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EE.UU. :: 23/07/2014

EEUU: Un asalto privado contra la enseñanza pública

Sam Pizzigati
En lo más profundo de Texas, un multimillonario está tratando de convertir la educación pública en una oportunidad lucrativa para la inversión empresarial

Los multimillonarios tienen opiniones. En democracia, estos multimillonarios tienen el derecho a expresar estas opiniones, igual que el resto de nosotros.

Sin embargo, los multimillonarios no sólo tienen opiniones. También tienen enormes fortunas,y, gracias a estas fortunas, un poder suficiente como para imponer sus opiniones sobre las demás.

¿Tendríamos que preocuparnos por estas imposiciones? ¡Desde luego! Basta con un ejemplo: El poder político de los multimillonarios constituye una seria amenaza para una institución que funciona como piedra angular de nuestra democracia: la educación pública. Desde la semana pasada, esta amenaza tiene especial relevancia en Texas.

El jueves pasado, la junta escolar local de Dallas nombró una comisión de 'autogobierno' de 15 miembros, diseñada para poner fin a la organización local de las escuelas de la ciudad, y realizar 'reformas' educativas que lleguen al corazón de los multimillonarios.

Especialmente al de uno de ellos: John Arnold, un antiguo agente y administrador de fondos de inversión de la compañía Enron.

En su primera embestida contra las políticas públicas, Arnold se presentó como un crítico implacable de los planes de pensiones de los empleados públicos. Las ventajas de los profesores y otros empleados públicos son insostenibles, afirmó, y las pensiones necesitan una 'reforma'. Y esta reforma consiste en acabar con las prestaciones definidas por jubilación y en ceder el control del dinero de las jubilaciones de los empleados públicos a fondos de inversiones.

Arnold no tardó en pasar de las pensiones a otros temas más generales, como la reforma educativa en torno al movimiento de escuelas chárter, un tema de gran interés para muchos multimillonarios.

Las escuelas chárter funcionan con dinero procedente de los impuestos públicos, pero operan fuera de los sistemas tradicionales de responsabilidad democrática. Las juntas escolares locales no suelen interferir en las decisiones internas de estas escuelas.

Este estatus especial hace que las escuelas chárter sean increíblemente atractivas para los ricos que buscan enriquecerse aun más. En muchas áreas metropolitanas de Estados Unidos, las cadenas empresariales nacionales gestionan las escuelas chárter. En una ciudad como Nueva Orleans, las tradicionales escuelas públicas de barrio han desaparecido completamente. Desde el próximo mes de septiembre, esta ciudad sólo ofrecerá el servicio de escuelas chárter.

Arnold ayudó a financiar el asalto que convirtió la ciudad de Nueva Orleans en un paraíso chárter. Su fundación invirtió 25 millones de dólares para el desarrollo de estas escuelas después del desastre del huracán Katrina.

Y ahora Arnold está tratando de seguir la misma estrategia en Dallas, el decimocuarto distrito escolar más grande de la nación. Sin embargo, en esta ocasión no tiene ningún huracán para agitar las cosas. Así que Arnold está apoyándose en una ley de 'autogobierno' del año 1995 que ninguna otra localidad de Texas había utilizado antes.

Bajo esta ley, una petición firmada por el 5 por ciento del electorado con derecho a voto permite el nombramiento de una comisión facultada para redactar una 'carta de autogobierno', con la cual se puede cambiar el funcionamiento de las escuelas de la ciudad. Por ejemplo, esta carta podría dar el control de las escuelas locales al alcalde, el cual podría, a su vez, usar este privilegio para subcontratar a una empresa que se encargara de la gestión del centro educativo.

El actual alcalde de Dallas y antiguo director ejecutivo de Pizza Hut, Mike Rawlings, se reunió con los socios de John Arnold en Houston el pasado febrero, el mismo mes en que se hizo público en ese estado la campaña de 'autorgobierno' financiada por Arnold.

