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Pensamiento, Brasil :: 07/04/2014

Tan violentamente Glauber

Laura Loredo Rubio
Se cumplieron 50 años del estreno de 'Dios y el diablo en la tierra del sol', la película del brasileño Glauber Rocha que marcó un hito en la historia del cine

El 31 de marzo se cumplieron también 50 años del golpe de estado que derrocó al brasileño João Goulart; dictadura cruenta, duró dos décadas.

“Las películas de Glauber Rocha no se pueden ver. Porque no se exhiben; pero sobretodo porque hay en ellas algo que se resiste a ser asimilado (…) y sin embargo, pocas veces el cine ha pedido tan desgarradoramente ser visto”
David Oubiña

Glauber Rocha. Bello, polémico, violento y profundamente brasileño. En sus películas fusionó la estética del naciente cine moderno con tópicos de su país. Los planos largos, de tiempos prolongados, las narraciones sin una causalidad estructurante y los personajes deambulantes y dubitativos, se mezclaron con la figura del cangaçeiro, bandido bahiense de principios del siglo XX, y del sertão, el desierto hostil y pobre.

Como resultado, parió un cine mestizo, único y vibrante. Sus películas buscaban violentar la percepción y la idea que se tenía de la miseria latinoamericana, intentando destruir tanto los clichés que caían sobre ella, como la impasibilidad del observador europeo. Según Glauber aquél veía la pobreza como dato formal de su campo de interés. 'Dios y el diablo en la tierra del sol' fue su segundo largometraje y con él hizo estallar en mil pedazos al séptimo arte.

Todos dioses, todos diablos

Glauber Rocha nació en Bahía un 14 de Marzo de 1938. Sus primeros pasos fueron como periodista y actor. Por aquella época, de San Pablo llegaban artistas de vanguardia y eso generó, durante los cincuenta, un caldo de cultivo modernista. De ahí salieron él y músicos como Gilberto Gil, Caetano Veloso y Gal Costa. Así, él estuvo desde el principio tironeado por múltiples influencias: la modernidad de la época, su propia teoría y crítica cinematográfica y la fuerza de las raíces brasileñas.

Pensar a Glauber es pensar al intelectual. 'Eztetyka da Fome' (Estética del hambre, 1965) y 'Eztetyka do Sonho' (Estética del sueño, 1971) son dos textos clave para entenderlo. Leer estos ensayos es colmarse de lucidez y cinismo, de controversia. En 'Estética del hambre' reivindicó la violencia porque la concebía liberadora, noble manifestación.

Glauber: -Una estética de la violencia antes de ser primitiva es revolucionaria.

En 'Estética del sueño' su visión cambió. Entre ambos ensayos hay seis años pero en el medio se sucedieron unos cuantos acontecimientos. Terminando la década, la dictadura inaugurada en el 1964 se volvió más agresiva y el director se exilió. La perspectiva revolucionaria se convirtió en una cáscara vacía y él, desilusionado y antes que otros, comenzó a desconfiar en la retórica de izquierda. Así, sostuvo que el fracaso de aquella en Brasil radicaba en su vicio colonizador, y las clases medias y burguesas fueron para él caricaturas decadentes de las sociedades colonizadoras. A contramarcha de movimientos cinematográficos como el Cine Liberación de Pino Solanas y Octavio Getino, advirtió sobre el peligro de ser paternalistas con las masas. Según él, la razón del pueblo se convierte en la razón de la burguesía sobre él.

Glauber: -El pueblo es un mito de la burguesía.

“El mar se convertirá en sertão y el sertão se convertirá en mar”

'Dios y el diablo en la tierra del sol' se ambienta en los años 40 y narra la historia de Manuel, un campesino que asesina a su patrón y huye con Rosa, su mujer. En su escape conocen a Sebastian, un líder mesiánico que encabeza una religión pagana y promete la salvación y el paraíso. Suerte de justicia poética, él les asegura que el desierto será mar y el mar desierto.

Pero nada es gratuito y el arribo a la Tierra Prometida exige saqueos, penitencias y sacrificios de niños, incluso el del hijo de Manuel. Rosa, testigo de la situación y desesperada al ver a su marido cooptado por el líder, asesina a Sebastian. En ese mismo momento, una banda parapolicial contratada por los terratenientes que fueron robados inicia una masacre contra los adeptos. Manuel y Rosa sobreviven y vuelven a huir. Esta vez se topan con Corisco, un cangaçeiro conocido como Diabo Loiro [Diablo rubio, mezclado en la película con otro cangaceiro famoso, Virgulino Ferreira da Silva, más conocido como 'Lampião', Lampìño]. El tratará que Manuel se una a él para vengarse de los terratenientes y conseguir la liberación de los pobres. Corisco, más brutal que Sebastián, asesina a machetazos y descuartiza a sus enemigos.

En el medio de todos estos personajes se encuentra Antonio Das Mortes, el “matador de cangaçeiros” El era un antiguo campesino que se convirtió en asesino para evitar la pobreza. Antonio Das Mortes sigue, a lo largo de la película, a Sebastián y a Corisco, al Dios y al Diablo, con la intención de matarlos. Sólo así los terratenientes dueños del nordeste brasileño podrán tener paz. Toda la película es narrada desde el punto de vista de un ciego del pueblo. Cada tanto interrumpe, en 'off', una voz que cuenta y canta. A través de canciones compuestas por el mismo Rocha nos enteramos de los avatares de los protagonistas. El ciego es el portavoz de la tradición y la memoria.

La película se realizó en 1964 y fue nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Si bien no ganó, a partir de ese momento Glauber Rocha se hizo conocido mundialmente. También logró masividad el movimiento del que él era parte, el Cinema Novo. Pensar a Glauber es pensar en su pertenencia a dicho colectivo. Su Estética del hambre fue el portavoz de todos ellos.

'Dios y el diablo en la tierra del sol' posee una fuerza insólita. La película da cuenta de cómo aún sobrevive lo mesiánico en el medio de un nordeste brasileño históricamente excluido. Ella se narra a través de un lenguaje cinematográfico violento, que atropella con sus 'travellings', sus picados y contrapicados, su cámara en mano y su canciones. Su música se hunde en la profundidad del continente, en las raíces indígenas y negras del pueblo latinoamericano. Esas eran para él las únicas fuerzas desarrolladas. En la toma final de la película Manuel y Rosa escapan de nuevo y una canción nos dice “La tierra es del hombre, ni de Dios ni del Diablo”.

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