enterar". Me sacaron del coche y me pusieron de pie contra una pared en la calle, allí me dejaron un rato, tenía mucho frío, estaba muy cansada, me tambaleaba. Al final me llevaron para dentro, por el camino me quitaron un momento la capucha y el antifaz para quitarme los pendientes y los piercing, uno de ellos me preguntaba a ver si no tenía piercing en los pezones para tirar de ellos, que hacía mucho daño. Después me mandaron coger una colchoneta y una manta y me llevaron a una celda, (la 57).

La celda era bastante grande, tenia baño y estaba limpia, la puerta era de hierro (y tenía un ojo de buey).

Apartir de aquí todo es más confuso, tengo todo muy desordenado, tengo muchas dificultades para situar las cosas en el tiempo.

Creo que lo primero que hicieron fue llevarne al forense, encapuchada y esposada. Una vez allí me quitaron la capucha y las esposas y me dejaron entrar al cuarto donde estaba el forense. El cuarto tenía luz, una camilla
donde estaba sentado el forense. El forense tenía una tarjeta de acreditación pero no me la enseñó, simplemente se limitó a decirme que era el médico forense. No me hizo muchas preguntas, creo que no me tomó la tensión (no estoy segura), no anotaba todo lo que le decía, tampoco le decía mucho porque la verdad es que no me fiaba mucho de él, era muy frío, me trataba con bastante desprecio. Estuve de pie todo el tiempo. Me preguntó si me habían pegado, a lo cual, por miedo, le respondí que no. No me fiaba de que luego se lo contara a
la policía, tenía miedo a las represalias. Terminó enseguida.

Me volvieron a llevar a la celda, no sé cuanto tiempo pasó hasta que vinieron a buscarme, no podía dormir, con cualquier: golpe me despertaba, me asustaba, había mucho ruido, golpes, gritos, ... Muchas veces venían y se quedaban mirando por el ojo de buey de la puerta, encapuchados, se quedaban mirándome fijamente, yo tenía miedo. Otras veces venían y me mandaban ponerme de pie. Todo el tiempo tenía la luz encendida, había mucha luz.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que vinieron a por mí. Me pusieron las esposas, la capucha y el antifaz y me llevaron a una sala de interrogatorio que estaba en esa misma planta Era pequeña (por lo menos yo creía que era pequeña).

Empezaron las preguntas, las amenazas, las presiones ... pero entró un policía (supongo que algún jefe) y les dijo que esa sala la quería libre, que me llevaran a otro sitio. Entonces me sacaron de allí y me subieron por unas escaleras, ellos me llevaban, yo no veía nada, iba despacio. Ellos me decían entre risas:

“'tranquila Idoya que no vamos a dejar que te caigas, todavía ... ".

Cuando me metieron en la sala, noté que era más grande, pero no sé cuantos policías había. Empezó el interrogatorio, querían nombres, responsables, de todo, yo no hablaba, cuando les dije que tenía derecho a no hablar, uno me empezó a pegar como un loco (creo que era el que estaba en el coche, el de mi derecha). Me volvieron a dar a elegir entre mi pareja o mi amiga (todavía no sabía que mi amiga estaba detenida). Empezaaron a decirne que me iban a meter 20 años de cárcel, decían que mi pareja me iba a dejar, que seguramente
ya se estaría “follando" a otras, me decían que yo quería más a mí amiga que a mi compañero.Yo no decía nada, entonces empezaron a cambiar los métodos, de pie contra la pared, yo estaba muy cansada, mareada y me tambaleaba mucho, me costaba mantenerme de pie, me decían que no merecía la pena pasar por eso, que empezara a hablar. Había una mujer, ella intentaba buscar complicidad pero cuando se enfadaba porque no hablaba el otro me daba golpes en la cabeza. No se cuánto tiempo duró. Después me llevaron al calabozo y al bajar las
escaleras, las mismas bromas.

En el calabozo no pude dormir, había ruidos, la luz,... Otra vez volvieron a por mi, estos eran diferentes (uno de ellos era el que conducía el coche9. Me encapucharon y me llevaron a la sala de interrogatorio que estaba en esa misma planta.

Me pusieron contra la pared, así estuve mucho tiempo, me caía para los lados, al final me dejaron sentarme y me preguntaron si había cenado, yo les dije que no. Uno se marchó y al de un rato me trajo la cena y mientras cenaba me preguntaban: "¿te vas a portar bien? ¿vas a ser buena?", y cosas de esas, yo no me sentía bien, estaba mareada y muy débil, no pude comer, no me entraba la comida. Cuando terminé me levantaron otra vez y empezó el interrogatorio, me dijeron que mi amiga me había inculpado, que les había dicho que yo la había
captado. Uno estaba sentado frente a mi, el otro detrás mio, me enseñaron fotos de mucha gente, me contaban cosas muy personales de mí y de mi cuadrilla. Decían que tenía que ser alguien importante, que si no, no hubiesen entrado así en mi casa, tirando la puerta, que si fuera una pringada hubieran tocado al timbre como en casa de mi amiga. Me dijeron que hacía 9 años que me estaban siguiendo. Querían nombres y apellidos, me hacían preguntas sin parar, me gritaban, me pegaban palmaditas en la espalda, las preguntas eran seguidas.
Después de un rato de preguntas empezaron a hablar de la izquierda abertzale, me decían que nosotras éramos como la mano de obra barata, que mientras nosotras estábamos detenidas, los dirigentes estaban pegándose la gran vida. Me obligaron a hablarles del TAV, les tenía que dar mi opinión, también sobre las ikastolas, sabían que yo había estudiado en ikastola, uno de ellos me dijo que él también, pero que no se dejó engañar.

Empezaron a volverse locos, me decían que yo había salido a celebrar lo de Pueyes, que a ver qué pensaba de la lucha armada. Me empezaron a gritar diciendo que ellos eran los revolucionarios, uno de ellos se puso como loco gritándome que él había visto miembros mutilados, cuerpos calcinados, que ellos eran revolucionarios y que su revolución era aniquilar gente como nosotros, que éramos basura.

Empezaron a hablarme de Yoyes (unos amigos me llaman así de broma, no es ni siquiera mi apodo), me obligaron a contarles su vida, quién era, cómo la mataron. Me contaron que la operación de “los picos" (como ellos decían) les había gustado mucho, que fue muy bonita, que le habían puesto el nombre de la hija de Yoyes a la operación.