"Esta gente sabe lo que está pasando con la educación pública", dijo entusiasmado Rawlings. "Son grandes defensores de la revitalización del sistema educativo hacia nuevas formas."

¿Cuáles son estas "nuevas formas"? Arnold y su equipo no han ofrecido ningún detalle. En lugar de eso, se han negado a responder a las preguntas de los reporteros de periódicos locales relacionadas con sus intenciones de futuro.

Los profesores locales han hecho todo lo posible para dar luz a este asunto. Rena Honea, representante de los profesores, ha afirmado que la "carta de autogobierno" forma "parte de un plan para asignar menos recursos a nuestras escuelas, declararlas como un fracaso, y darle a los gestores privados el control sobre nuestras escuelas de barrio".

"Esta iniciativa busca, en última instancia, el beneficio", se queja, "y no el bienestar de los niños."

Pero la campaña de Arnold para aprobar la petición de 'autogobierno' no dio ninguna información sobre estos asuntos. Los recolectores de firmas, tal y como indican los analistas de la Universidad de Texas Julian Vasquez Heilig y J. Clayton Riley, "se presentaron ingeniosamente" como personas desinteresadas que buscaban mejorar la educación pública. Vestían camisetas que decían "Save Our Public Schools." [Rescatemos las escuelas públicas. NdT]

La petición no menciona las ventajas que la propuesta de 'autogobierno' generaría en Dallas para los intereses de Arnold. Esta situación, como explican Vásquez Heilig y Riley, eximiría a Dallas del cumplimiento de las normas estatales que exigen el salario mínimo de los profesores en Texas y la cantidad mínima de tiempo que los docentes deben tener para la planificación y preparación de las clases.

Bajo el 'autogobierno', las escuelas de Dallas ya no tendrían que ofrecer a los estudiantes y a los profesores los derechos específicos y garantías procesales en los procedimientos disciplinarios, ni conceder a los padres el acceso a la información básica sobre la educación de sus hijos.

En otras palabras, el 'autogobierno' haría la vida mucho cómoda a los gestores de las escuelas chárter deseosos de maximizar sus inversiones, a costa del sufrimiento de los profesores, los estudiantes y las familias.

No es sorprendente que la campaña de petición de 'autogobierno', ampliamente financiada y engañosamente envasada, ??no tuviera problemas para lograr las firmas necesarias para desencadenar el nombramiento de una comisión. Ahora la comisión preparará un plan para regir las escuelas de Dallas, el cual debe ser aprobado por los votantes en una elección que consiga una participación de, al menos, el 25 por ciento del electorado.

Todo este proceso, según afirman Vasquez Heilig y Riley, de la Universidad de Texas, crea una falsa 'ilusión democrática'.

Una democracia real, señala la pareja, implicaría un debate público abierto donde se comparasen diferentes propuestas para mejorar las escuelas públicas. Es decir, ofrecer a los votantes la elección entre propuestas con un historial probado de mejoras en el aprendizaje del estudiante —como la educación preescolar universal a tiempo completo— y las reivindicaciones de los defensores de las escuelas chárter.

Este tipo de democracia real, a día de hoy, parece algo muy lejano en Dallas. Pero la democracia real puede derrotar a los multimillonarios, tal y como sostiene la historiadora y ex-Subsecretaria de Educación, Diane Ravitch.

Connecticut, señala Ravitch, ha sido un criadero de "gestores de fondos de inversiones que han decidido que deben hacerse cargo del sistema escolar y 'charterizarlo'". En Bridgeport, la ciudad más grande del estado, los profesores y los grupos ciudadanos han unido fuerzas para detener la agenda de los gestores de fondos de inversión.

"Vosotros sois nuestra esperanza", dijo Ravitch refiriéndose los activistas de Bridgeport.

El multimillonario John Arnold tan sólo ofrece un puñado de dinero. Que empiece la batalla. Las votaciones sobre el autogobierno en Dallas podrían tener lugar en el mes de noviembre.

http://toomuchonline.org. Traducción para sinpermiso.info: David Torres Pascual

 

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