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Argentina :: 26/11/2015

Tras el derrumbe del castillo de naipes progresista: vamos hacia un nuevo ciclo de luchas sociales

Jorge Falcone
El 22 de noviembre no se libró una contienda entre el pueblo y la oligarquía, sino entre dos alternativas de sustentabilidad del capitalismo global en Argentina

El inédito triunfo electoral de los dueños del país (acostumbrados a irrumpir fragoteando)

En primera instancia, convengamos que – más allá de la composición específica de las opciones enfrentadas en el ballotage y de ciertos matices discursivos – el domingo 22 de noviembre de 2015 no se libró una contienda entre el pueblo y la oligarquía, sino entre dos alternativas de sustentabilidad del capitalismo global en Argentina.

Si bien la tendencia general preveía el resultado en cuestión, vale la pena destacar que prácticamente por primera vez desde la fundación de la República Argentina sobre la sangre del indio y el criollo, derramada por la fusilería británica del patriciado local, los oscuros mentores que se ocultan tras la colorida suelta de globos musicalizada con Gilda a la que nos viene acostumbrando la alianza Cambiemos, no ganaban apelando a las reglas de juego democráticas prescriptas en su propia Constitución (1853)

Sin embargo, no hace falta remontarse al Siglo XIX para pasar en limpio con nombre y apellido a qué intereses rapaces nos estamos refiriendo. Según reveló no hace demasiado tiempo el diario 'Bae Negocios', en marzo del año que culmina 70 empresarios se reunieron discretamente en Bariloche a los efectos de consensuar probables cursos de acción. Entre ellos, Urbano Ratazzi; Juan Pablo Bagó; Santiago Blaquier; Nicolás Braun (hijo del dueño de La Anónima); Alejandro, Patricio, Juan Martín y Marcos Bulgheroni; Eduardo Elsztain; los creadores de Olx.com y DeRemate.com; también el propietario de mercardolibre.com; Gustavo Grobocopatel; y Luis Pescarmona; entre otros.

Los participantes del encuentro, “exponentes de la nueva generación de patrones y el puñado de padres que los acompañaron”, debatieron con los intelectuales Tomás Abraham y Luis Alberto Romero, sobre los escenarios futuros, fundamentalmente el contexto electoral de 2015.

En paralelo, los padres de algunos presentes en el reservado cónclave, y otros empresarios pagaron 50 mil pesos [unos 5.000 dólares] el cubierto para aportar en la Sociedad Rural a la campaña de Mauricio Macri.

El dato cobra particular relevancia a los efectos de ir armando el damero de quiénes manejarán los hilos de la mediocre marioneta ungida presidente por voluntad popular (ǃ)

La gobernabilidad en un país polarizado

Los guarismos finales del reñido comicio (51, 41 % vs. 48,59%), si bien carentes de una composición cualitativamente homogénea, describen un panorama políticamente repartido en ambas cámaras y, lo que resulta potencialmente riesgoso, una sociedad significativamente desencontrada, que – sin desmedro alguno de ciertas transformaciones culturales producidas durante los últimos años – queda así al arbitrio del probable desmonte de cuanta política se emparente con el ejercicio de la Justicia Social.

Hacia el indulto de la “corpo” (o Magnetto está de fiesta)

Sabido es que, superados los Terrorismos de Estado del Siglo XX, la concentración económica y mediática rige la vida cotidiana en las Sociedades del Control. Sobre la base – consensuada entre quienes contra viento y marea no hemos renunciado al pensamiento crítico – de que el kirchnerismo representó la mascarada seudo progresista mediante la que se recicló el capitalismo argentino, siendo su máxima capitulación la de no haber desmontado el modelo sojero agroexportador y extractivista. Y habida cuenta que el cambio de signo en la administración del ejecutivo nacional previsiblemente entierre la trajinada nueva Ley de Servicios Audiovisuales (frenada hasta hoy con medidas cautelares), a la hora de revisar ciertas mitologías sostenidas contra toda evidencia en contrario, se impone recordar que el Decreto 527 del año 2005 promulgado por el gobierno que inicia su retirada prorrogó por una década (!) la licencia de los grandes medios de comunicación, contribuyendo así a consolidar la concentración de los mismos que – a la luz del panorama descripto – nos veremos sujetos a padecer por bastante tiempo más.