Me obligaron a decir los nombres de dos históricos de la izquierda abertzale, dos que fueran un referente para mí, yo les dije dos pero esos no querían; empezaron a hablar de Tasio Erkizia y de Pernando Barrena, empezaron a decirme que ellos sí que vivían bien, no como yo, que vivía en un cuchitril, que ellos no eran socialistas, que se aprovechaban de nosotros ...

No sé cuánto estuvieron así, yo estaba cansadísima, no podía más, estaba saturada, nerviosa, tenía mucho calor, no veía nada, me volvían a sentar, yo notaba que cada vez estaba peor, más mareada. Se callaron, yo intentaba
mantenerme despierta, pero no podía y cuando empecé a cabecear, empezaron a preguntarme otra vez, y luego otra vez, se callaban, hasta que me quedaba dormida, y otra vez empezaban. No sabía lo que me estaban preguntando y de repente me dí cuenta de que les estaba contestando, me asusté mucho, no sabía lo que les estaba diciendo y me callé asustada, no podía más, estaba perdiendo el control de lo que decía, entonces uno me levantó, me puso de espaldas a la pared y me agarró del cuello y me levantó del suelo por el cuello. Yo me empecé
a ahogar, me dijo que me iban a dar de hostias y que me llevaban a la ducha. Abrieron la puerta, me sacaron de la sala y me llevaron por pasillos. Yo estaba callada, asustadísima, pero cuando abrieron la puerta me quitaron la capucha y estaba en el calabozo. Estaban repartiendo el desayuno. No sé cuánto duró, creo que muchas horas.

Ese día empecé a ponerme mala, vomitaba todo el rato, tenía descomposición, el mareo era constante, estaba muy débil, no podía andar sin tambalearme.
Unas horas después volvieron a por mí, me encapucharon, me esposaron y me llevaron al piso de arriba. Empezó otro interrogatorio, me decían que mi amiga estaba detenida, que ya me había "cantado", que era una mala amiga, que ella se había salvado “'su culo”, que yo era una tonta, que me iba a “comer” todo por tonta.

Me enseñaban organigramas, fotos. Poco tiempo después me trajeron un periódico, me levantaron la capucha y pude ver que había 34 detenidos, y pude ver que en Sestao éramos 3. Fue en ese momento, no sé por qué en ese momento, cuando pensé en la autoinculpadón. Pensé que autoincu1pándome me dejarían de hacer preguntas,
tenía miedo y no podía más.

Mientras tanto me decían que podía reducir la condena, que si seguía así me iba a comer 20 años de cárcel, que si merecía la pena sufrir tanto por un pueblo, yo les dije que sí merecía la pena, me llamaron idiota y me dijeron que me iba a pudrir en la cárcel.

Empece a aceptar cosas que solo me inculpaban a mi, me prepararon o que tenía que declarar. Hicimos un ensayo mientras venía el abogado.

Cuando llegó el abogado de oficio, antes de entrar me quitaron la capucha y me dijeron que no podía hablar con él. Ellos estaban encapuchados. Entró el abogado y empezó el interrogatorio.Yo negaba muchas cosas, las que creía que podían inculpar a gente. Entonces la policía, sin cortarse un pelo, me decía delante del abogado de una manera amenazante que así iba mal: “así vas muy mal, tú veras lo que haces”'. La cosa se alargó y el abogado ni me miraba, yo al contrario, le estaba mirando todo el rato y me dí cuenta de que ¡se estaba quedando dormido! ¡no me lo podía creer!. Cuando uno de los dos policías se fue a imprimir la declaración, la policía y el abogado se pusieron a hablar, él le dió las gracias por algo de un favor que le había hecho. Yo estaba "flipando"
(se queda dormido, preguntando por un cargador de móvil, dándole las gracias a la policía ... ). Yo ya sabía lo que hay con los abogados de oficio en esas situaciones, pero me sentí totalmente desprotegída) el hombre aquel ni me miraba, era como si le diera igual ¡me habían amenazado delante de él!. Cuando llegó el otro policía con la declaración para firmada yo le dije que no la iba a firmar) y la policía me dijo bastante enfadada:

"¡pues entonces esto no sirve para nada! ¿qué estas haciendo, Idoya?". El abogado de oficio le dio la razón, fue para lo único que me habló, para decirne que mejor que la firmara, que si no era una pérdida de tiempo. Yo no quería que lo de la noche anterior se repitiera y firmé.

Me llevaron otra vez al calabozo, me dijeron que ya iba para la Audiencia, yo no les creí.

Cada vez estaba peor, no bebía ni comía, no podía, estaba todo el rato vomitando.

Creo que luego me llevaron al forense, al mismo sitio y con el mismo. Le dije que estaba mal, que estaba mareada, le conté lo que me pasaba, que no podía beber ni comer.Me dijo que bebiera y comiera, me miró el pulso y la tensión, me dijo que estaba baja. Tal y como me encontraba, en vez de decirle desorientada, me confundí y le dije que estaba desconcertada.Yél con bastante recochineo (a mi entender) me dijo: “¿desconcertada? ¡pues no sé por qué!, estás detenida, estás incomunicada y seguramente estarás aquí hasta el sábado, luego te llevarán
a la Audiencia Nacional y allí te dirán si vas a la calle o a la cárcel, ¡no entiendo por qué estas desconcertada!".

Yo no me lo podía creer, y ¿a ese le tenía que decir yo que me habían pegado?, claro, cuando me preguntó a ver si lo habían hecho se lo negué.

Me llevaron al calabozo otra vez (encapuchada).Allí cada vez. me ponía peor. Venían a mirarme encapuchados por el ventanuco de la puerta, me miraban callados, encapuchados, eso me ponía muy nerviosa, no sabía cuándo iban a entrar. Otro solía venir y me decía que me pusiera de pie. Yo ya no podía más, me sentía perdida, que me habían ganado.

Después vino otra vez la policía (la de siempre), que habían mirado mi ordenador y había documentos que me vinculaban directamente con ETA, que la cosa estaba muy mal y me caerían muchos años. Todo me daba igual y acepté ponerme la primera en el organigrama, sentía que no tenía nada que hacer. Pero antes de irse me dijo: “de todas las maneras, ésta noche vas a estar con mis compañeros otra vez” y se fue. Mientras se iba les oí como se reían de mí diciendo que comnigo lo tenían fácil. Eso me hundió más.

