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EE.UU., Pensamiento :: 07/04/2014

A 20 años de la muerte de Kurt Cobain

Ramiro Giganti
"Me gustaría eliminar a todos los sexistas, racistas y homófobos de nuestro público. Sé que están ahí, y eso me fastidia"
En un comienzo, cuando algunos pronosticaban “el fin de la historia” "Prefiero que la gente me odie por ser quien soy a que me ame por lo que no soy" Dos hechos culturales podrían ser los que caracterizan a la década de los 80, y con los que comienza la de los 90: la superficialidad y el fin de la Guerra Fría. Los maquillajes y las baterías electrónicas se apoderaron del rock masivo y de la estética juvenil. Mientras el pop se volvía más electrónico, simple y pegadizo, el rock pesado era cada vez más glamoroso, machista y vacío de contenidos. Las grandes creaciones del rock psicodélico, sinfónico o progresivo, habían quedado atrás hace años, y la revolución punk había sido resignificada por la industria cultural, es decir, el mercado. En el contexto político, la Guerra Fría estaba llegando a su fin: El muro de Berlín se caía mientras en el cine Rocky Balboa noqueaba a Iván Drago, y daba la impresión que ya no se iba a hablar nunca de ideologías. Hasta algún intelectual caradura se atrevió a hablar de “el fin de la historia” poco tiempo después. La belleza superficial acabaría con las confrontaciones, y la crítica solo sería un recuerdo del pasado. Las modas y el marketing cada vez se dirigían a un público más joven donde hasta el ocio les imponía reglas. Que además de consumistas, los buscaba homogéneos. El propio rock pesado llevaba un “uniforme machista” lleno de tatuajes, pelos batidos y letras que solo hablen de sexo, mujeres cosificadas, motos, autos, y otros objetos de consumo. Un mundo sin confrontación, sin rebeldía, para jóvenes estéticamente iguales, cuyas principales inquietudes estarían orientadas al consumo, y este principalmente a la imagen. La marginalidad al distinto también estaba presente. De aspiraciones revolucionarias hacía mucho que no se hablaba, y para finales de los 80 directamente se estaba enterrando a cualquier idea de rebeldía juvenil, tornando a la juventud en un elemento de continuidad del “Status Quo”. A mediados de esa década y en ese contexto se formaría, en los márgenes una banda de rock que en nada aparentaba un futuro de trascendencia. Si queremos hacerla completa, a principios de los años 90, Frank Zappa moría de cáncer, Freddy Mercury, de sida y también se nos iban dos leyendas del Jazz: Miles Davis y Stan Getz. El retorno de la belleza disfuncional "Soy un hombre sin vida, pero que ama a la música" Kurt Donald Cobain nació en Aberdeen, una pequeña ciudad en el estado de Washington, al noroeste de Estados Unidos, el 20 de febrero de 1967. Según el testimonio de su familia, empezó a cantar a los 2 años, y a los 4 a tocar el piano escribiendo su primera canción que hablaba de su visita a un parque. En diversas entrevistas mencionó a sus influencias musicales, que fueron muchas. La más mencionada, incluso por él mismo como su banda favorita, fueron Los Beatles. También, en su infancia (además de Los Beatles), escuchó a Black Sabbath, Led Zeppelin y posteriormente, al Punk, que fue una enorme influencia, no solo para Kurt o Nirvana sino para todo el movimiento Grunge, tanto en lo artístico, como en lo social: Sex Pistols, Ramones, y posteriormente Black Flag, serían algunas de sus influencias en ese género. Posteriormente también bandas como Pixies y Sonic Youth, y sus contemporáneos The Melvins, sería importantes influencias, estos últimos como parte fundacional del movimiento que se estaba gestando en Seattle. También en entrevistas, durante su momento de éxito masivo recomendaba escuchar a otras bandas contemporáneas como Mudhoney, Meat Pupets, Dinosaurs Jr, o R.E.M , entre otras. Varias fuentes, e incluso declaraciones suyas y letras de canciones hacen referencia al divorcio de sus padres a los 9 años, como algo que lo conmovió en su infancia. En una entrevista en 1993, Cobain dijo: “Recuerdo sentirme apenado, triste por mis padres. Me avergonzaba compararme con mis amigos de la escuela, porque yo ansiaba pertenecer a ese tipo de familia clásica, a una familia típica. Madre, padre... Yo quería esa seguridad. Odié a mis padres durante años por esa razón”. En muchas otras entrevistas hizo numerosas menciones a su vida disfuncional, no solo por la separación de sus padres, sino por su rechazo a ciertos cánones sociales. No se sentía identificado con el ideal del joven deportista y popular, de hecho sus padres le insistían con