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Colombia :: 04/06/2014

Colombia: ilegitimidad institucional

Narciso Isa Conde
Las izquierdas revolucionarias y los movimientos políticos y sociales coincidieron en no concurrir a esos degradados comicios

La abstención en Colombia alcanzó la cifra récord de un 63%. A eso hay que agregarle un 6 % de votos en blanco del 37 % depositado, cuyo total se distribuyó así:

Iván Zuluaga (extrema derecha uribista): 30%.-Manuel Santos (Presidente reeleccionista): 25%.-Martha Ramírez (Partido Conservador) 15%.-Clara López (Polo Democrático (centro-izquierda): 15%.-Enrique Penaloza (Partido Verde): 8%.-Votos nulos: 2%.-Votos en blanco: 6%.

En ese contexto electoral la votación por Zuluaga alcanza apenas el 12% de los electores y la de Santos el 10%.

La ilegitimidad de ambos se evidencia extremadamente elevada y revela un mayor deterioro de la confianza de la sociedad respecto al modelo neoliberal imperante, a la institucionalidad corrupta, militarizada y subordinada a EEUU, a la partidocracia, la burguesía dependiente y las narcos-mafias que lo sustentan.

Las izquierdas revolucionarias y los movimientos políticos y sociales trasformadores representados/as por las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), Ejército de Liberación Nacional (ELN), Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, y por un gran número de organizaciones obreras, campesinas, juveniles, profesionales, indígenas y de mujeres, denunciaron esa realidad y coincidieron en no concurrir a esos degradados comicios; insistiendo en una previa salida política al conflicto social armado y vinculando su concreción a la puesta en marcha de una Asamblea Constituyente democratizadora, que asuma el debate de los temas no consensuados en la Mesa de Diálogos de la Habana y refrende los ya alcanzados

Con esos resultados en primera vuelta, es claro que en la segunda (15 de junio) no será posible elegir un presidente con respaldo popular, ni constituir un gobierno con el apoyo mínimo-necesario para garantizar la legitimidad imprescindible y el grado de confianza política necesaria para gestionar ese Estado, por demás en proceso de putrefacción.

El hecho de que el neofascismo uribista haya superado en 5% la otra facción derechista que encabeza el Presidente Santos, no significa que el pueblo colombiano se haya inclinado por votar por la contra la paz, como pregonan ciertos ideólogos de las derechas. Esa es una visión miope de esos resultados.

La propia abstención y las votaciones por el Polo Patriótico, por los verdes y una parte de la de Santos y los conservadores, revelan que más de un 80 % votó por la paz, lo que confirma sondeos anteriores.

En consecuencia, frente al próximo ganador ilegítimo (sea Santos o Zuluaga), procede convertir el clamor por la paz, la libertad, la auto-determinación y lucha por la vida, en movimiento multitudinario que reclame liquidar las raíces del conflicto social armado, propiciando profundos cambios estructurales e imponiendo desde abajo la nueva democracia y la paz con justicia social y dignidad humana.

El Nacional

 

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