Más tarde me despertaron los gritos de dolor de un compañero, estaba oyendo cómo le torturaban, eso era una pesadilla, el policía le gritaba como un loco y el compañero lloraba y gritaba. Cuando terminó oí cómo venían a por mí, les oí decir el número de mi celda. Me encapucharon, me esposaron y me llevaron a la sala de interrogatorio de la noche anterior. Creo que sólo había un policía, me decía que estaba quedando como un imbécil delante del jefe por mi culpa, que no les estaba dando nada. Me empezó a dar golpes en la cabeza, entraba y salía mucho, me dejaba mucho tiempo sola. Otra vez hacía calor. Me dijo que me iba a dar una paliza y que luego le iba a decir al forense que me había intentado escapar. Me preguntó a ver si había oído los gritos de mi compañero, yo le dije que no, que estaba dormida. Me dijo que si quería ver cómo le habían dejado, yo le dije que no. Me dijo: "le hemos dicho al forense que se ha intentado escapar en el detención".

No me acuerdo de muchas cosas, no sé cuánto duró. Una de las veces entró otro policía y me obligó a poner mi mano encima de la suya para que notara lo grande que la tenía, después me dio tal golpe que reboté contra la pared. Estaba agotada, ya no sabía ni cuanto tiempo llevaba detenida ni lo que me quedaba, ni si era de día o de noche, estaba totalmente perdida.

Me llevaron al calabozo.Allí estuve poco tiempo. Volvieron a por mí. Esta vez me llevaron al piso de arriba, encapuchada, siempre me subían entre dos policias.Yo no podía casi ni andar.Ya en la sala, noté que había más policías que otras veces, me sentaron y empezaron. Eran muy violentos, me pegaban, a veces respondiera o no.

En uno de los golpes se me movió la capucha y el antifaz, y pude ver cómo uno quitaba el cable del teléfono, empezó a acariciarme la cara y los brazos con el cable. Empujaban el respaldo de la silla (creo que era de esas grandes de oficina) echándose casi encima mío, me daban tortazos y me intentaron estrangular por detrás. Me hacían dar paseillos y me hacían tropezar con un cubo lleno de agua, entonces me paraban delante de él. Hicieron el amago varías veces de meterme la cabeza en él, me retorcían los brazos haciendo que me arrodillara y yo no sé si en el agua había algo (lejía o algún producto) pero yo podía oler el agua o lo que fuera aquello.

Entre ellos comentaban "¿cómo será ponerle la bolsa a una asmática? Dicen que aguantan muy poco" y se reían, "¿probamos?”. No sé cuántas veces se repitió aquello, a mi se me hizo eterno. Ese interrogatorio fue algo raro, ya no me preguntaban por Segi, me decían que ahora iba a empezar lo bueno, me preguntaban por Batasuna, por Ekin, por sus responsables. No me acuerdo de nada, ni cuándo se terminó, ni cómo me bajaron, no me acuerdo de nada.
En el calabozo me puse peor, creo que ellos me oían vomitar, porque vino uno y me preguntó a ver si quería que viniera el forense, yo le dije que sí, no podía más.

Un rato después pasó el forense por el calabozo, me tomó el pulso y la tensión, me preguntó a ver si comía .• a ver si bebía, a ver qué tal estaba, yo le dije que mal, ya no me podía tener en pie. Apuntó todo y se fue. Esa noche, o lo que quedaba de noche me dejaron en paz.

Al día siguíente otra vez apareció la policía a aclararrne lo que tenía que decir delante del abogado. Me subieron a la sala de otro piso. El abogado tardó mucho (otra vez), y yo cada dos por tres tenía que ir al baño a vomitar.

Cuando llegó el abogado volví a hacer la declaración, sabía lo que había, sabía que me querían sacar información de otras organizaciones, así que todo lo de Segi lo acepté y firmé, ya no podía más. La actitud del abogado de oficio, igual.

Me llevaron donde el forense, el de siempre (el de la noche anterior que vino al calabozo era otro, llevaba acreditación).

No me hizo mucho caso (ya contaba con ello), me dijo que comiera y bebiera, pero había un policía en la puerta que entró y le dijo que me tenía que dar algo para las náuseas, un jarabe o algo, entonces el médico aceptó.

Me llevaron otra vez al calabozo y al de un rato vino un policía encapuchado de paisano con una manzanilla y me dijo: "he tenido que ir a por ella a un bar, para que veas que me preocupo. Luego cuando salgas a la calle me tienes que invitar a una en el "Merlin" (el Merlín es un bar de mi pueblo). Este policía venía mucho, a mí me ponía muy nerviosa, se acercaba mucho y me miraba a los ojos, me decía muchas cosas, sabía mucho de mí, venía a ver cómo estaba pero dejándome claro que eso no se iba· a acabar allí.

Ese día no me hicieron más interrogatorios, pero no me dejaban en paz, venían mucho a la celda e intentaban hablar conmígo. Pero me decían muchas cosas: "mira la que no es de Segi", o "o sea, que no sabes nada de la gasolina, ¿no?". Lo de la manzanilla me lo repetía muchas veces, me ponía muy nerviosa. Tenía miedo.

Me dieron unas pastillas para las náuseas (las sacaban de su envoltorio). Esa noche me dejaron en paz.

Ala mañana siguiente me llevaron a laAudiencia En el viaje me dejaron en paz, como si no existiera, me pusieron las esposas y mi forro polar por la cabeza.
En la Audiencia Nacional las horas pasaron muy lentas, me metieron en una salita pequeña para estar con el forense.Me hizo unas preguntas y poco más. Sí me preguntó por el trato en comisaría. yo negué otra vez todo.

Todavía estaba muy asustada, tenía miedo de que volvieran a aparecer mis torturadores.

Después me llevaron a declarar ante el juez, en el despacho estaban el abogado de oficio, el Juez, el fiscal, el traductor y creo que era el secretario. La actitud del juez fue como la de otro policía, intentaba liarme con preguntas,
aunque yo le había dicho que no quería declarar, supe que estaba prejuzgada por su actitud de indiferencia hacia mí. Le dije que negaba todo lo que había declarado en comisaria, él me preguntó la razón y yo le contesté que lo había hecho a consecuencia de los malos tratos sufridos en comisaria. Él hizo un gesto que yo interpreté como "más de lo mismo", Me preguntó a ver por que no lo había dicho antes. Le contesté que por miedo a las represalias. Después me preguntó en qué habían consistido esos malos tratos. Yo no me sentía capaz de contárselo todo, la voz me temblaba, tenía ganas de llorar, así que se lo conté por encima, no quería derrumbarme delante de esa persona.

