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México, Anticarcelaria :: 18/07/2014

Niños narran las condiciones en las que vivían en casa hogar de Zamora (Michoacán)

La Jornada
Algunos de los menores aseguraron que existe un terreno baldío, que se localiza atrás del albergue, donde han sido sepultados, de forma clandestina, varios de sus compañeros.

“No es un cárcel, es un perrera”, aseguró un pequeño de once años que ha vivido toda su infancia dentro de la casa hogar La Gran Familia; los cerca de 500 menores aún se encuentran en el inmueble dando declaraciones ante las autoridades estatales y federales.

Durante un recorrido en el lugar, se puede observar que las habitaciones se encuentran en estado insalubre, en cada cuarto hay hasta cinco literas; se perciben los olores a orines y excremento, ropa tirada y cajas repletas de basura. En las bodegas de Rosa del Carmen Verduzco, Mamá Rosa, se localizaron cuatro ataúdes, telas, medicinas y otros objetos que no se han utilizado en meses y años.

Algunos de los menores aseguraron que existe un terreno baldío, perteneciente a Mamá Rosa, que se localiza atrás del albergue, donde han sido sepultados, de forma clandestina, varios de sus compañeros, quienes perecieron ya sea por un aborto, en el caso de las mujeres, por enfermedad y otros más por golpes. Todos se quejan de maltratos, golpes y abusos sexuales.

Los casi 500 menores entre niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como algunos adultos, habitan cien cuartos aproximadamente, en donde se descubren barras en las ventanas y candados en las puertas.

También destaca un cuarto de castigo, lugar donde encerraban por semanas a aquellos menores que se portaban mal o no entregaban el dinero completo de las donaciones; las sanciones consistían en amarrarles las manos y golpes en el cuerpo con un cable de luz, acciones que realizaba Mamá Rosa o uno de sus ayudantes.

Víctor Verduzco (registrado con el apellido de la dirigente del albergue) de 52 años de edad, comentó a La Jornada que él escapó del lugar a los 7 años de edad. Actualmente vive en Guadalajara, Jalisco, y se trasladó a Zamora, Michoacán, únicamente para exigir justicia en contra de Mamá Rosa, porque ella los obligaba a pedir limosna, los golpeaba y los tenía bajo encierro, “llegué junto con tres de mis hermanos al albergue, ellos escaparon antes que yo, a la fecha no se nada de ellos. También desconozco el nombre de mi mamá, que nos abandonó en este lugar”.

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