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Brasil :: 13/06/2014

Mundial de Fútbol: los trabajadores perciben que es un buen momento para hacer reclamos

Emmanuel Demajo y Mario Hernández
Entrevista con el sociólogo del trabajo brasilero Ricardo Antunes :: Hay sectores organizados de la clase trabajadora que ven que la situación política ha cambiado

Mario Hernández (MH): Lo prometido, con Ricardo Antunes desde Campinas, San Pablo, Brasil. Está con nosotros Emmanuel quien está cubriendo el próximo Mundial en su faz futbolística. En el 2008 el 79% de la población brasilera aprobaba la realización del Mundial y seis años después la popularidad del campeonato ha caído a un 48%. ¿A qué se debe?

Ricardo Antunes (RA): Se debe a una serie de factores, fundamentalmente, el cambio de la coyuntura económica, social y política brasileña. En 2007/8 era el inicio del gobierno lulista y todo caminaba muy bien para Brasil, con con el crecimiento económico, con la ampliación de los empleos, etc., pero años después esa realidad empezó a cambiar, desapareció el mito de Lula según el cual el país se encaminaba a ser una nación del Primer Mundo.

¿Qué pasó? La población percibió que es verdad que hubo crecimiento del empleo pero precarizados, para estudiar hay que pagar, para ir a trabajar hay que utilizar un transporte público precario, se trate del metro, de los buses o trenes, son precarios y muy caros. Hay que trabajar para pagar la Universidad privada, que también es precaria y no permite una formación positiva. Todo esto ocurrió en dos contextos: la ampliación de las luchas globales en escala muy fuerte desde Túnez, después Egipto, Europa, EEUU y la Copa de las Confederaciones, el año pasado, y ahora la Copa del Mundo, donde la población percibió que hay plata para la Copa de la FIFA, pero no hay para salud pública, educación y transporte.

Esto significó que por primera vez en el país, y te aclaro que yo acompaño el fútbol, me gusta mucho, desde 1958 cuando tenía 5 años y me recuerdo de la primera vez que Brasil fue campeón mundial, son más de 50 años y es la primera vez desde el año pasado que la población brasileña, que también sigue gustando del fútbol, pero no quiere una Copa del Mundo cara para que lucre y gane la FIFA, en detrimento de las malas condiciones de la vida cotidiana de las clases trabajadoras más pobres.

Por último, debo decir que en la Copa de las Confederaciones no había negros ni pobres en los estadios, fue una Copa para los blancos y los ricos y la población no acepta más esta situación. Fue este cambio que hizo que el Brasil del 2014 no sea el mismo del 2007-8.

MH: En Argentina han trascendido y tenido mucha prensa los reclamos de la población respecto de la Copa mundial, pero tengo entendido que en estos últimos días se han producido otros focos de conflicto, por ejemplo, la huelga de la policía y los bomberos en Recife, capital del Estado de Pernambuco, o en Río el paro de transportistas y trabajadores bancarios. ¿Qué me podés comentar?

Los trabajadores saben que una huelga en este momento tiene que ser resuelta rápidamente

RA: La cuestión es la siguiente. En junio del año pasado, julio, agosto fue una rebelión de la juventud, de los estudiantes que trabajan, de los trabajadores que estudian y la población de los barrios de la periferia que necesitan el transporte, la salud y la educación pública. Fueron rebeliones parecidas a las que vimos en las plazas de España, Portugal, Grecia, Egipto, naturalmente con sus diferencias.

Las manifestaciones actuales comprenden a sectores organizados de la clase trabajadora que percibieron que la situación política del país es otra y que todo el mundo tiene los ojos puestos en Brasil. Hace dos semanas estaba en Chile, en Valparaíso, dando una serie de conferencias en la Universidad y vi que la TV chilena y de todas partes del mundo tiene noticieros sobre la situación brasileña. Los sindicatos, pero también los trabajadores que no aceptan una dirección burocrática, percibieron que el momento es muy favorable para hacer los reclamos que en condiciones normales no eran atendidos.

¿Por qué? Una reivindicación de la policía federal o de los trabajadores de la limpieza como la de febrero durante el Carnaval de Río o la semana pasada las huelgas y paralización del transporte público en todo el país, los trabajadores saben que una huelga en este momento tiene que ser resuelta rápidamente porque no le interesa al gobierno, a la FIFA ni a los sectores dominantes, que están ganando mucha plata con el Mundial, una situación caótica.

Los trabajadores perciben que es un momento favorable para hacer reclamos. Son diferentes que los de junio-julio-agosto del año pasado, son reclamos por mejores salarios, condiciones de vida, derecho a una alimentación digna por el trabajo realizado, por una remuneración adecuada que permita el sustento.

Para que tengas una idea, un conductor de transporte colectivo ganaba en abril 2000 reales de salario básico, algo así como U$S 700/800. Es muy poco, no es posible sobrevivir con un mínimo de condiciones. Pero los cobradores ganan la mitad. Entonces, era un momento importante para decir que la situación brasileña, la contextualidad política es de revuelta, de descontento, de rebelión y si en este momento todo funciona bien para la FIFA, si hay estadios del Primer Mundo, la alimentación, el transporte son de Tercer o Cuarto Mundo. Esta es la situación de cambio que estamos viviendo en la política brasileña.

MH: Te va a hacer una pregunta, Emmanuel, el colega que está cubriendo la faceta futbolística de la Copa.

Demajo (ED): Este Mundial se ha retrasado con la finalización de la construcción de los estadios y viendo también las manifestaciones antes de los partidos de la Copa Confederaciones que llegaron televisadas a todos los canales deportivos y la represión a esas manifestaciones, ¿cómo ve el transporte de los seleccionados, podrían llegar a perjudicarlos estas situaciones para un correcto descanso, por otra parte, necesario partido tras partido, que vale destacar que en un Mundial es breve?

RA: Estamos en un terreno en el que es posible hacer especulaciones porque es la primera vez que va a ocurrir. Acabo de escuchar a Dilma diciendo que destinarán el Ejército, la Policía Federal, la Rodoviaria, la Fuerza Nacional de Seguridad, o sea, todo el aparato policial y represivo de la nación, que estarán a disposición de los gobiernos estaduales de San Pablo, Río, Minas Gerais, Pernambuco, o sea, todas las ciudades donde habrá partidos o se hospedarán las selecciones.

Por supuesto, va a haber manifestaciones, también represión, todo hace creer que si las manifestaciones son fuertes, la represión lo será más, porque Dilma dice que solo aceptará las manifestaciones legítimas, pacíficas, pero será muy complicado porque son manifestaciones donde la mayoría quiere hacerlo pacíficamente, pero hay movimientos como el Black Bloc, que es pequeño pero importante, que dice: la sociedad es violenta y solo es posible responder con violencia. Esta es su concepción política.

En una manifestación de 10, 20, 50.000 personas también habrá una especie de criminalidad que se mezcla para hacer quebra-quebra [altercados] y robar equipos de internet, Dvds, TVs, etc. Es muy difícil asegurar qué va a pasar, pero hay un aparato represivo muy fuerte para preservar el flujo de transporte de las selecciones. Esto va a ser garantizado por una represión muy fuerte si ocurren manifestaciones. Es imprevisible en caso de manifestaciones muy fuertes, con más presencia popular. En caso de represión fuerte pueden ocurrir cosas muy graves y esto es imposible de prever. Parece que vamos a tener muchas manifestaciones paralelas a la realización de la Copa Mundial de Fútbol. El transporte de los jugadores parece garantizado por las distintas fuerzas represivas. El aparato represivo es muy fuerte.

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