De la ciencia en manos de Monsanto a la energía en manos de Shell

En el “elenco estable” de la política vernácula casi no queda funcionario que resista los archivos. Pero, a la hora de dimensionar qué intereses vienen disputándose la Nación argentina de un tiempo a esta parte, bastan un par de ejemplos emblemáticos para echar luz sobre el particular:

El Ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao – encumbrado por la gestión que culmina su mandato y ensalzado por la vicepresidenta electa (!) – participó en 2004 de la elaboración del “Plan Estratégico 2005-2015 para el Desarrollo de la Biotecnología Agropecuaria” que el entonces Ministerio de Economía de Kirchner redactó a la medida de corporaciones como Advanta, Bayer, Nidera, Syngenta y Monsanto. La alquimia transgénica ha tenido rutilantes fracasos como la clonada oveja Dolly, “creada” en 1997 y sacrificada en 2003 con signos evidentes de envejecimiento prematuro. Asimismo, los cultivos transgénicos han ocasionado (y siguen ocasionando) severos impactos ecológicos, ambientales y socioeconómicos que obligan a las multinacionales de los agronegocios a destinar una parte de sus ingentes ganancias a una profusa propaganda en los medios, al soborno de funcionarios y a la cooptación de científicos.

El candidato a ocupar la cartera de energía, Juan José Aranguren, ex ejecutivo de la empresa holando-británica Shell, es conocido en círculos políticos por su proverbial desprecio hacia la soberanía energética de los argentinos, y en repetidas ocasiones ha manifestado su pretensión de que los ciudadanos paguen la nafta, la energía eléctrica a valores internacionales, en relación al precio del dólar y no de los costos argentinos.

Datos como los expuestos arriba resultan insoslayables si realmente se pretende encarar la defensa de los intereses nacionales contra el asedio del capital monopólico.

La filosofía procesista de la “Memoria Completa”

En 2004, una investigación del portal Indymedia ubicó a la organización Argentinos por la Memoria Completa detrás de una ola de intimidaciones por mail a periodistas e integrantes de organismos de derechos humanos. Desde el comienzo de los juicios por crímenes de lesa humanidad, participaron en cuanto acto por la reivindicación del terrorismo de Estado hubo. La posibilidad de tejer un sistema de alianzas, que por ahora no va más allá de una adhesión simbólica o de la presencia de algún político reconocible en algún acto de Memoria Completa, ha llevado a un aggiornamiento de la manera en que sus textos organizan el material ideológico.

Un libro de Etchecolatz escrito con llamativo descuido, incluye connotaciones sobre las que vale la pena detenerse: “No luchamos para quitar vidas, sino para desterrar un mal que quería someterla (supuestamente se refiere a la Patria) a la opresión, para desechar una implementación ideológica jamás aceptada por los argentinos o una sutil intención de desvirtuar nuestra identidad Cristiana. Porque no nos gusta la intromisión de insectos foráneos”. El “argumento” remite a una prosapia de larga data inaugurada en la segunda mitad del siglo XIX por el positivismo con su sistema de metáforas médicas para describir el funcionamiento social: organismos, anticuerpos, curas radicales, las cirugías sin anestesia que poblaron los discursos de Menem. Según esta perspectiva, que fue hegemónica durante el Proceso y que aparecía de manera persistente en la publicidad oficial, la subversión era una invasión de ideas e idiosincrasias foráneas y ajenas al sentir de los argentinos. Etchecolatz se inscribe claramente dentro de esa línea y sus acciones se describen como una guerra santa, en la que se defendía a la vez la cruz y la bandera.

En las últimas horas, el escrache perpetrado contra el ex centro de detención clandestino Mansión Seré así como el editorial del diario oligárquico 'La Nación', permiten aventurar que si esta “derecha cool” no arremete drásticamente contra las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, acaso tome letra de sus viejos aliados procesistas a la hora de complementar homenajes póstumos, monumentos y museos con la gradual inclusión de los “crímenes de lesa humanidad” supuestamente perpetrados por el ERP o Montoneros, circunstancia que amerita hacerse cargo de complejizar y profundizar un debate estancado sobre los enfrentamientos de los años 70s. Y si ha ratificado la continuidad de los Juicios de la Verdad, lejos de tratarse de un arrebato progresista, tal gesto obedece a que la alianza entre represores uniformados y oligarquía vernácula se rompió tiempo ha, cuando algunos uniformados comenzaron a romper el pacto de silencio con sus sponsors de otrora. En todo caso, lo más complicado ahora será sentar en el banquillo a los financistas del genocidio.

