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Pensamiento :: 17/07/2014

Memoria antifascista

Andoni Baserrigorri
El antifascismo nunca puede ni debe ser una estética ni una manera de vestir o una determinada música. El antifascismo es ante todo compromiso y lucha

Han pasado más de 70 años y visitar el campo de refugiados de Gurs, sigue estremeciendo. Conocer los lugares donde tantos comunistas, abertzales, anarquistas…antifascistas malvivieron tras la victoria del fascismo español y muchos de ellos y ellas murieron en condiciones infrahumanas hace hervir la sangre de ira. La historia es implacable y duele saber que las personas bien nacidas, las que lucharon por un mundo mejor, sin explotación, de igualdad y libertad acabaron de aquella manera sus días mientras que los mal nacidos, los que negaban la libertad a las personas y los pueblos y los que apostaban por continuar con la era de la explotación vivian a cuerpo de rey y dominaban y gobernaban Euskal Herria y gran parte de Europa y del mundo.

Las personas que reposan en los campos de Gurs jamás vacilaron un momento en su determinación de combate contra el fascismo. Lucharon contra el golpe franquista y después contra el nazismo alemán. En ningún momento se les escuchó lamentarse por la terrible suerte que corrían en los infames barracones de Gurs y asumían eso como el precio elevadísimo que pagaban por la libertad y la dignidad.

De la misma manera el Che Guevara y su guerrillerada luchó hasta el último momento en las sierras de Bolivia, heridas, hambrientas pero con la idea de la revolución en la mente. Entendían la lucha, no como la pertenencia a un modismo de batucada sino como la entrega al trabajo, el estudio y el fusil, como bien indica el escudo de las Juventudes Comunistas Cubanas.

Y tantos ejemplos más…el ardor de los sandinistas y los salvadoreños, la indomable determinación de tantas guerrillas a lo largo y ancho del planeta, el espíritu de lucha de la Colombia insurgente…tantos y tantos antifascistas asesinados como Carlos Palomino y otros casos similares en el estado francés e Italia.

El antifascismo nunca puede ni debe ser una estética ni una manera de vestir o una determinada música. El antifascismo es ante todo compromiso y lucha, determinación para hacer frente a quienes llevan siglos amargándonos la vida, a quienes nos niegan todos los derechos que como clase, personas y nación nos corresponden. El antifascismo es internacionalismo y amor hacia otros pueblos que luchan en lejanas o cercanas tierras pero por los valores antes citados. El antifascismo no es una forma de vida, es ante todo consagrar tu vida de la manera que creas conveniente o puedas a la lucha que lleva adelante la humanidad consciente por un mundo sencillamente mejor, sin oprimidos ni opresores, de hombres, mujeres y pueblos libres.

Todo esto que decíamos viene a colación porque en pleno siglo XXI, en el año 2014 es terrible poder comprobar que el fascismo no sólo se ha repuesto de su derrota histórica tras la II guerra mundial sino que sigue muy vivo y en ofensiva. Y frente a este hecho incuestionable, las fuerzas que le hacían frente hace 70 años no son las mismas tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo. La conciencia antifascista no esta en sus mejores momentos precisamente.

Y es que tras las terribles imágenes que nos llegan, vía redes sociales en su mayoría del este de Ucrania la reacción de los partidos y colectivos de izquierda siguen siendo mínimos. Y en el caso ucraniano caben pocos debates acerca del carácter nazi del gobierno de Kiev.

Bombardean población civil, niegan la autodeterminación al pueblo de Novoros, asesinan civiles con armas prohibidas ¿Qué más datos necesitamos para denunciar estos hechos y salir a la calle?

Que la izquierda otanica de Santiago Alba Rico y sus mariachis y seguidores hayan asegurado, una vez más, que se trataba de un levantamiento popular no era de extrañar, que hayan aplaudido con las orejas el ascenso al poder de una junta de gobierno neonazi, tampoco es novedoso, pero que el resto de la izquierda padezca esta pasividad si que es del todo desesperante.

¿Necesitaremos fotos de campos de concentración para los civiles de Novoros para concienciarnos? .Con un bagaje de solidaridad minimo hacia Libia o Siria la izquierda revolucionaria no está en disposicion de sacar pecho en cuanto a antifascismo se refire. Y quede claro que si las agresiones hitlerianas a los pueblos europeos de la década de los 40 del siglo pasado era fascismo, también los ataques y agresiones imperialistas a Irak, Libia, Siria o Ucrania son ataques fascistas y quien justifica y aplaude esas agresiones es cómplice del fascismo por mucho que se diga de izquierda o milite en este o aquel colectivo social.

Las condiciones de vida de las gentes de Libia hoy día son un misterio porque ninguna información facilitan los grandes medios de comunicación del poder burgués. Sean medios de comunicación abiertamente fascistas, de derechas o de seudo izquierda. Pero mucho nos tememos que se asemejan a las penalidades por las que tuvieron que pasar los luchadores y luchadoras antifascistas de la época del nazismo. En aquellos años había conciencia y lucha… ¿Qué hay hoy día? ¿Qué va quedando de aquel espíritu antifascista?

De la misma manera que los nazis asesinaban población civil allí donde iban, lo hace el gobierno fascista ucraniano. Si Lidice (1) fue arrasada por el ejército hitleriano y pasados por las armas sus moradores, algo parecido hace el sionismo en Palestina. El fascismo es siempre el mismo y sus formas idénticas. Lo que ha cambiado es el antifascismo.

O cambiamos y “nos ponemos las pilas” y empezamos por hacer a un lado a esa izquierda otanica y guay de batucada y recuperamos los valores y actitudes de las gentes de aquellos años, muchos de los cuales reposan en los campos de Gurs, o dentro de poco volveremos a ver campos de refugiados, poblaciones civiles exterminadas y el fascismo triunfante en la burguesa y acomodada Europa. Y será con la complacencia de la Unión Europea cada vez mas a la derecha y usando sin disimulos tanto a nazis como fanáticos religiosas islamistas.

Ese día tendremos que espabilar sí o sí y no inventaremos nada nuevo. Nos tocará actuar y luchar como lucharon esas mujeres y hombres cuyo mejor homenaje no es una placa sino recuperar sus valores

(1) – Lídice era un pueblo de Checoslovaquia, recordado por haber sido completamente destruido y sus habitantes asesinados, a instancias de Adolf Hitler , por el ejército nazi de ocupación durante la guerra en represalia por la ejecución por la resistencia del jerarca nazi Heydrich.

 

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