practicar deportes cuando su principal inquietud era el arte. Solía dibujar en las clases, e incluso dibujó el arte de portada de discos y simples del grupo. Otro dato importante que luego tendría repercusiones, no solo en sus declaraciones sino en parte de sus letras tenía que ver con su rechazo a estereotipos machistas, en su adolescencia fue marginado y agredido por sus contemporáneos por ser amigo de un chico gay. También en sus declaraciones solía manifestarse en contra del prototipo de habitante de pueblo conservador norteamericano a los que consideraba “unas bestias sin cultura”. Volviendo a la música, tocó la batería en un grupo escolar a los 10 años; más tarde, a sus 14 años recibiría su primer guitarra, y después de pocas semanas de estudio empezaría a escribir sus primeras canciones. Después de un tiempo de no conseguir alguien talentoso con quien tocar, conocería a Kris Novoselic, quien fuera el bajista de Nirvana durante toda la existencia de la banda. En 1989, después de haber contado con distintos bateristas, Nirvana grava su primer LP de estudio: Bleach, lanzado por el sello independiente Sub Pop. En esos años fueron construyendo una historia dentro de la movida under, en Seattle, donde se estaba desarrollando el movimiento que un par de años después, y principalmente de la mano de Nevermind, su segundo disco se daría a conocer al mundo. Ya con Dave Grohl en la batería, y producido por Butch Vig, Nevermind sale a la venta el 24 de septiembre de 1991, luego de un contrato con la discográfica DGC (David Geffen Records). Si bien se dice que las expectativas de la compañía era vender 500.000 copias (cifra que en los EEUU lo certifica como “disco de oro”) lo cierto es que en su lanzamiento solo se editaron 4.000 copias de Nevermind, cifra que al poco tiempo se multiplicaría por el inesperado éxito del disco y el grupo. El éxito menos deseado "Me gustaría eliminar a todos los sexistas, racistas y homófobos de nuestro público. Sé que están ahí, y eso me fastidia"

Para la navidad de 1991, Nevermind había vendido algo más de 400.000 copias y ocupaba el puesto 6 del Bilboard 200, el ranking de venda de discos de EEUU, y traccionaba a otros discos de bandas de Seattle como “Ten” de Pearl Jam o “Bathmotorfinger” de Sound Garden a meterse entre los más vendidos también. Dos semanas después Nervermin desplazaba a “Dangerous” de Michael Jackson del primer lugar, habiendo vendido millones de discos. También superaba a Guns n´ Roses, los enemigos predilectos de Kurt Cobain, a los que detestaba por considerarlos “una banda comercial y machista”, llegando al extremo de decir que no a la invitación a la que fuera la gira de rock más importante de Norteamérica protagonizada por Metallica y Guns n´ Roses por su desprecio a los últimos. El libro de Michael Azerrad “Come As You Are: La historia de Nirvana”, cuenta una anécdota sobre un episodio en los MTV Video Music Awards de 1992, donde Courtney Love le preguntó sarcásticamente a Axl Rose si quería ser el padrino de Frances, la hija, en ese entonces recién nacida, de Kurt y Courney, Axl le respondió dirigiéndose a Kurt Cobain: “Callá a tu puta”. Cobain irónicamente miró a Courtney y le dijo “Cállate puta”, burlándose de la reacción sexista de su enemigo. Poco tiempo después Nirvana interpretó Lithium, que terminó con Kurt enterrando la guitarra en el amplificador y Dave Grohl diciendo: “Hola Axl”, por el micrófono siguiendo la burla. Al principio de esa presentación Kurt toco los primeros acordes de “Rape Me”, canción que los ejecutivos de MTV le habían pedido que no interprete, solo para generarles el susto. De hecho, los ejecutivos querían que nirvana interprete “Smels like Teen Spirit”, la canción del momento y que era la nominada, que de hecho ganó dos premios esa noche: Mejor video alternativo y grupo revelación. No va a ser la primera vez que Nirvana se niega a tocar su canción más exitosa, de hecho 22 mil argentinos (incluido quien escribe) fuimos testigos de la negativa de la banda a interpretarla en octubre de 1992, en el estadio de Vélez. Más allá de la anécdota graciosa y de varias otras respuestas humorísticas de la banda hacia la industria, había una profunda depresión y oscuridad, principalmente en Kurt Cobain, respecto a la relación con el éxito y la masividad. La Canción “In Bloom”, track 2 del disco, dice en su estribillo: "He’s the one/Who likes all our pretty songs/And he likes to sing along/And he likes to shoot his gun/But he knows not what it means" ("Él es al que le gustan nuestras bonitas canciones/y le gusta cantarlas con nosotros/y le gusta disparar su pistola/pero no sabe qué significa"), anticipando la preocupación de la banda por no ser comprendida por sus propios seguidores. De hecho hubo tres versiones distintas de este video, siendo la elegida una que simula una presentación al estilo Ed Sullivan en los 60´s con un tono humorístico, buscando parodiar el perfil de la “estrella pop”. “Smells Like Teen Spirit”: Innovación, rebeldía y moda