(Tengo muy claro que si todo esto ha pasado es por. orden suya, no se nos aplica ningún tipo de protocolo, lo único que quiere este “lseñor” son nombres para poder seguir criminalizando a nuestro pueblo y tanto los medios como los métodos le dan exactamente igual. Cuantos más nombres, más autoinculpaciones y declaraciones inculpatorias, mejor).

El abogado por su parte me preguntó por qué no habla denunciado nada delante suyo en dependencias policiales.

No respondí a las preguntas del fiscal, sólo se limitó a pedir cárcel por pertenencia a organización terrorista.

El abogado pidió libertad bajo fianza. de 6.000 euros.

Ala cárcel llegamos de madrugada. Hasta el día siguiente no nos hicieron ninguna prueba médica, y ésta consistió en hacernos cuatro preguntas.

En cuanto a las secuelas físicas, no me dejaron, creo que se cuidaron mucho en ese aspecto.

Pero las psicológicas las tengo presentes cada día:

Me costó casi un mes poder dormir: bien, me despertaba desorientada. Al principio me despertaba sobresaltada por la noche, pensando que venían a por mi. Todavía tengo muchas pesadillas en las que me torturan.

Me siento culpable por haber firmado, es algo que no se me va de la cabeza.

Sé que mi vida no va a volver a ser igual. Sé que en cualquier momento (cuando salga de aquí) pueden volver a por mí, me pueden volver a detener y torturar o pedirme colaboración. Creo que no me dejarán tranquila y eso me da mucho miedo.
En cuanto a la denuncia estoy de acuerdo, creo que es mi obligación (aunque no me siento obligada en absoluto), no creo que vaya a ningún lado con jueces como los que hay, pero creo que si todos los que hemos vivido esto lo denunciamos, algún día se hará insostenible.

Sí que me gustaría que mi testimonio se haría público (omitiendo los nombres de mi pareja y alguno otro más que pueda haber).Al nivel que consideréis. Quiero que esto se haga público y que todos los partidos políticos, todas las organizaciones y demás que se les llena la boca hablando de derechos humanos y de lo que es democrático y no lo es, lo lean y vean lo que hay (aunque sé de sobra que lo saben). Este tipo de testimonios no se pueden omitir, no se pueden censurar. Esto es una realidad, un día a día para Euskal Herria y la gente que
trabajamos por los derechos que como pueblo nos corresponden. Esto se tiene que acabar, cueste lo que cueste.

Eskerrik asko bihotzez, animo eta jo ta ke!

MIKEL ARKAITZ TOTORIKA VALLE
(25 años)

La noche del 23 de noviembre (24), a la 01.00 de la madrugada. Estaba en casa con mi compañera en la cama.

Escuche ruidos en la puerta y fui a abrir. Abrí la puerta y un hombre encapuchado me cogió, me puso la pistola en la cabeza, las manos arriba y me ordenó que me tirase al suelo. Me empujó y me di un golpe en la cabeza.

Me pusieron las esposas y me levantaron. Me di cuenta de que eran policías nacionales y que mi compañera no tenía las esposas puestas. Me dió un abrazo y se la llevaron a su casa (vive en el piso de arriba).

A partir de ahí me quede solo con la policía. Les dije que notaba sangre en la cabeza y me limpiaron con un papel. Después llego el secretario judicial y me dijo que estaba detenido por pertenencia a organización terrorista, me enseño el permiso para realizar el registro.

E1 registro lo realizaron en toda la casa: mi habitación, la sala, la cocina, el corredor, el baño, el cuarto de invitados y las habitaciones de mis compañeros de piso.

Cuando acabaron el registro me dijeron que me vistiese que íbamos a ir a casa de mi madre. Salí del portal y escuche los gritos de la gente, cámaras de TV y delante de mis amigos una fila de policías nacionales.Yo “aupa peña” les grité y el policía que me llevaba me pegó una patada en el muslo.

Yo gritaba “me esta pegando”, el secretario judicial estaba delante mío pero no hizo caso. Me metieron en el coche y los policías: no digas nada “como no hagas caso te reviento a ostias” Llegamos a casa de mi ama y me dejaron hablar por el portero. Se llevaron cosas mías de mi cuarto y de la sala y el ordenador de trabajo de mi ama. De allí fueron a registrar mi coche, no sé si estaba el secretario judicial porque no me dejaron salir del coche de la policía.

Me pusieron un antifaz y fuimos a Bilbo. Fue rápido.Allí en la comisaría de Indautxu me marearon subiendo y bajando pisos.Me metieron en un cuarto, escuchaba ruidos pero estaba con los ojos tapados y de pie.Me llevaron
al piso de abajo y allí me tomaron las huellas dactilares, me pesaron, ... sacaron fotos de mis tatuajes, a mi ... De nuevo al piso de arriba al médico. Había dos médicos y me enseñaron la tarjeta del gobierno vasco, ponía “medico forense”. Me miraron la pierna y la cabeza porque les dije que me habían pegado. Me preguntaron si quería hacer la prueba de orina, les dije que sí. Al baño entré con uno y el otro se quedo fuera, aproveché para beber agua.
De allí me llevaron al primer cuarto, empezaron los golpes y las preguntas. Yo estaba contra la pared. Me pegaban con la mano abierta en la cabeza y en la cara, patadas en las piernas, me estiraban del pelo.... después de un golpe me caí al suelo y me sentaron.

Me golpeaban mientras hacían preguntas ¿Qué es gazte independentista? ¿que es gazte asanblada? ¿conoces a Jon Telleria? ... y seguían los golpes. Me limpiaron la boca porque tenía sangre.

En la comisaría de Bilbo estaría unas dos horas y una hora recibiendo golpes.
Estaba mal en tensión y bloqueado. Otra vez me taparon los ojos y me metieron en el coche, yo creo que serían las 7.00 de la mañana.

El viaje fue tranquilo, no hubo golpes. Como estaba en tensión me agarraban las manos y los brazos para que me relajase. En todo momento estaba con los ojos cerrados y sin hablar.