El frente regional conservador

La presencia en los festejos de Cambiemos de la esposa del golpista venezolano Leopoldo López constituye el grosero adelanto de lo que habrá de ser la política de alianzas continentales de la fuerza presta a ocupar la Casa Rosada, acostumbrada a fomentar el padrinazgo de Vargas Llosa o de Aznar en cónclaves que habrán de producirse cada vez con mayor asiduidad. Como habilita  a presumirlo la primera conferencia de prensa del presidente electo, que ya señaló al golpista paraguayo Cartés y al sucesor de Uribe en Colombia como algunos de sus interlocutores predilectos.

El nuevo gremialismo de base y la perspectiva de reunificación de las centrales obreras al calor de la lucha social

Sin embargo, en las catacumbas del devenir partidocrático no sólo se mueven intereses conservadores. Nuevas camadas de dirigentes y delegados están comenzando a consolidarse en el mapa sindical y producen transformaciones para seguir de cerca, como los metrodelegados del subte, que lograron conformar un sindicato propio con reconocimiento oficial, o el de los ferroviarios de la línea Sarmiento, que se convirtieron en referentes del gremialismo combativo.

La mayoría proviene de esa izquierda que nunca pudo disputarle seriamente al peronismo el predominio en el movimiento obrero, pero los que se consolidan y tienen mayor respaldo de sus bases son precisamente los que se alejan de cierta práctica sectaria que caracterizó a algunas agrupaciones del tronco marxista-leninista-trotskista, y hoy no reniegan de aliarse con sectores peronistas, predican la unidad de la CGT, critican la atomización de los sindicatos y no atan su estrategia a la línea política de ningún partido. Basta con salir a la calle para saber que las medidas de fuerza se multiplican en sectores clave, sobre todo en el transporte, porque allí hay cuerpos de delegados indomables. Es decir, hay una sugestiva cantidad de medidas de fuerza que fueron decididas sin ningún aval orgánico de quienes manejan los sindicatos. Es el primer indicio de que existe una brecha entre los trabajadores y las entidades que los representan.

Osvaldo Battistini, sociólogo, profesor de la UBA e investigador del Conicet, afirma que “más que un fenómeno de burocratización, lo que se produce es un distanciamiento muy grande entre esos trabajadores que cambiaron y la identidad tradicional de los dirigentes sindicales”. “El sindicato se sostiene igual, y esto tiene que ver con la estructura legal y el aparato en sí mismo, pero – advierte – los trabajadores cambiaron y ellos no se dieron cuenta”.

La etapa parece signada por trabajadores nuevos (Kraft, Pepsico, Bonafide y Felfort) y sindicatos viejos que no los necesitan para sobrevivir (apuntalados, además, por elecciones tramposas y estatutos que desalientan todo tipo de oposición interna). Allí, en ese caldo en que se cocinan hoy las tensiones del mundo laboral, es donde la izquierda y sectores combativos independientes encuentran el mejor escenario para multiplicarse.

¿Será capaz la mega devaluación que se avecina de disminuir dicha brecha para avanzar hacia la imprescindible confluencia del movimiento obrero organizado, condición más que vital para resistir semejante ajuste?

¿Hacia la reunificación del peronismo?

Y, en el contexto analizado, ¿volverá a verificarse la capacidad del peronismo para estrechar filas ante un eventual embate gorila? ¿Será el de los gobernadores, el FPV, y el massismo el correlato aggiornado de los tres troncos históricos: ortodoxo, progresista (que no ya [en este siglo XXI] revolucionario), y liberal?

Demasiados interrogantes para un campo popular que, autocríticas mediante, seguramente requerirá refrescar sus mejores tradiciones de lucha para recuperar las calles cerrando paso al avance de esta “simpática” oligarquía reciclada al Siglo XXI.

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