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Medio Oriente :: 23/07/2014

El régimen de Israel asesina porque puede

Miguel Ángel Llana
Y puede porque lo apoyan, legalizan y financian los EEUU y la Unión Europea

No hay otra salida, un Estado nacido de la violencia solo se puede mantener con cada vez más violencia. Solo un problema, los palestinos no lo aceptan.

Con tanta información supeditada a inconfesables intereses geoestratégicos acaban negando que Palestina es un país invadido y ocupado violentamente por los sionistas en 1948. Niegan y olvidan que Israel nació con violencia, es más, con terrorismo, y se mantiene con violencia y con más terrorismo. Y en esta lógica Israel exige a sus víctimas, después de desahuciarlas y de numerosos asesinatos, que lo reconozcan como único y legítimo propietario de los territorios que continuamente se van anexionando. La represión de cada día y las continuas masacres no tienen más objeto que eliminar a los palestinos e impedir el más mínimo desarrollo social, cultural y económico. Tratan de mantenerlos en la edad de piedra para que no puedan suponer amenaza alguna para el expansionismo israelí ni para la hegemonía de EEUU y de la UE en la zona, en una zona de tanto interés geoestratégico.

Las oleadas de bombardeos y de destrucción se repiten cíclicamente con cualquier pretexto, pero el objetivo es el ya señalado, Israel (EEUU y la UE) necesitan anular y mantener bajo mínimos a los palestinos. No les basta con tenerlos encerrados en las aldeas de Cisjordania ni en Gaza.

Los distintos gobiernos españoles son especialmente responsables de esta situación por su complicidad y apoyo a los gobiernos sionistas.

Todo lo que está sucediendo en Palestina es bien simple y no debiera requerir explicación alguna si no fuera porque los medios de comunicación y los gobiernos al servicio de intereses inconfesables convierten en culpable a la víctima y en víctima al culpable, con el agravante, además, de financiar, apoyar y legitimar cualquier crimen que Israel cometa o pueda cometer. Pero resulta que Palestina, además el país ocupado y prisionero, ha de ser y mantenerse sumiso, día tras día, mientras el invasor convertido en ocupante permanente continúa expulsando de sus tierras a palestinos indefensos para construir lo que han venido en denominar como “asentamientos”.

Cualquier resistencia, cualquier ejercicio de los derechos fundamentales por parte de los ocupados, de los palestinos, es calificado como agresión y como terrorismo sin importar que los hayan dejado sin casa, sin tierras, que los hayan hecho prisioneros por miles, durante décadas, sin proceso abierto alguno o que hayan asesinado a sus familiares. Y todo esto con la burla añadida de que “Israel tiene derecho a defenderse”.

Israel no es más que una base militar estadounidense y de la UE, su socio en la OTAN con la que mantienen colaboración recíproca, con la misión de mantener la zona, una zona de interés tan especial, lo más alborotada posible, recurriendo a procedimientos tan criminales como sea necesario. ¿Cómo se explica sino que todos los países de su entorno hayan sido agredidos, atacados y bombardeados por Israel, no solo sin condena alguna de EEUU o de la UE, sino con su protección y financiación?

La actuación de Naciones Unidas en el genocidio palestino es más que insultante. Israel no cumple ni ha cumplido ninguna de las Resoluciones dictadas por el Consejo de Seguridad y mucho menos con las de la Asamblea General. Sin olvidar que Israel, al igual que los EEUU, no han firmado la mayor parte de los acuerdos internacionales sobre los derechos humanos y un sinnúmero de otros derechos básicos.

Israel es un país creado y mantenido artificialmente por la UE y por los EEUU quiénes apoyan abiertamente el genocidio que, desde 1948, está cometiendo sobre los palestinos. Los intereses de la UE y de los EEUU prevalecen sobre cualquier derecho. Estas violaciones se suceden cada día, cada hora, en las inexistentes fronteras que teóricamente separan Israel de Gaza y de los pueblos y aldeas de lo poco que a los palestinos les queda de Cisjordania.

Israel es el único país que no tiene definidas sus fronteras, ni las tiene ni las quiere, solo le interesa la idea expansionista de seguir anexionando cada vez más tierras palestinas. En los olvidados acuerdos de Oslo el lema era paz por territorios. Los palestinos cedían y cedían territorios por paz, pero el resultado era el engaño, cada vez menos paz y menos territorios. Des de entonces en cada nueva negociación se repite el mismo resultado.

No existe pueblo ni aldea que no haya sido humillado por el ejército israelí, que no haya sido saqueado dejando atrás una secuela de destrucción, prisioneros, asesinatos y ruina económica.

Para viajar de un pueblo o aldea palestina a otro pueblo o aldea se ha de pasar necesariamente por los controles del ejército israelí, y pasas cuando te dejan si es que te dejan. La vida de los palestinos, su vida familiar, social, económica o de cualquier otra actividad está supeditada día y noche a la arbitrariedad de los soldados sionistas en cada puesto de control. Merece la pena recordar, como ejemplo, el largísimo cerco del ejército israelí a Belén. Todos cómplices, nadie dijo nada, salvo palabras tan huecas como hipócritas. Ni siquiera Naciones Unidas, ni el Vaticano, nadie.

Mantener aislados, cercados y bloqueados pueblos y aldeas, bombardear por tierra, mar y aire a la población civil, hospitales, almacenes de alimentos, escuelas, infraestructuras, viviendas, siempre es un crimen, un genocidio, salvo si lo hace Israel, entonces es un acto de legítima de defensa.

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