La canción más exitosa de Nirvana, y posiblemente de todo el rock de los años 90, el himno de esa generación que marcó el salto de la banda a la fama mundial y la masividad de la que nunca pudo escapar, reúne en sus 5 minutos (4:30 en la versión de sencillo) más de un razón del porqué de este fenómeno. En primer lugar su progresión de acordes simple y rebuscada al mismo tiempo: F-Bb-G#-C#, que son solo 4 acordes, todos de tonalidad mayor, dos de ellos conectados por un intervalo de 4ta al siguiente (del Fa (F) al Si bemol(Bb), y del Sol sostenido(G#) al Do sostenido(C#)) pero que a su vez estos dos pares de acordes separados por un intervalo por el cual no existe armonía tonal que contenga en sí misma la combinación de estos 4 acordes. Un análisis teórico rebuscado podría considerarla como una “obra bitonal” en donde dos tonalidades coexisten (Fa, con si mayor como su IV grado y Sol sostenido, con do sostenido como su otro IV grado) pero realmente poco sentido tiene el análisis, ya que los 4 acordes se suceden rápidamente, repitiendo la progresión una y otra vez durante toda la canción. Hablar de “Bitonalidad”, algo más pertinente para la música clásica del siglo XX, o el jazz moderno, es un absurdo para una canción de rock de 5 minutos, pero sirve para explicar la innovación en comparación con el rock que se escuchaba en esos tiempos y la “disfuncionalidad” de esta armonía. A pesar de lo dicho, la canción es algo pegadiza y lo suficientemente sencilla como para convertirse en un himno juvenil y tener difusión en las radios masivas, encajando en las demandas comerciales. Además de la innovación armónica que la hace única, hay distintas influencias que conviven: arranca con un machaque de guitarra que recuerda al hit de finales de los 70’s “More Than A Feelin” al que la misma banda parodió en más de una ocasión, para seguir con un ritmo simple, algo minimalista del bajo y la batería con una fuerte influencia de Pixies, que marcaría el contraste con el estribillo potente y distorsionado. Imagen del desodorante adolescente que inspiró el nombre de la canción "Smels Like Teen Spirit" El complemento para que haya sido lo que fue es lo fundamental para cualquier himno de masas: la letra; su estribillo traducido al español dice algo así: “Con las luces apagadas es menos peligroso – acá estamos, entretennos , me siento estúpido y contacioso, entretennos(…)” precedido por un puente que dice en inglés “Hello, hello, hello, how low?”, lo que da rima y en español significa “hola, hola, hola, ¿cuán bajo” insinuando (apreciación personal de quien escribe) la bajeza de estar a la moda “contagiosa” sin contenidos. Hay un detalle en el video de la canción que refleja un lado duro de la vida de Kurt Cobain, pero que a muchos jóvenes identificaría y que a partir de los años 90´s, hasta el día de hoy, sería aún más tristemente representativo: la precarización laboral, que en ese entonces se estaba imponiendo en los jóvenes de todo el mundo, principalmente el más “desarrollado”. En distintos momentos del video aparece un barrendero trabajando o bailando, que parece desentonar con el resto de los actores. Ese barrendero es Kurt Cobain que quiso incluirse desde otro lugar, en otra faceta: al terminar la escuela, Kurt quería ingresar a la escuela de arte, pero las necesidades económicas le impidieron poder estudiar y Kurt tuvo que trabajar de barrendero en la escuela de arte en la que había querido estudiar. La inclusión del barrendero en el video expresa ese triste recuerdo. La vestimenta usada por Kurt Cobain, tanto en ese video como en otras presentaciones, simple ropa descuidada, como fuerte cuestionamiento a la moda, sería imitada meses después y usada por modelos en desfiles por pasarelas: ¿éxito o derrota? Seattle: la ciudad de los 90s, la ciudad rebelde "Observo a algunos hombres muy machos que reaccionan ante el sexo y el poder de la misma manera. Me gustaría ver a esas almas perdidas colgadas de sus testículos con páginas de un manifiesto pegadas a sus cuerpos" Dos episodios característicos que bien podrían marcar el principio y el final de la década del 90 en el mundo ocurrieron en Seattle. En enero de 1991, Estados Unidos, con George