El martes por la mañana, sobre las 11.00 llegamos a la comisaría de Madrid. Me llevaron a una celda. Antes me dijeron que firmase un papel sobre mi pertenencia a lo que me negué. Parecía una celda nueva. Me dieron
una colchoneta y una manta. La celda tenía un banco que por lo visto era la cama y también tenía baño.

Entre el sitio de dormir y el baño había una puerta de barrotes que siempre estaba abierta. Creo que en el corredor en el que yo estaba había unas 8 ó 10 celdas.

De allí me llevaron a un cuarto pequeño. Había una mesa, un ordenador y una silla. Había dos policías pero sólo hablaba uno. Yo seguía con los ojos cerrados (no los quería abrir) y sin hablar. Estuvo todo el tiempo diciendo
que abriese los ojos, no conseguía nada y me puso contra la pared, como no conseguía nada me volvió a sentar. Entro otro policía y de maneras muy malas. Estuvimos así unas dos o tres horas.

Me volvieron a llevar a la celda y me trajeron comida pero no comí porque no tenía ganas ni me fiaba.

Después vino el policía bueno utilizando presiones psicológicas ... Al principio me trataba bien pero luego cambió. Sólo me dio un golpe. Tengo olvidadas muchas cosas porque intentaba no escucharles.

Cogimos el ascensor y me metieron en un cuarto grande. Tenía los ojos abiertos. Pase toda la noche ahí con dos policías distintos. Al principio lo intentaron de buenas formas: que les dijese mi nombre, mis estudios..."No pasa nada Mikel, son cosas que no te comprometen, tu seguramente que no tengas nada, si seguro que eres de la Gazte Asanblada ..." y esas cosas ...

Pasó la noche y como seguía callado entró otro policía muy enfadado, me agarro violentamente y me empezó a dar tortazos en la cara “yo a este le mato este es un mierda","ponte recto". Yo estaba en tensión, casi no me podía poner en pie. Se fue y me dijo que volvería en 10 minutos y que si no hablaba me pegaría. Pero creo que este no volvió. Era mayor y con gafas.

Me quedé con los dos primeros: uno era joven, ojos negros, altura 1,75/1,80, el pelo un poco largo y liso, unos 30-35 años. El otro era más mayor 40-45 años, pelo corto y un poco canoso y de piel oscura.

En un momento empezaron a darme ostias en la espalda y en el pecho. Me tiraban del pelo, puñetazos en la tripa y patadas en las piernas. En especial el policía joven. El otro me agarraba. También en los testículos.

Después me amenazaron con un puño americano. Luego empezaron con las posturas, sobretodo de rodillas...hasta que no aguantaba más y me caía. Fueron muchas horas así...Yo pensaba que me llevarían al hospital, sentía un dolor muy fuerte y no sentía las piernas.

Estaba de pies y trajeron una caja de metal, la abrieron y contenía cuatro botes y una jeringuilla. Pregunte que era, ellos vieron que me asusté y me pusieron de rodillas de nuevo "ahora vas a ver lo que es esto, ahora vas a
cantar todo" me dijeron..me pincharon con la jeringuilla pero no sé si me metieron algo, yo creo que no porque no noté nada extraño.

Entre golpes continuaban con preguntas, me enseñaron fotos. Como no hablaba me dijeron que igual era de ETA y había matado yo a Puelles.

Serían las 6.00 de la mañana cuando entraron otros dos policías. Estos estuvieron unos 5 ó 10 minutos y era una mujer la que me preguntaba: mi nombre ... otra vez.

Entre golpe y golpe los dos policías del principio daban momentos de tranquilidad, y me decían que diese paseos y relajase los brazos.

Sobre las 6.30 me preguntaron si quería desayunar y yo dije que si. Me llevaron a otra celda y el policía del principio que hacía de "policía bueno". Este sólo utilizaba la presión psicológica. Me dio galletas y zumo.

Me dejaron una o dos horas solo para dormir pero casi no dormí. Por la mañana este mismo me hacía levantarme porque no hablaba, venía cada 10-15 minutos a verme. Al mediodía me dijo que me tumbase de nuevo.

A partir de aquí no recuerdo las cosas muy bien, no se si el jueves o el viernes me llevaron a otra comisaría.

Pero antes de eso me volvieron a golpear. Entraron un montón de policías. Uno de ellos decía "acabo con uno y empiezo con otro". Al principio intentaron que yo hablara pero como no lo hacía me empujaban contra la pared, me cogían de los testículos y me pusieron una bolsa en la cabeza. Como yo estaba muy mal, y casi me da una crisis de ansiedad, no me tenía en pie, no me hicieron la bolsa
De allí a la celda y no me volvieron a golpear, me empezaron a dar Tronbocid en la espalda y en el pecho.

Me llevaron a otra comisaría, creo que era viernes por la mañana.Aquí me dijeron que firmase la hoja de mis pertenencias pero yo no firme nada y me llevaron a la celda. Aquí tampoco me dejaron dormir porque había mucho ruido y estaba la luz encendida. Me llevaron con el secretario judicial a catalogar el material informático pero como ya estaba volví a la celda.

El viernes por la tarde me llevaron donde el abogado de ofIcio junto a dos policías(los de la noche del martes) pero yo seguía callado y no hice ningún tipo de declaración. El abogado: "a este que le pasa que no habla" les preguntó a los policías y ellos: "así esta todo el rato que no quiere hablar"
De nuevo a la celda.

En estos días sólo comí galletas y zumo.

• Se me ha olvidado decir que d jueves empezaron las peores torturas psicológicas, con mi familia: que cómo le podía hacer esto a mi familia; o sobre mis amigos del pueblo "que éste es esto", "que no te van hacer caso"...
y sobretodo con mi compañera. Yo no sabía si estaba detenida. Me dijo que estaba detenida y que estaba muy mal pero que yo la podría ayudar sino me portaba mal y que la dejarían en paz si yo empezaba a hablar. Luego
me dijo que la llevarían al hospital por ansiedad y que si quería escribirla algo, "eres un mierda, dejas a tu novia ahí sufriendo, no la quieres" ... eta horrelakoak.

• Cuando estaba en la celda el jueves antes de que intentasen hacerme la bolsa escuché a alguien gritar y llorar.

El martes por la noche también escuché gritos de una chica.

