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Asia :: 23/05/2014

Golpe de Estado y toque de queda en Tailandia

Página 12 / La Haine
El Jefe de un Ejército que recibe amplio apoyo del régimen estadounidense tomó el control del gobierno y detuvo a los lideres políticos y de movimientos sociales

Ayer por la tarde, el Ejército de Tailandia lanzó un golpe de Estado, tomando el control del gobierno, deteniendo a los líderes de los movimientos sociales y bloqueando las emisoras nacionales e internacionales. El Consejo Nacional de 'Paz y el Orden' también impuso un toque de queda durante la noche y prohibió reuniones de más de cinco personas.

Dos días después de que el ejército interviniera e impusiera la ley marcial, el general Prayuth Chan-ocha anunció ayer en la televisión que por 12ª vez desde que el país dejó de ser una monarquía absoluta, en 1932, las fuerzas armadas se apoderaron del gobierno.

“El ejército intervino para que la situación volviera rápidamente a la normalidad, para que el pueblo tuviera amor y unidad como en el pasado, para reformar los sistemas políticos y económicos, y para otorgar igualdad a todos”, expresó, sin sonrojarse. Ayer por la noche agregó que iba a asumir el papel de premier.

El ejército dijo que había impuesto el golpe de Estado con el fin de 'preservar la ley y el orden', pero dada la experiencia anterior y las declaraciones de varios jerarcas militares, ya se ve que va a hacer lo contrario. Los movimientos sociales han dicho que miles de personas van a marchar y protestar por la nueva dictadura, y los golpistas ya anunciaron que los van a reprimir, como vienen haciendo en cada golpe de Estado.

Hace cuatro años, más de 90 personas murieron en la represión militar que se desató en Bangkok cuando los camisas rojas, integrados en el Frente Unido Nacional por la Democracia contra la Dictadura, ocuparon la capital en la primavera de 2010. SIn embargo EEUU, que es un aliado de los sectores más derechistas de Tailandia y tiene vínculos muy estrechos con el Ejército Real de Tailandia, a pesar de declaraciones altisonantes no ha cortado la ayuda militar al Ejército y ahora tampoco lo hará.

El golpe se llevó a cabo después de que el Ejército, autoerigiéndose en jefe de Estado, convocara a los líderes de los partidos y movimientos sociales, enemigos políticos desde hace mucho en el país, al segundo día de conversaciones en un complejo deportivo militar en Bangkok. En las reuniones participan el gobierno, el partido gobernante Phua, el partido Demócrata opositor, y por el lado popular el movimiento de Camisas Rojas y el Comité de Reforma Democrática del Pueblo (PDRC). Habían comenzado el miércoles, pero lógicamente, dada la disparidad de clases sociales representadas, no habían podido llegar a un acuerdo. Que era lo que buscaban los golpistas.

El portavoz de la dictadura, Werachon Sukondhapatipak, dijo que el golpe se había declarado porque los reunidos habían sido incapaces de llegar a un compromiso. “No estuvieron de acuerdo en la reunión y en ese momento se llevó a cabo el golpe”, dijo a 'The Independent'. Evidentemente estaba todo planeado. Pero además los golpistas prepararon otra estratagema. Hasta anoche, tanto los politiqueros como los representantes de los movimientos sociales quedaron detenidos por el ejército y no pudieron organizar a sus bases.

La acción del ejército se produjo para evitar que el alza imparable de la protesta social alejará a inversores extranjeros e impidiera la consolidación de la burguesía local. Miles de simpatizantes del PRCD y trabajadores en general llevan meses de protestas que socavaron al gobierno neoliberal respaldado por el ex primer ministro Thaksin Shinawatra. Thaksin fue derrocado en un golpe de Estado de 2006, pero siguió moviendo los hilos desde el exilio en Dubai. Su hermana, Yingluck Shinawatra, fue elegida en 2011, pero fue destituida de su cargo hace dos meses por problemas interburgueses. El PDCR lleva tiempo haciendo campaña para destituir a la familia de Thaksin de la política de Tailandia, insistiendo con pruebas en que son corruptos y venales.

Además hay otros factores implicados. Tailandia es un país mayoritariamente campesino que está cambiando rápidamente hacia un neoliberalismo salvaje. Esto obliga a miles de familias que pierden sus tierras a trasladarse a los barrios marginales de las ciudades y sobrevivir como pueden, sin ayuda estatal ni protección legal. El movimiento de los Camisas Rojas, que los apoya, manifiesta que los partidos políticos quieren reducir la democracia electoral y limitar el derecho de voto a los ricos y poderosos. Visto esto, la dictadura no es muy diferente a la democracia burguesa perdida, llorada solo por algunos.

 

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