Bush (padre) invadía Iraq. Lejos, muy lejos, estaba la juventud de ese entonces de repetir lo hecho por los jóvenes de los años 60s que masivamente se movilizaron en contra de la guerra de Vietnam y que incluso desde el rock hicieron historia con eventos como fuera Woodstok en 1969. El mundo era otro, el pensamiento hegemónico hablaba del fin de las ideologías, la moda no era ir a manifestaciones y hablar de la revolución. Sin embargo, en Seattle hubo una movilización de unas 2.000 personas. Fue la movilización más grande que hubo en contra de esa guerra. Un documental de la televisión canadiense marca una relación entre esa movilización y el movimiento grunge, que muy poco tiempo después se daría a conocer en todo el mundo interpelando a una generación. “Había un clima de decepción en esa movilización, de soledad, había 2.000 personas que eran muchas pero no tantas como para frenar una guerra y en el resto de las ciudades ni siquiera se lograba esa convocatoria”. Esa tristeza tiene mucho en común con lo expresado por esa misma ciudad a través de sus artistas más notables. Si la década del 90 empieza con esa pequeña voz disidente en 1991, bien podemos decir que esa década terminó en 1999 en la cumbre de la OMC con decenas de miles de manifestantes en esa misma ciudad, Seattle, protestando contra la cumbre, la globalización y refutando de hecho aquel supuesto “fin de las ideologías” que algunos intentaron imponer. Esas movilizaciones en Seattle fueron la presentación al mundo de lo que luego llamarían de distintas maneras “movimiento antiglobalización”, “altermundialismo” o “resistencia global”, en esas movilizaciones y en esa ciudad se formó la red Indymedia: un símbolo de la comunicación alternativa en todo el mundo. Si a principios de esa década la imagen era la de Nirvana rompiendo sus instrumentos al terminar un concierto, a finales de esa misma década, la imagen eran los manifestantes queriendo saltar vallas y destrozando los negocios de alguna marca de ropa o comidas rápidas a modo de protesta contra la explotación laboral, pero también contra el achatamiento cultural, ese contra el que Kurt Cobain se había manifestado algunos años antes. El legado Si hay algo que trasciende, más allá de la música, es la existencia de un movimiento cultural en su entorno. Nirvana podrá ser considerada la banda trascendente y Kurt Cobain su personalidad destacada, pero hubo un movimiento en el que varias bandas trascendieron y confluyeron en un mismo período y la mayoría de ellas en una misma ciudad. Pearl Jam, Alice In Chains, Soundgarden, y con menor éxito comercial The Melvins y Mudhoney fueron actores de este género y protagonizaron junto a Nirvana los primeros años de la década del 90. La mayoría de estas bandas siguen en actividad. A ellas habría que sumarle a Foo fighters, la banda formada por Dave Grohl, ex baterista de Nirvana, que desde sus inicios y en la actualidad viene sumando éxitos comerciales, aunque carece de aquella innovación con la que Nirvana junto a otras de las bandas ya mencionadas escribieron su historia. Layne Stanley, cantante y líder de Alice In Chains en aquellos años, se uniría a Kurt Cobain, algunos años después, al perder su lucha contra la adicción a la heroína, sin embargo la banda seguiría delante de la mano de su otro líder, el guitarrista Jerry Cantrell y un nuevo cantante. Soundgarden se separó poco tiempo después pero su cantante Chris Cornell, siguió en actividad, y recientemente refundó la banda, su baterista Matt Cameron es el actual baterista de la otra gran banda de Seattle: Pearl Jam, que nunca detuvo su carrera, dejando shows memorables, no sin momentos difíciles en su carrera: hace algo mas de 2 años lanzaron un documental por sus 20 años de carrera dirigido por Cameron Crowe, reconocido periodista del rock que tuvo el privilegio de convivir con el movimiento grunge en sus inicios, también director de la película “Singles” filmada en Seattle y donde la música de esa ciudad ocupa un papel protagónico, incluso varios músicos aparecen en distintos momentos. Pearl Jam sigue llenando estadios y participando activamente de distintas actividades políticas y solidarias, sus letras sigue protestando, y si bien su perfil es más moderado, son legítimos continuadores de este movimiento. Su documental “Twenty” muestra algunos problemas similares a los de Kurt Cobain vinculadas a las dificultades de la banda para convivir con el éxito, incluso tiene un pequeño homenaje a Kurt, a quien muestran como una suerte de fusible, que con sus aciertos y errores ayudó a la banda a no tener un final similar.