• Durante las últimas horas del viernes conseguí dormir un poco. E1 sábado por la mañana me encontraba mejor, firme lo de mis pertenencias, me montaron en la furgoneta y muy rápido me llevaron a laAudiencia Nacional.

CON EL MEDICO FORENSE:

Le veía dos veces al día. Un día vino uno diferente pero me avisaron. Le veía en cuartos diferentes. El primer día me enseño la tarjeta de medico forense. Yo le contaba como estaba y me saco fotos de los golpes con la cámara del móvil.

El me preguntaba normalmente si quería que me viese, pero daba la sensación de que le daba igual. Un día como no hablaba me dijo: pues si no quieres me voy. Me miraba la tensión y las pulsaciones del corazón Otro día le dije que no veía bien y me hizo unos ejercicios (seguir su dedo con la vista). Me dijo que estaba
deshidratado y que tenía que beber agua.

En la Audiencia Nacional estaba sólo con una manta en la celda y hacía mucho frío. Tuve que pedir papel higiénico porque no había. Para comer me dieron un bocadillo de salchichas y una naranja, para cenar tortilla de patata. En los calabozos también firmé las pertenencias y me leyeron mis derechos. Continuaba incomunicado.

Escuchaba las voces de otros detenidos. No vi a ningún medico forense en la audiencia.

Por la tarde pase delante del juez.Allí le dije que no había hecho declaración policial y que no iba a declarar.

El juez empezó a presentar a las personas que estaban allí, secretaria, el abogado de oficio y otra chica que creo que era la traductora. Empezó a preguntarme y le volví a decir que no iba a declarar. De nuevo a la celda.
El coche llegó por la noche para ir a la cárcel.

Cuando llegué a la cárcel ví al resto de detenidos. Me midieron, me sacaron fotos, me duché, cogí mis pertenencias ... pero no me hicieron pruebas médicas. Alrededor de las 3.00 de la madrugada llegamos a la cárcel.

No creo que tenga consecuencias físicas ni psicológicas.

Quiero denunciar. Estoy de acuerdo en hacer público este testimonio y que sea utilizado en cualquier instancia.

Para eso lo he escrito, para que tenga la mayor difusión posible.

NAHAIA AGUADO MARIN
(25 años)

El arresto fue en casa de mi novio hacia la una y media de la madrugada del 24 de noviembre de 2009. Estábamos los dos solos, cuando nos arrestaron a los dos. Cuando llegó la policía estábamos en la cama pero no estábamos dormidos.Al llegar a casa sospechamos algo, a decir verdad no estábamos tranquilos aquella noche.

Escuchamos los ladridos del perro del vecino, y seguido un golpe en la puerta, en seguida nos dimos cuenta que era la policía, mi novio se levantó y abrió la puerta. Parecía que iban a tirar la puerta, se metieron a la fuerza en casa, tiraron a mi novio al suelo, cogiéndole las manos por detrás, poniéndosele un policía encima apuntándo1e con una pistola en la cabeza.Ami me pusieron contra la pared golpeándome por detrás y cacheándome.

A continuación me dijeron que cogiese mis cosas, que íbamos a mi casa. Pusieron a mi compañero contra la pared y me despedí, entonces un policía dijo "basta de bromitas" y me sacaron de allí.

Mi casa está en el mismo portal, un piso más arriba, me llevaron allí, yo todavía no sabíia si estaba detenida, por que no me 1o habían dicho, pensaba que el arresto era sólo para mi novio. Cuando me subieron a casa ya
había un policía dentro y tenían a mis compañeras de piso contra la pared como para cachearlas.

El registro lo hizo la Policía Nacional, en mi casa me enseñaron la orden de registro y entonces me dijeron que estaba arrestada y me leyeron mis "derechos". No se si me enseñaron la orden de arresto o no, cuando pregunté
la razón del arresto me dijeron "por pertenencia a banda terrorista".

Comenzó el registro, me tuvieron de testigo en casi todas las habitaciones, manteniéndome alejada de mis compañeras de piso. No hubo abusos en el registro, pero si continúas humillaciones y amenazas. El registro fue largo y exhaustivo, cuando terminaron me vestí y me llevaron en coche al local que hay en Los Baños, allí me enseñaron una orden de registro a mi nombre.

El registro del local fue todavía más largo, como si buscasen algo concreto. El trato empezó a ser mas agresivo y las amenazas mayores. Me agarraban del brazo, me zarandeaban y amenazaban e incluso me pegaron algunas "ostias".

Acabado el registro me metieron en el coche y según supe mas tarde nos dirigimos a Bilbo. Me llevaron cuatro policías, yo iba en la parte trasera en medio y con la cabeza tapada por una capucha. En la comisaría de Bilbo
me tomaron las huellas, me hicieron fotos y vi a dos médicos forenses a la vez.
Seguidamente me volvieron a poner la capucha y me metieron a una habitación grande donde dos policías me empezaron a preguntar sobre mi militancia con tono amenazante y despectivo.Me tuvieron de pié en todo momento y como no hablaba me apretaron las esposas hasta hacerme daño. Me dijeron que si no hablaba, antes
de irme de al1í me pasarían con "el equipo A" y sino con "el de la bata blanca".
Al de poco me vinieron a buscar y de nuevo me metieron en el coche. De nuevo cuatro policías y encapuchada.

De los dos de atrás uno era mujer y el otro hombre. Uno de ellos siempre estaba conmigo.

Empezó el viaje a Madrid, los peores momentos de la incomunicación, a pesar de que luego pasaría también momentos muy duros, los pasé en ese viaje. Por lo que decían serían alrededor de las diez de la mañana cuando salimos de Bilbo.

Durante todo el viaje me tuvieron con la cabeza tapada con la capucha y las esposas apretadísimas.

Nada más arrancar los policías que iban atrás conmigo empezaron a preguntarme tanto cosas personales como sobre mi militancia. En dos ocasiones uno de ellos habló o simulo hablar por teléfono con un policía de los que llevaban a mi novio y me decía que mi novio se estaba portando mejor que yo.

Me preguntaron mi opinión sobre diferentes temas, por ejemplo que opinaba sobre los ataques de la organización armada contra policías, y me oprimían con el dedo en el pecho y en la espalda. Un policía le dijo al otro que tenía las manos hinchadas por las esposas y me las aflojaron un poco. En el calabozo de Madrid ví que las marcas tardaron un día en desaparecer.

