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Medio Oriente :: 30/07/2014

Gaza se desangra mientras el estado español lo lamenta.

Brigadas Internacionales Unadikum
Frente a la masacre del Pueblo de Gaza los representantes del estado español ofrecen palabras vacías que no significan nada, y otras cargadas de mensaje que nos lo dicen todo.

El Pueblo de Gaza recibe las condolencias del estado español, expresadas a través del Ministro de Asuntos Exteriores, el señor José Manuel García Margallo; sin embargo, los pésames a las familias por sus pérdidas y los deseos de pronta recuperación para las personas heridas no son más que formalismos políticos cargados de contenido humanitario. Por otro lado, la valoración personal de “agradable”, con la que el señor García Margallo calificó la entrevista mantenida con Abdel Fatah Al-Sisi, presidente de la República Árabe de Egipto, es una auténtica declaración sobre la determinación política del estado español en relación a esta matanza, de forma particular, y sobre su acción exterior en el conjunto de la región, de forma más amplia.

Y es que el estado español, desde su equidistante neutralidad, siente “orgullo” por la iniciativa de Egipto en su propuesta para un alto el fuego, que secunda y cuyos términos sólo significan, en realidad, regresar al punto de partida.

¿Cuántas veces tendrá la Franja de Gaza que volver a empezar? Si no hay una condena rotunda contra el régimen israelí por los crímenes de guerra cometidos, una reparación por los daños causados, que son del todo irreparables, y una garantía sobre el fin del bloqueo sólo habrán pasado, en el caso de que la ofensiva terminase hoy mismo, 23 días, más de 1.000 asesinatos y un torbellino de destrucción que traerán muchos pésames, grandes sumas de ayuda humanitaria y una agónica espera para que todo vuelva a empezar. Este ciclo, determinado por la política imperialista del régimen israelí, se repetirá hasta que el Pueblo de Gaza se quede sin fuerzas para seguir haciendo girar la rueda en la que la Comunidad Internacional le permite subirse, dentro de la jaula que le ha construido la entidad sionista con su bloqueo.

Esta descripción del conflicto no es ni novedosa ni desconocida, por lo que las declaraciones realizadas por el Ministro de Asuntos Exteriores español en las que reflexiona sobre la masacre del Pueblo de Gaza afirmando que tiene lugar “sin que nadie entienda porqué está muriendo ni para qué”, nos resultan, cuanto menos, no muy sinceras, ya que sería del todo inaceptable que alguien que ocupa la representación de las y los españoles en el exterior desconociese el fondo y no reconociese la forma de lo que está ocurriendo en Gaza.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el término genocidio refiere al “exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad”, entendiéndose que cualquiera de los siguientes actos, determinados por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, llevan a incurrir en tal crimen: matanza de miembros del grupo, lesión grave a la integridad física o mental a los miembros del grupo, sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que han de acarrear su destrucción física total o parcial, medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo y traslado por fuerza de niños del grupo a otros grupos.

Durante la operación “Margen Protector”, la entidad sionista ha cometido la mayor parte de las acciones antes tipificadas como genocidio, sino todas, contra la población de la Franja de Gaza.

Sin embargo, el estado español, a través de sus representantes, pretende mantener su neutralidad al tiempo que afirma que la única solución a la agresión, que denomina “conflicto”, pasa por “garantizar a Israel un estado seguro”; lamentablemente, para la entidad sionista su seguridad sólo está garantizada con la aniquilación del enemigo que ha construido derramando su violencia sobre Palestina durante décadas. La seguridad del régimen israelí excluye la existencia del Pueblo Palestino, por lo que el respaldo a las acciones de la entidad sionista implícitamente supone una condena a muerte para las y los palestinos.

El Derecho Internacional castiga no sólo al genocida sino también la instigación directa y pública a cometer genocidio, así como la complicidad en el genocidio; por lo tanto, las personas que no queremos mantener vinculación alguna con una entidad asesina y terrorista, como es la israelí, debemos posicionarnos de forma clara, no equidistante, neutral o ambigua, para despejar cualquier duda sobre nuestra implicación, en grado alguno, en unos hechos que serán, más pronto que tarde, juzgados por la Corte Penal Internacional; “los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en una época de crisis moral mantienen su neutralidad”( Dante Alighieri).

En el marco del estado de derecho definido en la Constitución española, es el mensaje de los representantes políticos, y no la voz de las y los españoles, la que determina la postura del conjunto social; sin embargo, de acuerdo a sus declaraciones y actuaciones, en relación al genocidio que el ejército israelí está cometiendo en Gaza, no dudamos al afirmar que el estado español y sus instituciones no representan ni defienden, en su acción exterior, los intereses del Pueblo.

De arriba a abajo, y de acuerdo con el actual marco constitucional, la máxima representación en las relaciones internacionales corresponde al presidente del Gobierno, el señor Mariano Rajoy Brey, quien aún no ha emitido consideración sustancial alguna sobre los hechos que vienen sucediéndose en la Franja de Gaza desde el pasado 8 de julio, fecha que refiere al inicio de la ofensiva “Margen Protector”, que no al origen de la violencia y la agresividad del ejército israelí derrama continuamente contra la población de la Franja de Gaza.

Al silencio del señor Rajoy, se superponen las labores diplomáticas del Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación y del representante de la embajada española en Tel Aviv, cuyas acciones políticas han de dirigirse, por encima de todo, a garantizar los intereses de la sociedad española y a asegurar la protección de las y los españoles, en el exterior. Sin entrar en contradicción con sus funciones, hasta ahora, sus actuaciones no se han traducido en muestras reales de apoyo o solidaridad para con el Pueblo de Gaza.

