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Estado español :: 25/03/2014

La represión, su único discurso y su último recurso

Izquierda Castellana
Se puede hacer un claro paralelismo entre la evolución vital de Suárez y la del Régimen que contribuyó a poner en marcha

Una vez más la historia discurre en espiral. El régimen parlamentario-franquista que Suárez contribuyó de forma significativa a diseñar y poner en marcha, aunque ciertamente su diseño original sufrió diversos e importantes recortes entre otros los impuestos por el pronunciamiento militar del 23F de 1981, inició su andadura con una brutal ofensiva represiva contra el movimiento popular en general y contra los movimientos políticos en particular, que a pesar de las traiciones y/o claudicaciones de una parte importante de la llamada oposición al franquismo, seguían defendiendo la necesidad de una ruptura democrática con el Régimen, corrupto y criminal, que era la Dictadura Franquista.

A esas fuerzas políticas, que no eran ni pocas ni irrelevantes, como se nos quiso hacer creer a lo largo de este tiempo, se les mantuvo en la ilegalidad durante años y bajo una presión represiva permanente sin excluir ningún medio: Detenciones; procesamientos y cárcel; torturas y cuando era necesario, asesinatos ejemplares.

Adolfo Suárez, que no era el peor de todos aquellos que impulsaron la “llamada transición”, ha fallecido después de una larga enfermedad que le fue deteriorando física e intelectualmente.

Se puede hacer un claro paralelismo entre la evolución vital de Suárez y la del Régimen que contribuyó a poner en marcha.

El Régimen monárquico del 78 nunca fue bueno, llevaba en su genética todas las taras, que tal como era previsible, se han desarrollado como auténticos tumores y metástasis en los últimos años: Corrupción, especialmente vinculada al Sistema político; autoritarismo y represión; negación de los derechos de las mujeres y los trabajadores/as; negación de los derechos de los Pueblos; Jefatura del Estado impuesta por Franco en la figura del golfo de Juan Carlos... Actualmente éste, el Régimen, también está en periodo terminal. No podemos predecir una fecha exacta para su caída, pero observando los indicadores de su evolución interna y externa, se puede concluir que le quedan muy pocos años de existencia.

De la misma forma que para imponerse en sus inicios, el Régimen, recurrió a la represión pura y dura sobre aquellos importantes sectores que tras la muerte de Franco seguían defendiendo la ruptura democrática. En las ultimas fases de su existencia- supervivencia, el Régimen, también recurre a la represión pura y dura como su único discurso.

Hay sin embargo una diferencia esencial entre aquel inicio de ciclo, en cuya inauguración participó Adolfo Suárez y este final de ciclo . En aquel momento tenían algo que “vender”, la “democracia”, a la “española”, por supuesto con todas las limitaciones que ya eran evidentes en aquel momento, como el olvido de las víctimas del fascismo español de la guerra y de la postguerra o la imposición del Borbón. Pero decían y alguna gente, con más o menos resignación se lo creía, que las cosas irían mejorando.

Hoy ya no les queda ninguna “ilusión por vender”. Sólo una minoría social que no llega al 25% del conjunto de la población del Estado, confía en el futuro que este Régimen les puede dar.

Sin legitimidad social un Régimen, antes o después, si el movimiento popular lo demanda, se cae. La represión puede circunstancialmente, como el oxigeno a un enfermo terminal alargar su agonía, pero simultáneamente le crea nuevas contradicciones y desafecciones tal como estamos viendo estos días.

La represión político-policial puesta en marcha como único discurso frente a la multitudinaria movilización del 22 M en Madrid, en la que por primera vez en las últimas décadas centenares de miles de trabajadores y trabajadoras se manifestaron en Madrid representando a los diversos Pueblos del Estado, entre ellos Castilla, no es más que la expresión de que el actual Régimen salido de la transición está en un franco proceso de deterioro irreversible que le conducirá a la muerte.

Del movimiento popular depende que ese final sea lo antes posible.

De algunas instituciones del Estado, especialmente de las Fuerzas de Orden Público, depende de que ese final sea lo menos traumático posible. En este sentido hacemos un llamamiento a las fuerzas de orden público para que no sigan las instrucciones criminales de su dirección política, en manos de corruptos, especuladores y vendepatrias.

Hacemos un llamamiento a todos los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado para que se pongan del lado del Pueblo trabajador y a favor de la puesta en marcha de auténticos procesos democráticos constituyentes, que pongan las bases de un futuro de PROSPERIDAD, DIGNIDAD y SOBERANÍA para nuestro Pueblo.

Izquierda Castellana

 

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