Como no hablaba, me hablaron de Jon Anza. Me preguntaban una y otra vez que si tanto preguntábamos por él a ver si quería conocer su paradero. Se reían y me decían que tenía suerte por que iba a ver a JonAnza. Que si no me portaba bien que a mi me harían lo mismo.

Me di cuenta que no oía más coches en la carretera y que reducían la velocidad. De repente pararon el coche y me sacaron del coche, un policía me obligo a arrodillarme, escuche el ruido del cargador de la pistola y me la puso en la nuca. No veía nada pero notaba la presión en la cabeza, sentí pavor, incluso me meé un poco del miedo. No sé cuanto duro ese momento... otro policía le dijo que guardase la pistola, que tenían que irse, que eran los últimos.

Me levantaron para ir al coche y noté que no podía andar, las piernas me temblaban. Me metieron al coche y se pusieron en marcha, "de la que te has librado" me dijeron y siguieron con las preguntas. Me empezaron a
dar golpes en la cabeza entre pregunta y pregunta, después me chillaban las preguntas y me amenazaban y me golpearon una y otra vez en la cabeza hasta perder el conocimiento.

Continuaron así todo el viaje y pararon otras dos veces. En una de ellas volví a oír el sonido de la pistola y noté como me la volvía a poner en la cabeza amenazándome. En la otra no pasó nada pero pasé mucho miedo por que no oía nada a mi alrededor. Durante todo el viaje recibí golpes, a veces muchos seguidos y otras veces uno solo pero fortísimo.

Se pasaron todo el viaje hablando de mi vida personal y de mi militancia, se conocían toda mi vida.

Llegamos a la comisaría de Madrid, me metieron en un calabozo y antes de cinco minutos me llevaron a1 interrogatorio.

Les oí que era mediodía. Para el interrogatorio me llevaron a otro edificio, se oía gente y ruido de ordenadores parecía una oficina.

Durante todo el interrogatorio me tuvieron con la capucha puesta y de pie. Tenía mucho dolor de cabeza por los golpes y me mareaba, el cuerpo se me iba para los lados y encima ellos me balanceaban, me caí unas tres veces. También me pegaban cada vez que abría la boca. Cuando dieron por acabado el interrogatorio me llevaron de nuevo al calabozo, debió durar toda la tarde porque al llegar me trajeron la cena, aunque yo no la comí.

Creo que el edificio de los calabozos tenía dos pisos, mi primera celda debía estar en el primer piso no puedo concretar las medidas pero era muy pequeña, había un bloque de piedra para tumbarse con una esterilla y una manta. Tenía un retrete también. La puerta era cerrada, sin barrotes, tenía un agujero que ellos abrían desde fuera para poder observarme. No sé en que momento de la incomunicación me llevaron a otro calabozo mucho más pequeño, no tenía lavabo y la puerta era de barrotes.

Me llevaron al medico forense. Sólo me dijo que vendría dos veces al día y que para estar bien debía comer.

Me tomó el pulso. Por su reloj supe que era de noche.Al de poco me volvieron a llevar a interrogar pero ahora en el piso de arriba del mismo edificio.
Era una habitación pequeña, dos sillas y una pequeña mesa. Esta vez yo no tenía la cara tapada ellos sí y me miraban a los ojos. Vinieron más policías, habría unos seis, no cabían todos en la habitación. Me volvieron a cubrir la cabeza, era igual que hablase o no, me golpeaban continuamente. Este interrogatorio fue más corto.

Me volvieron a llevar a la celda pero al de poco volvieron a buscarme.
Me subieron al piso de arriba y otros polis por el pasillo me llamaban "puta". Me descubrieron la cara, ellos estaban cubiertos eran unos cuatro. La habitación era más grande. Empezaron a sacar fotos, en casi toda estaba
yo, eran actos públicos u otras actividades y empezaron a bombardearme con preguntas.

Después de no sé cuanto tiempo recogieron las fotos y volvieron a taparme la cabeza. Me preguntaron si me gustaba el agua y uno le dijo al otro "trae un cubo". Escuche el ruido del agua por la tubería y sentí miedo. Oí como alguien entraba y dejaba algo en el suelo, supuse que era el cubo pero no veía nada.
Me amenazaban continuamente con meterme la cabeza en el agua. Me tuvieron todo el interrogatorio de pie, a veces me agachaban a la fuerza y me golpeaban.Antes de salir de allí me salpicaron con el agua. De aquí en adelante no sé como se sucedieron las cosas, recuerdo situaciones concretas pero no sé con certeza cuál fue su cronología.

Tras ese interrogatorio me llevaron a otro edificio, no sé si antes estuve en el calabozo o no.Allí me hicieron preguntas muy concretas y ellos me decían que debía responder y me amenazaban continuamente.Mientras me pegaban me decían que iba a venir el abogado de oficio y que si no decía lo que ellos me pedían conocería el infierno.

Después de este interrogatorio estuve en la celda y creo que después hice la declaración, pero no puedo confirmarlo.

La declaración fue en dos partes.Apartir de ahí recuerdo que tuve un par de alucinaciones en la celda en una veía sombras de gatos que se me acercaban, y en otra un persona del tamaño de un dedo como si fuese golpeando el suelo con un martillo y unas luces en el aire.

A veces venían a la celda a preguntar como estaba y si necesitaba algo. Un policía le decía a otro que me estaba portando muy bien como mi novio. Siempre me decían que venían de verle a él.

Me enseñaron un papel que ponía que se alargaba la incomunicación, por lo que deduje era el segundo día, aunque antes que la mía, me enseñaron la de otra chica arrestada de mi pueblo.

En otro interrogatorio me llevaron de nuevo a la habitación del cubo. Yo estaba encapuchada y los policías hablaban entre ellos de mi físico, sobre todo de mis pechos. Me amenazaron con desnudarme y tocarme, me decían que "se iban a poner conmigo". Había cuatro voces, pero algunos solo se reían.Me llamaban "puta, guarra ... ", o similares y comparaban el pene de mi pareja con el tamaño de la pistola.

El resto de los interrogatorios fueron similares. Algunos parecían interminables y otros se acabaron antes de lo que pensaba. En todos me tuvieron encapuchada de pie y me golpeaban.

En un interrogatorio perdí el conocimiento y cuando lo recuperé estaba en la celda. Al de poco vino médico a verme. Lo único que hizo fue apagar la luz para que no me molestase, al de poco vino un policía y la volvió
a encender.

