Hator hator…

Durante toda la vida, nos han intentado educar de manera que hemos tenido que asumir unas normas establecidas. Desde unas doctrinas marcadas desde el Estado y la Iglesia, que nos han negado la existencia como entes LIBREs y organizados de esta sociedad.

Las herramientas del sistema hegemónico, siempre han sido las mismas, el miedo y la represión, que han favorecido la reproducción de los roles establecidos del sistema. Ya sea con los intentos de aniquilación de nuestra cultura, mediante multas, tasas y demás discriminaciones, el encarcelamiento de las personas que han tratado de reivindicar nuestros valores, la deslegitimación de nuestro idioma, persecución de nuestros jóvenes o la imposición de leyes, que han rozado los limites más absurdos del sistema jurídico y penal. El cual ha marcado nuestra acción de empoderamiento respecto al sistema neoliberal y patriarcal que hemos padecido.

Durante este largo tiempo, siempre en Euskal Herria, así como en el resto de pueblos oprimidos del planeta, hemos trabajado en la construcción de un modelo alternativo basado en la insumisión, la solidaridad y la desobediencia. Nos han tachado de anti sistemas, de malhechores e incluso de terroristas, solo por haber tenido la ilusión de ver la realidad desde una óptica alejada a la que nos han mostrado en el sistema establecido. Lo que no han sabido entender es que el fruto de lo construido entre toda la sociedad (o gran parte activa de ella) de una manera comunitaria, tiene frutos inimaginables, frutos como el empoderamiento de nuestras propias herramientas de trabajo, nuestros métodos de disfrute o de nuestra propia identidad como pueblo.

Ahora bien, me gustaría preguntar a todos los escépticos de la clase cómoda que ha amamantado los medios de comunicación del capital y defensores del modelo de estado que aún padecemos: ¿Cómo van a deslegitimar la acción solidaria e insumisa de este pueblo? Cuando en su época consiguieron abolir el servicio militar obligatorio “la mili”, cuando hemos conseguido emancipar las instituciones e intentar establecer un proceso de emancipación de las mismas para el pueblo mediante “un cambio de 180º”, cuando hemos sabido sacar adelante nuestros propios medios de comunicación, nuestras propias ikastolas y comenzar con la construcción de nuestros propios modelos económicos sostenibles reforzando los productos locales entre todos y todas, siempre bajo una perspectiva de género integradora e internacionalista.

Como ya he dicho, nuestro pueblo ha sido un pueblo que ha construido, ha reconstruido lo que nos han derribado y ha afianzado este modo de participación social integradora. Está claro que no todo ha sido un camino de rosas, está claro que se han cometido errores, que no ha habido decisiones fáciles y que desde la crítica constructiva hemos aprendido de nuestros fallos, unos los hemos convertido en virtudes y con otros nos hemos vuelto a tropezar.

Pero si de construcción y del buen hacer se habla, no hay mayor ejemplo que el que ha demostrado la construcción de esa red solidaria, que ha conformado mediante la desobediencia ese muro popular que, nos ha empoderado, que los ha protegido y que poco a poco, piedra a piedra, como se dijo en Donostia o en Barañain, ha sido una vez más una demostración de fuerza aglutinadora en la que se han ido marcando objetivos y que poco a poco los ha ido consiguiendo.

Por eso mismo, en estas líneas no cabe más que felicitar, a todo el trabajo que se está haciendo, a todo el trabajo realizado. El cómo ante los ojos expectantes de miles de lugares de este planeta hemos dado un paso al frente y hemos dicho ¡ya vale, hostia! Por esto mismo y mucho más: Zorionak eta Ongi Etorri guztioi!!!

PD: Hator, hator mutil etxera, gaztaina ximelak jatera, Gabon gaua ospatutzeko, aitaren eta amaren ondoan. Ikusiko duk aita barrezka, amaren poz ta atseginez….