El Halconazo, 43 años de impunidad

El 10 de junio de 1971 el gobierno mexicano, encabezado por el presidente Luis Echeverría del PRI (Partido Revolucionario Institucional) asesinó a más de cien estudiantes utilizando grupos paramilitares denominados “halcones”, jóvenes de escasos recursos reclutados para ser entrenados en tácticas marciales y militares, que serían utilizados en la guerra sucia contra los movimientos populares, especialmente el movimiento estudiantil. Era la primera manifestación importante que intentaba reconstruir el movimiento estudiantil, muy golpeado por la masacre perpetuada por el ejército el 2 de octubre de 1968, apenas 3 años atrás. Era una manifestación en solidaridad con la Universidad Autónoma de Nuevo León, que estaba en riesgo de perder su autonomía a través de una reforma. Esta matanza forma parte de lo que en México, se conoce como guerra sucia, terrorismo de estado ejercido por el estado mexicano como parte de su estrategia de guerra contrainsurgente, para contener el descontento popular y los movimientos revolucionarios que tuvieron gran auge especialmente en los años 60 y 70 del siglo pasado; dicha estrategia partía de las tesis y directrices norteamericanas de seguridad nacional, que fueron parte de su control económico, político y militar en Latinoamérica. La masacre del 10 de junio de 1971 fue negada por el gobierno y ocultada por los medios de difusión, especialmente los canales de televisión monopolizados por Televisa, la empresa del oligarca Emilio Azcárraga; la propaganda gubernamental y sus medios de difusión presentaron lo ocurrido como un enfrentamiento entre estudiantes. Era una época en la que no se contaba apenas con medios de difusión o comunicación independientes, los pocos que existían eran marginalizados y perseguidos, pero hay muchas fotos y videos que testifican los hechos, la complicidad con la policía de los paramilitares, el uso de ambulancias y vehículos policiales para transportar a los paramilitares que estaban armados con bastones de bambú, kendos, pistolas y fusiles M1 y M2, la mayoría de los muertos fueron víctimas de los francotiradores apostados en edificios. Hoy se sabe que los responsables y mandos de los “halcones” eran ficiales del ejército mexicano, algunos formados en Estados Unidos; los paramilitares estaban en nómina del gobierno del Distrito federal y actuaban desde el movimiento estudiantil de 1968. En julio de 2006, se declararon prescritos los delitos de genocidio por éstos sucesos, pero poco después, en noviembre del mismo año, se acusa como responsable de la matanza al expresidente Luís Echeverría y se ordena su ingreso en prisión, sin embargo, en el 2009, Luis Echeverría fue exonerado al no encontrarse suficientes pruebas en su contra. Hasta nuestros días se mantiene la impunidad sobre ésta masacre que fue un catalizador que llevó a muchos jóvenes a conformar movimientos guerrilleros en los años 70s. Documental producido por el canal 6 de julio sobre la masacre:

Libro: Solís Mimendi, Antonio (1972), Jueves de Corpus sangriento: “sensacionales revelaciones de un halcón”, Editorial Argo, 155p..