Además de lo ya comentado, el Ministro de Exteriores, el señor José Manuel García Margallo, quien recordamos habla en nombre de la sociedad española a la que representa, ha referido a la masacre bajo el eufemismo de “tragedia humana”, siguiendo la estrategia de querer presentar un conflicto político como si de un problema humanitario se tratase, evitando así la responsabilidad que le corresponde, de acuerdo a su cargo, de condenar el genocidio que está cometiendo la entidad sionista en la Franja de Gaza. Pero el señor García Margallo no sólo no asume su responsabilidad sino que la descarga contra la víctima, la población gazawíe, que según ha declarado tiene idéntica responsabilidad sobre los hechos que su verdugo, el ejército israelí. De acuerdo a la postura del Ministro de Exteriores, que condena por igual “la muerte de civiles inocentes en Gaza” y el lanzamiento “indiscriminado” de cohetes sobre ciudadanos israelíes, entendemos que, en el caso de que la población española fuera bombardeada de forma continuada e indiscriminada por un ejército exterior, la reacción adecuada del Pueblo, para él, debiera ser la de esperar pacientemente en sus casas el bombardeo o a que dicho ejército ocupase el territorio y personalmente lo echase a la fuerza del mismo.

Recordamos, primero, que Gaza no cuenta con un ejército y, segundo, que según la ONU “un pueblo bajo ocupación extranjera tiene derecho a resistirse y que una definición de terrorismo no debería derogar ese derecho”; en tanto que existe una clara diferencia entre la violencia y la defensa, que algunos insisten en no ver, aunque está recurra a la fuerza, a las armas. Por encima de esta consideración de la ONU, la entidad sionista ha calificado al Movimiento Hamas como grupo terrorista, en lo que ha sido secundada por su principal socio comercial, la UE, y por su gran apoyo internacional, Estados Unidos. El régimen israelí afirma que Hamas es un grupo terrorista, pero no olvidamos que también asegura que su actual intervención en Gaza busca “salvar la vida de inocentes palestinos” o que los cadáveres y la sangre en las escuelas y hospitales que ha bombardeado han sido “colocados por terroristas en un momento posterior” a que tuvieran lugar los ataques, según las propias fuentes israelíes.

Con todo, el Ministro de Exteriores va más allá de la fingida neutralidad y no duda en reafirmar “el derecho de Israel a defenderse”.

Por su parte, el señor Pedro López Aguirrebengoa, quien se encuentra al frente de la embajada española en Tel Aviv, tampoco ha condenado a la entidad sionista por esta masacre. Hasta el momento, su actuación se ha limitado a garantizar la protección de las y los españoles que se encontraban en la Franja de Gaza facilitándoles la salida del territorio, sin responder a las llamadas de las y los españoles que desde fuera y dentro de la Franja le han comunicado su postura a favor de que sea él quien lo abandone, como muestra de rechazo y condena.

Por otro lado, ante la falta de una mayor transparencia en el diálogo que, sin duda, está dándose entre la embajada española y el régimen israelí, no existe evidencia alguna de las acciones que el embajador haya podido emprender para garantizar la seguridad y la vida de nuestro compañero español, Manuel Pineda, que ha decidido libremente quedarse en Gaza y no abandonar al Pueblo como ha hecho la Comunidad Internacional. Dada la contundencia de esta afirmación consideramos que precisa una explicación: el señor López ha sido informado sobre la situación del compañero Manuel y su posicionamiento como escudo humano, junto con más internacionales, tanto en el Centro de Rehabilitación Al-Wafa como en el interior de las ambulancias; sin embargo, las fuerzas de ocupación israelíes han atacado tanto el hospital como las ambulancias, aún conociendo la presencia española. Estos hechos debieran haber llevado a la retirada de la embajada española de Tel Aviv, lo que no se ha producido; nos preguntamos entonces, y dado que el atentado directo y deliberado contra un español viene a sumarse a los cientos de asesinatos de palestinxs cometidos, qué tipo de intereses públicos sustentan tan inquebrantable unión.

Dada la contradicción entre la Voz del Pueblo y el mensaje de los representantes institucionales, y para despejar cualquier duda sobre la implicación, en grado alguno, de las y los españoles en unos hechos que serán, más pronto que tarde, juzgados por la Corte Penal Internacional, si es que “seguimos siendo humanos”( Vittorio Arrigoni), debemos gritar, para que nuestra rotunda condena al régimen israelí sea escuchada con claridad frente a la distorsión generada por la equidistancia institucional.

Por esto, nuevamente recordamos que contra el genocidio que la entidad sionista está cometiendo en la Franja de Gaza es necesario que las sociedades superen la parálisis y el silencio derivados de la supeditación de la ciudadanía a la indeterminación y la equidistancia de su representación institucional, en el marco del estado de derecho, y que protagonicen el movimiento y el ruido necesarios, desde su independencia, en determinación rotunda de su condena a estos crímenes, como ejercicio práctico de una libertad responsable sujeta sólo a la moralidad individual, en la que el principio de solidaridad con los pueblos oprimidos está mayoritariamente presente.

Israel dispara, la comunidad internacional calla, pero… tú silencio también mata.

Sólo el Pueblo salva al Pueblo!!

Todas somos Gaza!!

 

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