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Argentina :: 30/01/2014

Victoria de un modelo alternativo. Zanon quedó en manos de sus trabajadorxs

Roberto Aguirre
Tras 9 años de toma, una de las fábricas de cerámicos más grande de Latinoamérica fue expropiada. Un disparo al discurso monocorde del capitalismo

La pequeña provincia de Neuquén, enclavada en la Patagonia, al sur de Argentina, fue testigo el miércoles por la noche de un hecho histórico para el movimiento de los trabajadores. Tras nueve años de lucha, cinco intentos de desalojo y miles de marchas por las calles de todo el país, los obreros de la ex cerámica Zanon lograron que el gobierno local expropie la fábrica, para dejarla en manos de los trabajadores.

Entre abrazos y lágrimas, cientos de personas festejaron la decisión de la legislatura (parlamento) de la provincia, que por una amplia mayoría aprobó el proyecto que estipula la expropiación con avenimiento para luego entregar la cerámica a la cooperativa FaSinPat (Fábrica sin Patrones), organización que nuclea a los trabajadores.

Emocionado, y desafiando el viento neuquino, el titular del gremio de los ceramistas, Alejandro López, resumió la situación en unas pocas palabras: "los trabajadores nos queremos y nos cuidamos. Todo lo que tenemos se los debemos a la conciencia", dijo al borde de la afonía. El dirigente no exagera.

Cuando los obreros de Zanon decidieron, en marzo de 2002, tomar el control de la fábrica y ponerla a funcionar, nadie imaginaba cómo iba terminar la situación. La cerámica más grande de Latinoamérica en su tipo estaba en quiebra, había suspendido el pago a sus trabajadores y había decretado un lock out patronal. "Costó mucho dar el paso para tomar la fábrica", dijo a APM Raul Godoy, uno de los dirigentes históricos. "Al principio éramos muy pocos, no sabíamos bien qué hacer. Fuimos aprendiendo sobre la marcha y en eso fue fundamental el contacto con otras agrupaciones sociales", reconoció el dirigente quien calificó este paso como "histórico", aunque aseguró que la lucha no termina. "Vamos por más, queremos la estatización, queremos que hayan más zanones, queremos avanzar por los derechos de los trabajadores", sostuvo Godoy.

Luego de arduas discusiones que por momentos se encerraron en tecnicismos, el proyecto que se aprobó ordena al gobierno provincial efectuar un pago de 23 millones de pesos a los principales acreedores de la familia Zanon, dueña de la empresa. Como un signo de la historia (esos que se repiten más allá de las latitudes), uno de los beneficiados por este acuerdo será el Banco Mundial, aunque sólo recibirá un porcentaje menor del dinero que en su momento invirtió en la insolvente compañía.

Si bien los obreros consideran esta ley como un logro, su reclamo histórico fue la expropiación sin pago de la compañía para que pase a manos del estado y pueda dirigirse su producción (de gran calidad) a obras claves como vivienda social, tan necesaria en las provincias del sur argentino.

Como era de esperarse, el proyecto generó sus resistencias. Más allá de los sectores conservadores de la política, desde la burocracia sindical de la CGT (Confederación General del Trabajo) se expresó que se trataba de "una violación a la propiedad privada". Es cuanto menos curioso que un gremio que supuestamente vela por los derechos de los trabajadores se preocupe tanto por la propiedad de sus patrones. No lo es tanto, sin embargo, que los propios empresarios salgan escandalizados como ocurrió en este caso. El vicepresidente de la principal cámara del sector en Neuquén afirmó que con la expropiación el gobierno "avala la lucha de clases".

Más allá de las disquisiciones pseudomarxistas -la lucha de clases es una forma de concebir lo social que precede a cualquier ley, gobierno e incluso al propio estado- los obreros de la ex Zanon lograron con los años el apoyo de gran parte de la sociedad argentina.

En ese sentido, a modo de capitulación de sus nueve años de lucha, pueden citarse tres grandes logros de la cooperativa Fasinpat.

El primero de ellos es haber vencido el miedo, haber sorteado ese límite que impone el poder. Miles de trabajadores quedaron en la calle durante el 2001en Argentina, año en que Zanon dejó de funcionar. Cientos de empresas se acuñaron a la fraudulenta ley de quiebras aprobada a instancias del ex ministro de economía Domingo Cavallo, principal exponente del neoliberalismo en el país. Con este recurso, los empresarios lograban salir limpios de sus excesos, llevarse millonarias ganancias y depositar los costos sobre las espaldas de los trabajadores.

Pero los obreros de Zanon se organizaron y rompieron el discurso dominante. "Fue la unidad y la conciencia lo que nos salvó", dijo Raúl Godoy a APM. "Es darte cuenta que hay que salir a tomar lo que nos corresponde, que no puede ser de otra manera", enfatizó.

El segundo gran logro fue demostrar que, detrás de las banderas y las consignas políticas, existe un proyecto que toma cuerpo en cada uno de los cerámicos que sale de la fábrica. "En estos años aumentamos la producción y con ellas las fuentes de trabajo. Actualmente 450 familias viven de la fábrica y más del doble se benefician indirectamente", explicó Godoy. A la crisis, los obreros le respondieron con más trabajo, demostrando que la distribución equitativa de la renta -el enemigo público del capitalismo- es una opción viable.

El tercer mérito de los obreros fue haber desplegado toda una política social más allá de su causa. "Abrimos las puertas a todos los movimientos y nos sumamos a todas las luchas de los trabajadores", afirmó Godoy. Los trabajadores de Zanon acompañaron los reclamos de los docentes en la provincia y sufrieron en carne propia los dislates del ex gobernador Jorge Omar Sobisch, exponente local de la derecha vernácula y artífice de la muerte del docente Carlos Fuentealba en medio de una sangrienta represión policial.

Pero no sólo cautivaron a los movimientos sociales. También lo hicieron con el ciudadano medio. Quizás el ejemplo de solidaridad más extremo lo recordó en la noche del miércoles el dirigente Alejandro Lopez, cuando, casi al borde de las lágrimas, contó que los presos de la unidad de detención 11 de esta provincia donaron parte de su refrigerio a los obreros de Zanon que no tenían dinero para la comida.

Neuquén es una pequeña provincia cuyo mayor ingreso es el petróleo. Su política local no tiene demasiadas consecuencias en el escenario nacional. Aún así, sus expresiones populares trascienden fronteras. En su momento, los piquetes como forma de lucha fueron los que coparon los medios de todo el mundo. Nacieron aquí, en está fría y seca provincia, cuando los trabajadores de la estatal YPF salieron a pedir por sus fuentes de trabajo. Casi 15 años más tarde es el turno de la ex Zanon, cuyos trabajadores son el fiel testimonio de que la gestión obrera es posible. Ellos, junto a otras 190 empresas recuperadas en todo el país, son un faro en medio de la oscuridad monocorde del capitalismo.

Correo de los Trabajadores. Foto: Red de Medios Alternativos / Indymedia Argentina

 

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