En lo político vale destacar que en Seattle el partido republicano (de derecha) no logró superar el 10% de los votos en los últimos procesos electorales, y que el año pasado, en esta misma ciudad, Kshama Sawant, inmigrante india de 41 años, se convirtió en la primer candidata marxista en lograr una banca en el concejo deliberante de una ciudad estadounidense en más de 80 años. En lo cultural, Seattle es uno de los principales destinos para escritores a la hora de presentar sus libros, por ser una de las principales consumidoras de literatura en el país. Obviamente se siguen formando bandas: en el comienzo del documental “Twenty” Cameron Crowe habla de la ciudad y sus condiciones climáticas, buscando relacionar eso con el surgimiento de tantas bandas: “Eran jóvenes que pasaban mucho tiempo encerrados, con mucho tiempo para tocar, para practicar y para escuchar música… y escuchaban de todo”. Un final subjetivo (si no es que toda la nota lo fue) "Es mejor quemarse que apagarse lentamente" (frase de Neil Young, citada en su carta de despedida) Quien escribe se encuentra con muchas dificultades para ser objetivo y les pide disculpas. Es que escribir sobre esto remite a mi adolescencia, a recuerdos muy importantes, como el primer recital de una banda de rock en serio a los 15 años, los primeros cuestionamientos al sistema, y a mí mismo. En aquellos tiempos, o mejor dicho un poco antes, me recuerdo con una formación impregnada de machismo y homofobia, que era moneda corriente en todos los adolescentes. Leyendo las entrevistas a Kurt Cobain en revistas especializadas de Rock y Heavy metal, leí, en aquellos tiempos, sobre las declaraciones de Kurt Cobain contra el machismo y la homofobia, su desprecio hacia otras bandas, e incluso su mala relación con el público argentino , por el maltrato hacia la banda Calamity Jane, que los había teloneado en el Estadio de Vélez. Kurt había interpretado ese maltrato hacia una banda de mujeres como una “actitud machista” que luego escribiría en el EP “Incesticide”. Si, puede sonar ridículo, pero fue ahí a mis 15 años donde empecé a cuestionarme muchas temas vinculados a la cuestión de género, entre muchas otras rebeldías. Hoy en día donde veo manifestantes jóvenes cuestionando las modas, las figuras de “exito”, donde veo cuestionamientos al “mainstream” o a lo que dicen los medios de comunicación masivos, recuerdo, aquella adolescencia escuchando a Nirvana y leyendo entrevistas a Kurt Cobain, haciendo el esfuerzo por entender muchas de sus expresiones complejas. Lo recordé al ver en 1999 a los manifestantes enfrentando a la policía en las movilizaciones contra la OMC. Recuerdo a kurt en cada antihéroe, en cada persona que siendo minoría cuestiona a una mayoría prepotente “estúpida y contagiosa”. También en muchas bandas posteriores, que evidentemente tomaron sus influencias, aunque sin igualar aquel impacto. Que ya hayan pasado 20 años, puede mostrarnos a quienes vivimos en nuestra adolescencia ese fenómeno como viejos, o quizás, si 20 años después se nos humedecen los ojos, como aquel 8 de abril al enterarnos de su muerte, que en realidad no envejecimos tanto. ANRed
 

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