La noche anterior a ir a la Audiencia fue el único momento que estuve sola y tranquila en la celda.

La mayoría de los golpes me los daban en la cabeza, por lo que sentía me daban con las palmas abiertas. Algunas veces con mucha fuerza, una vez me tiraron al suelo del golpe con menos intensidad pero muchos golpes continuados.

En los pies, me daban patadas. Estando de pie me golpeaban en la parte trasera de las rodillas para que perdiese el equilibrio... En muchos momentos sentía mi cabeza como hinchada y me desvanecía. Otras veces me obligaban a estar agachada, o de pie sin nada para apoyarme y me sentía agotada.

Durante toda la incomunicación con los médicos, el abogado de oficio en casos puntuales o en la celda, he estado encapuchada sin ver nada. Aun así pude ver la cara de tres policías, se me hicieron conocidas y tengo sus caras grabadas. Dos de ellos son los que iban atrás en el coche conmigo.

Por las voces diferenciaba cuantas personas había conmigo en todo momento y si se repetían en algún momento.

Cuando me hablaban a veces pasaban de un tono normal a chillarme a la oreja, sobre todo cuando se me caía la cabeza de cansancio.

En la celda siempre dejaban la luz encendida, día y noche.

La mayoría de las amenazas eran con usar diferentes métodos de tortura, cada vez más agresivos, también me amenazaron con torturar a mi pareja, sabiendo yo que 1o habían arrestado.

En 1o que se refiere a las humillaciones el adjetivo que más les agradaba era "puta" 1o usaban continuamente y sobre todo a la oreja y me decían de forma obscena que les gustaba mi físico.

Cuando venían a la celda se decían unos a otros que me portaba bien y que me tratasen bien, en los interrogatorios en cambio todo 1o contrario.
Las preguntas normalmente eran muy seguidas.

Una vez tuve ocasión de hablar con otro preso y escuché una vez como le interrogaban en su celda. Otra vez oí unos grandes gritos y me sentí fatal.
Excepto la última noche, no dormí en ningún momento, aunque en la celda veces se me cerraban los ojos por unos segundos. Si no eran los nervios era el miedo o si no ellos mismos no me dejaban.

Me traían comida todos los días pero no comía, solo bebía agua de botella. El último día un policía me obligó a comer un cacho de galleta, me 1o metió la fuerza en la boca diciéndome que tenía que comer. Ese día también
tomé un zumo cerrado.

En la comisaria de Bilbo vi a dos médicos a la vez y se identificaron, sólo me hicieron unas preguntas y anotaron algo. En Madrid creo que vi a dos distintos pero sólo recuerdo a uno, éste también se identificó. Me dijeron que vendrían dos veces al día y creo que así fue, a ellos les preguntaba la hora y así controlaba el tiempo.

Cuando veía a los médicos eran habitaciones diferentes, una sí parecía una consulta (camilla, cortinas, aparatos), otra era muy pequeñas, sólo una silla y una mesa, en casi todas las consultas estaban los policías, si no
estaban dentro dejaban la puerta abierta.

Delante de los médicos no denuncié nada, les dije que tenía el cuerpo dolorido sin explicaciones. El médico me dijo que era normal y que debía comer, escribía 1o que le decía, pero su conducta era pasiva, sabía 1o que estaba pasando en comisaría y no hacía nada. En el juzgado también vi a un médico forense éste si se interesó por mi estado fisico.

La declaración policial fue en dos partes. El abogado de oficio y uno de los dos policias que viajó conmigo por 1o menos. El abogado estaba medio dormido y no dijo nada en toda la declaración.

Todo estaba preparado: los policías me decían lo que tenía que decir y sino me amenazaban con conocer el infierno. No delante del abogado.

Después de la declaración el trato fue igual o peor a veces, por que no dije todo cuanto me dijeron. Entonces vinieron con la petición de colaboración, que si firmaba no sé que papel no iría a la cárcel, dije que preferí ir a la cárcel y los malos tratos y amenazas se encrudecieron, me dijeron que si salía vendrían a por mí.

El viaje a la Audiencia Nacional fue malo; atrás los mismos policías y ahora sólo me taparon los ojos con un antifaz. Me hicieron mantener la cabeza para abajo y me golpearon. Fuimos a gran velocidad todo el viaje y con las sirenas puestas.

Me amenazaron con volver a la comisaría si no decía lo que habíamos acordado en comisaría o si denunciaba malos tratos. Aun así estaba más tranquila por que sabía que de allí iba a la calle o a la cárcel.

Cuando llegué al juzgado perdí el conocimiento, cuando lo recuperé estaba conmigo el médico forense y no sé cuantos policías. El médico me dijo que no tenía pulso y que tenía mal color, me dió agua con azúcar y una manzana.Al médico le dije que había recibido malos tratos en comisaría. Sin embargo en las dependencias policiales no declaré malos tratos por miedo.

Ante el juez, negué la declaración policial denunciando que la hice bajo tortura. No declaré nada más excepto que era estudiante. La postura del juez fue mala, cuando denuncié malos tratos parecía que se me reía a la cara
y la del abogado de oficio totalmente pasiva, sólo solicitó mi libertad a cambio de x dinero-. Aunque fisicamente estaba muy débil, ante el juez estaba fuerte de ánimo porque la pesadilla había acabado.

Llegue a prisión la mañana del 28 de Noviembre. Pasé por el médico, no me hicieron ninguna prueba, sólo unas preguntas y apuntaron mis respuestas. Tuve dolor de cabeza y espalda durante una semana.

En lo que se refiere a las consecuencias psíquicas, en el traslado de Soto a Brieva lo pasé muy mal. Fue un traslado especial de 00:00 01:00 al de tres días de entrar en prisión y con la guardia civil. En el camino pararon en un cuartel de la policía Nacional según pudimos ver por la ventana. Aunque iba con otras dos presas el miedo no se me quitó hasta llegar a prisión.

La puerta de la celda tiene una ventanilla que los funcionarios de la prisión abren y cierran para verte. El primer mes. Si 1a dejaban abierta entraba claridad y me imaginaba un policía encapuchado mirando por ella.

Tuve que taparla con una cartulina para poder dormir tranquila. Hoy en día, cuando han pasado más de dos meses, todavía me pongo nerviosa cuando oigo ruidos o los pasos de los funcionarios por los pasillos

 

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