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Colombia :: 04/07/2014

Polarizaron el electorado entre dos candidatos que representaban el mismo modelo

Mario Hernández
Entrevista con el economista e historiador colombiano Renán Vega Cantor :: Seguimos hablando de un régimen político donde no participa el 60% de la población

Mario Hernández (MH): Cumpliendo con el análisis de la segunda vuelta electoral en Colombia, que arrojó el triunfo de Juan Manuel Santos, estamos en comunicación con Renán Vega Cantor en Bogotá. Te imagino contento con la clasificación de Colombia en el Mundial de fútbol.

Renán Vega Cantor (RVC): Era esperado como han venido jugando hasta ahora.

MH: Finalmente triunfa Santos en segunda vuelta por casi 1.000.000 de votos de diferencia, 51% contra un 45%. Aquí se habla de una suerte de mandato popular para avanzar en la búsqueda de la paz por la vía negociada.

RVC: Esa es una parte del asunto. La presentación mediática de la candidatura de Santos para ocultar de alguna manera el proyecto de fondo que es lo mismo que se ha venido desarrollando en el país durante los últimos 25 años. Un neoliberalismo concentrado, exportador, que entrega los recursos naturales del país y ahora está consagrado a la minería. Eso se camufló con la presentación que hizo Santos como candidato de la paz cuando en realidad representaba un proyecto de derecha que se enfrentó en la segunda vuelta con el representante de la extrema derecha.

Santos supo canalizar muy bien la esperanza de que por fin se ponga término al conflicto armado en Colombia y se presentó como el candidato de la paz pero siempre ha sido un personaje de guerra que ha entregado el país al capitalismo internacional, ligado a la oligarquía que siempre ha dominado Colombia.

Sucede que en términos electorales manejaron muy bien el asunto y polarizaron el país y el electorado con dos candidatos que finalmente representaban el mismo modelo.

MH: Vos anticipaste el triunfo de Santos en segunda vuelta pero muchos han calificado de una suerte de milagro a su recuperación electoral en solo 20 días.

RVC: Tenía que pasar algo muy raro para que Santos no ganase. Como parte de las estrategias que plantearon, las encuestas jugaron un papel favorable a Santos y polarizaron la campaña en torno a Zuluaga y Santos para que éste apareciera como el abanderado de la paz. Eso fue lo que sucedió, en la segunda vuelta se volvió a la realidad, lo que estaba decidido de antes, las elecciones no son el punto de partida sino de llegada de proyectos ya decididos por la clase dominante en su relación con EE. UU. Estaba claro que todo el aparato económico dominante del país y de EE. UU. apoyaban a Santos.

El 25 de mayo, en la primera vuelta, simplemente se puso a andar toda la maquinaria electoral, en todos los rincones del país, para que votaran cumplidamente los ciudadanos como sucedió en la costa atlántica y en Bogotá donde hubo un importante apoyo a Santos por parte de la izquierda y la centroizquierda que por no favorecer al uribismo, votaron mayoritariamente a favor de Santos.

MH: Estuve viendo algunas cifras y hay un aporte importante de la izquierda en Bogotá, también un apoyo de la Alianza Verde, del senador Antonio Navarro y otra votación muy importante en la costa atlántica.

RVC: Eso se explica por varias razones. La costa atlántica es un fortín del bipartidismo tradicional, principalmente del viejo Partido Liberal, que ahora se ha dividido en fracciones de distintos nombres, pero siguen respondiendo a los mismos intereses. Santos del prometió lo divino y lo humano para que fueran a sus fortines electorales y prácticamente obligaran a sus votantes a depositar los votos por Santos. Hubo un incremento notable en esa región del país.

En Bogotá, lo que llevó realmente a incrementar la votación de Santos fue la participación de los sectores de izquierda y centroizquierda que se movieron por la razón fundamental del miedo al regreso del uribismo con todo lo que éste ha implicado en la historia reciente del país.

Además, depositando el voto con una especie de careta para protegerse de lo que significaba votar por Santos quien también ha sido un personaje terrorista que fue funcional al uribismo. El voto por Santos no se depositó con mucho agrado por gran parte de la gente que votó, sino que simplemente fue casi una obligación.

Seguimos hablando de un régimen político donde no participa el 60% de la población

MH: En Bogotá prácticamente triplica los votos de la primera vuelta pasando de 444.000 a 1.337.000 votos. Otra zona importante que contribuye al triunfo fue el Valle, la tierra de Carlos Trujillo, el compañero de fórmula de Zuluaga, donde Santos saca 800.000 votos.

RVC: Hay algunas regiones donde la maquinaria electoral funcionó adecuadamente y los caciques electorales cumplieron su papel. Además, hay que tener en cuenta que hubo muchos lugares donde el no al uribismo fue mucho más sensible y notable. El Valle del Cauca es una de esas regiones.

Este es un voto que no se hizo de manera consciente, sino un voto que se depositó con temor y llevó a que en muchos casos se obviaran los intereses de fondo que representa Santos. Hay que agregar que a pesar que disminuyó la abstención, sigue siendo más del 50% y el partido de Colombia el día anterior convocó a mucha más gente porque los triunfos deportivos favorecen al ganador, en este caso Santos. Si la selección de fútbol hubiese perdido seguramente la abstención se hubiera mantenido en los niveles de la primera vuelta.

Seguimos hablando de un régimen político profundamente antidemocrático y excluyente donde no participa casi el 60% de la población.

MH: ¿Cómo queda ubicado el ex presidente Uribe en este contexto?

RVC: Uribe y su candidato, que aparecía casi como un clown del primero porque empezó a hablar de la misma manera, a hacer los mismos gestos, a decir las mismas cosas, y tuvo casi 7.000.000 de votos, lo que implica que la extrema derecha tiene fuerza de opinión pero es minoritaria en el Parlamento.

Uribe tiene el dilema si se posiciona o no como senador. Participó en la lista del Centro Democrático que consagró 19 senadores y el próximo 20 de julio estará ante el dilema de afrontar la pérdida de la investidura presidencial, lo que va a significar que se empiecen a activar más de 150 procesos en su contra por crímenes de Estado, terrorismo, paramilitarismo, control ilegal de llamadas telefónicas, etc. Se encuentra frente a un verdadero dilema.

Otro asunto es ver qué van a hacer Santos y la derecha tradicional respecto a Zuluaga que se comportó como un delincuente y realizó delitos penales comprobados y, sin embargo, las mismas instituciones del Estado que deberían haber tomado cartas en el asunto, no han avanzado por el momento.

Conociendo un poco a Santos lo más probable es que continúe con su política de los últimos cuatro años de conciliar con las Fuerzas Armadas y el uribismo e impulsando todos los proyectos internacionales vinculados a la minería y a la entrega de los recursos naturales a las empresas multinacionales.

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