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Colombia :: 14/02/2014

Hay una Colombia que nos han ocultado

Andrés Vargas
Entrevista con Iván López, coordinador de Derechos Humanos y ex prisionero político

Donde lo que no sale en los medios masivos de televisión y prensa es inexistente. Una Colombia dónde el estado criminaliza y encarcela movimientos sociales y políticos por ir en contra de los intereses de la oligarquía (el 1% posee el 80% de la tierra convirtiendo a Colombia en el país con más desigualdad social de América) en una Colombia donde las desapariciones y los desplazamientos forzados son algo habitual, y donde se teme denunciar todo esto, afortunadamente, hay personas que han perdido el miedo o nunca lo han tenido, personas que ponen voz a los que no tienen voz , y que sueñan con ver un país en paz y con justicia social arriesgando incluso la vida por ese sueño.

Hace algunos meses estuve en una casa de Derechos Humanos en Cali, Valle del Cauca, llamada Suyana, que se dedica a un tema primordial para la resolución del conflicto como son lxs prisionerxs políticxs, donde pude hablar con su coordinador. Esta es una entrevista a Iván López coordinador de Suyana y ex prisionero político, muchas gracias Iván por tu colaboración y gracias a tu equipo, por trabajar tan incansablemente a pesar de las adversidades.

-¿Qué es Suyana?

Suyana es una corporación que se creó para hacer acompañamiento a los prisioneros políticos de Colombia especialmente en el sur occidente colombiano, que comprende tres departamentos, Valle, Cauca y Nariño. El apoyo consiste en que el equipo de abogados asume la defensa de algunos de ellos, en los estrados judiciales, no alcanzamos a cubrir todos, porque nuestro equipo es demasiado pequeño, para la gran cantidad de prisioneros que el gobierno tiene confinados en las cárceles, pero igualmente estamos con ellos en las denuncias, y en las tareas humanitarias, para procurar hacerles la vida un poco más dignificante...

-¿Tú fuiste un prisionero político, verdad?

Sí, a mí me tuvieron también detenido, aunque en principio querían desaparecerme, el número de desaparecidos en Colombia es muy grande, en la mayoría de los casos las familias no denuncian por miedo, por lo que el estado pueda hacer contra ellos también. En mi caso me tuvieron en dos etapas, la primera de 11 meses, en el año 2002. Después de ese tiempo, salí por vencimiento de términos y seguía vinculado al proceso. De tal manera que después de 5 años, me condenaron, y me condujeron nuevamente a la cárcel dónde estuve 26 meses más, salí por una figura aquí en Colombia se conoce como libertad condicional, lo que me impedía salir del país porque no me lo permitía el juzgado.

-¿Sufriste torturas durante tu detención?

Cuando me capturaron en Cali a las 7 de la noche, y me subieron a la fuerza los tipos del Gaula del ejército de la tercera brigada de Cali, me comenzaron a hacer preguntas muy intimidatorias dentro de la camioneta. Ante esas circunstancias me subleve… comenzaron los golpes y allí, me encapucharon, para que no me diera cuenta por qué sitios de la ciudad me estaban moviendo, y efectivamente después me condujeron, como ellos mismo me decían, que me llevaban a un municipio cercano de Cali, que se llama Jamundi. Esas vulgares bestias me dijeron que en ese momento estaban capturando a mi compañera y que la iban a llevar a una finca donde me estaban torturando a mí para volarle los sesos delante de mí, para que yo les entregara a los diputados de la Asamblea del Valle que las FARC se habían llevado del centro de Cali unos meses atrás.

Es de anotar que para ese entonces, el ejército tenía una vinculación abierta, con los paramilitares y ya habían cometido la masacre del Naya (mataron muchos campesinos e indígenas, los acusaban presuntamente de colaboradores de la insurgencia). Porque este es un modelo de gobierno que para no seguir desprestigiando más a sus fuerzas armadas entonces comete esas masacres espantosas, a través de terceras personas, para crear pánico y obligar a la gente a salir del campo a las ciudades, es decir el desplazamiento forzado.

-¿Tu familia como reaccionó ante tu injusta detención?

De una manera muy difícil… porque mi compañera… ella padecía una enfermedad terminal y con la situación mía de nervios, se le agudizó de tal manera que murió, yo estando en la cárcel. Y la situación de mi hijo también fue muy difícil porque a la siguiente semana que me capturaron a mí parece ser que estos mismos cerdos, ingresaron a la universidad del valle, donde él estudiaba sociología y le colocaron una pistola en la cabeza diciéndole que ya que no me habían logrado desparecer a mi entonces a él lo iban a matar, como pueden imaginar, la situación no es nada fácil. En un estado, con todos estos criminales a su servicio. Fue una época del tenebroso gobierno de Uribe Vélez, a mi familia me la destruyeron, con mi hijo no pude volver a encontrarme, con la familia y los amigos, a veces evitan tener comunicación frecuente conmigo, porque eso los pone en peligro frente a los organismos de seguridad del estado.

-¿Cuál es la actual situación de prisioneros políticos en Colombia?

Es muy grave, porque las condenas impuestas para ellos, son supremamente altas en la mayoría, prácticamente de cadenas perpetuas, y no hay garantías para hacer una buena defensa, hablamos en promedio de unos 9000 a 9500 prisioneros políticos en Colombia, que en su gran mayoría son campesinos, sindicalistas, líderes indígenas, líderes estudiantiles, defensores de derechos humanos (como sería Suyana) de gente que está siendo procesada, a través de falsos positivos, montajes judiciales de pruebas aportadas por el ejército y por la policía fundamentalmente, donde ellos se convierten en juez y parte.

-¿Cómo ves los diálogos de paz en la Habana?

Con una gran expectativa, como la que tenemos la mayoría de los colombianos a ver si por fin esta pérfida clase gobernante, se dispone a despojarse de tantos privilegios, y facilitar la construcción, de esa paz tan anhelada.

-¿Crees que se están cumpliendo las garantías de seguridad?

No hay ninguna garantía de seguridad, quienes asumimos un papel de lucha en este modelo transformativo, estamos siendo muy vulnerables, porque vivimos permanentemente, bajo el asedio, de los organismos de seguridad del estado, que por lo general, son agentes secretos de civil.

-¿Para una paz con justicia social, es primordial que los prisioneros políticos sean excarcelados?

Es una exigencia y una necesidad, eso se tiene que convertir en una meta porque es la calle, el espacio natural que les pertenece, porque desde allí, ellos tienen mucho que decirle en términos de construcción a un nuevo país, es decir aquí necesariamente se tienen que dar las garantías para que esas prisioneras y prisioneros. Se coloquen en el papel, que cumplió un Nelson Mandela y un Pepe Mujica, por ejemplo.

-¿Unas últimas palabras?

Necesitamos muy urgentemente la solidaridad del mundo entero, de la gente decente para que nos ayuden a presionar al gobierno colombiano, y obligarlo a considerar seriamente una política de paz, estable y duradera, que no esté mediada por sus mezquinos cálculos electorales de la reelección.

 

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